Así es un camión del Dakar

Un recorrido tan exigente como el del Dakar requiere de un camión robusto y técnicamente muy complejo para sobrevivir a las sorpresas de este durísimo rally.

Texto: Iñaqui Núñez

Así es un camión del Dakar
Así es un camión del Dakar

La edición 2016 del Rally Dakar está lista para arrancar el próximo día 3 de enero con la primera etapa de competición que tendrá como punto de partida la capital argentina de Buenos Aires, para culminar el 16 de enero en la ciudad de Rosario, tras un periplo en el que se incluye varias etapas por tierras de Bolivia.

Una competición en la que al igual que en ediciones anteriores, los camiones tienen una presencia muy relevante, no sólo como porteadores de los equipos de asistencia y de todo el material necesario para la organización de un evento de estas dimensiones, sino como competidores en esta categoría con un total de 56 inscritos.

Corpulentos corredores que al igual que el resto de los vehículos que participan en una competición tan exigente, los camiones del Dakar requieren de una preparación concienzuda si se quiere, no ya alzarse con un triunfo, sino sencillamente llegar a completar el recorrido.

Básicamente y en la mayoría de los casos, la preparación parte de un camión de obras o trabajos extraviales para aprovechar su robustez y el esquema de tracción, ya sea en configuración de dos o tres ejes.

El chasis de un camión del Dakar se refuerza en las zonas donde la estructura sufrirá las mayores tensiones como los soportes de ejes, motor, depósitos, equipos auxiliares o suspensiones, teniendo siempre en cuenta que debe mantener una gran flexibilidad para poder contorsionarse en las zonas quebradas de la ruta, todo ello escatimando al máximo los kilos para no penalizar en consumos y agilidad.

Camión DakarEl camión del Dakar, el arte de mover el corpachón

La cadena cinemática, uno de los puntos fundamentales, cada participante opta por el motor más potente y fiable que según las normas pueda montar su camión, con potencias que van desde los 700 CV hasta los 1.000 CV, acoplados a cajas de cambios normalmente manuales de 16 relaciones, aunque este año el equipo Kamaz estrena por primera vez una automática. Los desarrollos de las cajas se modifican para conseguir una buena combinación entre la fuerza que se necesitará en las zonas trialeras, donde también disponen de una caja de marchas reductora y de bloqueo de los diferenciales, con las de mayor velocidad, limitada por reglamente a 140 km/h de los tramos más rápidos.

Las suspensiones de un camión del Dakar, uno de los elementos que mayor desgaste sufre durante unos recorridos tan abruptos como los de esta prueba, requiere un trabajo pormenorizado y donde se va una de las partidas más altas del presupuesto.

En la parte elástica se mantiene las ballestas, aunque con un limitado número de hojas para ganar el flexibilidad, y se adapta un sistema de doble amortiguación con regulación hidráulica de dureza para controlar el efecto “saltarín” de una masa tan enorme en zonas de alta velocidad, manteniendo un elevado recorrido de rueda en las zonas abruptas.

Como neumáticos se instalan equipos especializados Off-road con tacos muy gruesos, cuya presión se controla desde la cabina mediante una consola para adaptarlos a tipo terreno por el que se circule.

Tanto el circuito eléctrico como el hidráulico se protegen en las zonas más vulnerables frente a roturas por las fuertes vibraciones, la humedad y las inclemencias del tiempo hasta hacerlos casi blindados, mientras que tanto la admisión de aire para el motor como el escape, se elevan como protección antes los golpes y para poder afrontar vadeos en zonas de agua.

La cabina de un camión del Dakar: lo mínimo posible

En la cabina se reduce el equipamiento a lo mínimo imprescindible con el fin de rebajar peso e intentar compensar el lastre que supone el motor y la propia cabina, respecto a la zona trasera, para conseguir un vehículo los más estable posible que ”aterrice” plano y equilibrado.

Cabina camión DakarPara conseguir este efecto, los depósitos de combustible se instalan de manera habitual en la parte posterior, en una zona protegida de golpes.

La normativa a este respecto establece que el vehículo debe tener una autonomía de 880 km con el margen de seguridad, por lo que la capacidad de estos varía en función del tipo de camión, pero suele situarse entre los 600 y los 1.000 litros, aunque no faltan los sobresaltos en las etapas más radicales.

Una cuestión esta de la autonomía en un camión del Dakar que no siempre está muy clara, pues hay zonas donde el motor trabaja al máximo esfuerzo y los consumos instantáneos superan el litro de gasóleo por minuto.

La dotación minimalista de un camión del Dakar contempla un arco de seguridad para evitar la deformación de la cabina y garantizar un espacio de supervivencia de los ocupantes frente a un impacto.

Tres asientos de seguridad tipo Baquet con cinturones de arnés anclados a la estructura inmovilizan a los ocupantes en sus puestos. En este sentido hay que decir que aunque la cabina de estos camiones es abatible, salvo los que llevan motor avanzado, para evitar accidentes como los sucedidos en el pasado cuando los ocupantes salieron disparados por el parabrisas al romperse el mecanismo de sujeción de esta, en la actualidad se añaden unos gruesos cables de acero que la inmovilizan frente a una posible basculamiento accidental.

En la caja de carga del camión del Dakar, obligatoria por normativa, se suelen llevar los recambios mínimos imprescindibles para solventar una posible incidencia durante la etapa, una rueda de repuesto, cintas para arrastre, alguna hoja de ballesta y poco más, salvo en caso de los camiones que trabajan como la asistencia rápida de otros pilotos en los que el vehículo pueden llegar a superar las 10 TN de MMA, teniendo en cuenta que el peso mínimo según el reglamento es de 8.500 kilos.

Palieres, ejes, turbos manguitos, bombas de frenos y un largo etcétera de tornillería y herramienta completan la carga de estos “escuderos” del camión del Dakar, que se ven penalizados por el peso y la necesidad de tener que parar obligatoriamente a prestar asistencia a su jefe de equipo durante el recorrido.

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