Vuelve la diversión

Ya se ve el semáforo de salida. La Fórmula 1 arranca en Australia su campaña 2002. El aplastante dominio de Ferrari tiene por primera vez a dos oponentes capaces de superarlo: Williams y McLaren.

Si McLaren es el equipo favorito para desbancar a Ferrari por poderío económico y técnico, Williams es el que puede presentar la batalla más dura. Sus dos pilotos, Ralf Schumacher y Juan Pablo Montoya, están juramentados para ganar a cualquier precio. Rayando en la temeridad, el colombiano deslumbró el año pasado por sus adelantamientos con el cuchillo entre los dientes y su audacia irreverente. También destacó por sonadas roturas de motor y salidas de pista. Schumacher, algo menos vehemente, demuestra que comparte los genes de su hermano y progresa sin parar. El año pasado ya ganó dos carreras y para esta temporada es claro favorito. Los dos hombres de Williams, con el apoyo de Marc Gené como probador, cuentan con un coche que pasa por llevar el mejor motor de la competición. En 2001, el BMW rindió por encima de los 840 CV y se especula con que este año supere por mucho esa cifra. También contaban el año pasado con uno de los sistemas electrónicos más sólidos para el control de tracción y el lanzamiento en la salida. Donde tienen más problemas los de Frank Williams es en su entendimiento personal. Schumacher y Montoya están claramente enfrentados y rivalizan por demostrar cuál es el mejor. Esto puede perjudicar a la escudería, aunque Frank Williams ya les ha dado un toque de atención: “sigo muy de cerca la carrera de Button en Renault y, si lo hace bien, cuento con él para un volante en Williams el año que viene". Esta noticia, pésima para las aspiraciones de Gené, es una clara advertencia a los dos pilotos titulares. El año pasado hubo otro equipo que asombró a todos: Sauber. La escudería suiza, con motores Ferrari del año anterior, se colocó cuarta de la mano de dos pilotos que no contaban entre los de cabeza, Heidfeld y Raikkonen. El finlandés se ha ido ahora a McLaren y su lugar lo ocupa Felipe Massa, un brasileño que llega con marchamo de futuro campeón.
En los primeros entrenamientos, los dos hombres de Sauber se han mostrado muy rápidos y resistentes. A nadie debería sorprenderle que volvieran a imponerse al grupo de tres o cuatro equipos que luchan siempre por ser “el mejor de los demás".

Ese grupito de equipos que se enfrenta a los tres de cabeza para llevarse las migajas está formado por Jordan, Bar, Jaguar y, posiblemente, Renault. En Jordan han fichado al japonés Takuma Sato y han recuperado a Fisichella, que ya corrió con sus colores en 1997. El equipo ha logrado superar sus problemas de financiación y promete grandes mejoras mecánicas. Cuenta todavía con un motor Honda oficial, lo que es garantía de velocidad y solvencia.
También lo es para BAR, el multimillonario equipo de Craig Pollock, que ha dejado su sitio a David Richards, también patrón de Prodrive-Subaru en los rallies. Cuentan con Jacques Villeneuve y Olivier Panis como pilotos. Son dos hombres muy experimentados -Villeneuve tiene un título mundial-, pero llevan tiempo sin lograr grandes resultados. El motor Honda los iguala con Jordan, con lo que se repetirán sus interesantes duelos del año 2001.

En Jaguar corre Pedro Martínez de la Rosa, el único español que empezará la temporada al volante. Junto con Eddie Irvine tratará de hacer que mejore un coche bastante irregular. En la pretemporada han tenido muchos problemas mecánicos y De la Rosa andaba por los boxes con cara de pocos amigos. El año pasado demostró que podía ser más rápido que el irlandés, pero la mecánica no le acompañó como quería. La escudería tiene muchos problemas “políticos" tras la toma del poder por parte de Ford. Esto puede ser fundamental a la hora de tomar decisiones que mejoren el trabajo y el rendimiento de los coches.