Las grandes ciudades hacen esfuerzos por restringir su entrada, el Gobierno anuncia una subida de impuestos, cada vez son más los países con planes para eliminarlos de sus ciudades y algunas marcas ya han anunciado el cese de su producción. Normal que el Diesel sufra un continuo descenso de ventas en nuestro país, pero, ¿cuál es la situación en el resto de Europa?
Al igual de lo que sucede en España, el Diesel está sufriendo un evidente retroceso en el resto de países europeos, aunque ni mucho menos tiene repercusiones directas en un brusco crecimiento de los combustibles alternativos. Cierto es que hay países donde los híbridos enchufables y eléctricos han ocupado gran parte de las ventas de los últimos años, pero la renta de sus habitantes y su geografía beneficia en parte la adquisición de estos vehículos. No ha sucedido lo mismo en otros lugares.
La bajada del Diesel en España
La atmósfera generada alrededor del vehículo Diesel ha provocado un importante descenso en las ventas de los vehículos movidos por este tipo de combustible en nuestro país, pero, a pesar de todo, el 48 por ciento de los automóviles de España son Diesel, por encima de la media europea, que se sitúa en un 44 por ciento.
Como decimos, las ventas han decrecido en gran medida. Hace apenas un lustro, más del 66 por ciento de los vehículos vendidos en nuestro país eran Diesel, mientras que en el pasado mes de agosto, los concesionarios apenas consiguieron colocar un 36 por ciento de automóviles movidos por dicho combustible, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac).
Sin embargo, la brusca caída no ha tenido la repercusión esperada a favor de los combustibles alternativos. El gran beneficiado es la gasolina, lo que ha llevado a un aumento de las partículas de CO2 en suspensión, pues al contrario del Diesel, este combustible es más dañino con la atmósfera, aunque sí produce menos NOx, directamente ligado a los problemas respiratorios y diversos tipos de cáncer. Tanto es así que más de la mitad de los coches que se venden actualmente en España son gasolina.
En cuanto a las energías alternativas, la representación apenas llega al 5 por ciento de las ventas y de éstas, prácticamente la mitad se las llevan los híbridos pues, a pesar de un espectacular crecimiento de los eléctricos en comparación a 2017, el cese de las ayudas estatales también han sufrido un duro frenazo para la electricidad como combustible preferido.
Resumiendo, el desconocimiento y la falta de infraestructuras ha llevado a un claro descenso del Diesel y una gran subida de los coches movidos por gasolina, mientras que las energías alternativas, que deberían haber sido las grandes beneficiadas, continúan creciendo a un ritmo muy lento y directamente ligadas a las ayudas estatales.
Habría que preguntarse por qué los compradores están prefiriendo la gasolina frente a otros combustibles menos contaminantes como el GLP o el GNC, por qué no se invierte en las infraestructuras necesarias en las zonas rurales españolas, y por qué quienes viven en grandes ciudades no provocan una clara subida de los automóviles híbridos, eléctricos e híbridos enchufables.
El Diesel en otros países de Europa
Gracias a un estudio de Jato, analistas y consultores especializados en el mercado automovilístico, hemos conocido qué cuota de mercado ocupa el Diesel en cada país europeo. Así, España, de los 26 Estados analizados, se encuentra en la novena posición con mayor cuota de coches Diesel en el mercado.
En lo más alto de la tabla, Irlanda cuenta con un 65 por ciento de vehículos movidos por este combustible aunque, sin duda, lo más llamativo es que su descenso ha sido de un 20 por ciento de ventas en los primeros meses de 2018 y, pese a ello, se mantienen por encima del 50 por ciento cuando se trata de comprar un coche, lo que explica el altísimo porcentaje de automóviles Diesel en el país.
Pese a ello, los datos son similares a los de nuestro país en lo que a combustibles alternativos se refiere, con un crecimiento que ha situado a los híbridos en el 5 por ciento de la cuota de mercado.
Por debajo, Portugal e Italia se encuentran en valores altísimos de representación de coches Diesel en su mercado automovilístico. Sin embargo, la gran diferencia de Italia con el resto de países de la lista es la presencia del GLP como un combustible alternativo muy utilizado. La tradición del gas licuado de petróleo en el país transalpino es larga y los buenos ojos de la Unión Europea hacia el gas facilitan su crecimiento.
Pese a que Italia es el país con más vehículos movidos por GLP en su parque automovilístico, en proporción, Polonia ocupa la primera posición, pues es el que mayor cuota de mercado presenta en este aspecto. Tanto es así que, con el 28 por ciento, es el cuarto país con menos automóviles Diesel.
Precisamente en este punto destacan los Países Bajos y los nórdicos que, salvo Suecia, ocupan las cuotas de mercado Diesel más bajas, aunque la representación de la electricidad es muy desigual. Mientras que en Noruega se han hecho grandes esfuerzos por electrificar el mercado, con gran éxito, en Países Bajos se ha preferido optar por los híbridos enchufables. De hecho, este tipo de combustible suele ocupar las primeras plazas como los más vendidos.
La renta discrimina el uso del Diesel
Si a los coches eléctricos se les pone alguna pega siempre se salen a reducir la falta de infraestructuras… pero también el alto precio de los mismos. Y es que si bien el automóvil eléctrico puede ser rentable a largo plazo, la tecnología sigue suponiendo un coste inicial que no puede ser asumido por los ciudadanos de muchos países si no es a través de ayudas estatales.
Como decíamos,en España el crecimiento de los automóviles eléctricos se ha frenado bruscamente con el cese de las ayudas estatales y lo mismo sucede entre los países con rentas más bajas. Portugal, Italia, Croacia o España así lo confirman. Por lo general, existe una discriminación por renta y se observa que a menos de ésta, mayor es la cuota de mercado del Diesel. Irlanda es la única gran excepción de esta lista y podría deberse a que la intención estatal por electrificar el mercado no ha sido tan agresiva. De esta manera, la mayor renta frente a los países anteriores podría haber sido redirigida a grandes motores Diesel de marcas Premium (Irlanda tiene un salario medio de unos 36.000 euros, por los 26.000 euros españoles).
Holanda, Noruega, Finlandia, Dinamarca o Suiza son ejemplos de todo lo contrario, con un amplio margen de su parque automovilístico ocupado por automóviles electrificados en mayor o menor medida. Tan sólo Estonia y Polonia incumplen esta tendencia pero, como hemos dicho, el GLP forma parte importante de su cultura automovilística.
Bien es cierto que los coches eléctricos pueden acabar siendo más ahorrativos que los automóviles Diesel o gasolina y pueden ofrecerse como una gran opción para quien vive en una vivienda unifamiliar en una zona rural, con capacidad para instalar un punto de recarga en su casa y placas solares para disminuir el consumo. Sin embargo, la inversión inicial es tal que pocos contemplan esta posibilidad como real y prefieran comprar un Diesel o gasolina porque el precio del automóvil también es mucho menor de partida que el de uno eléctrico del mismo segmento.