Frenar los niveles de emisiones de CO2 y frenar también los niveles de emisiones de NOx (óxidos de nitrógeno). Según los informes de diversos organismos medioambientales y de la salud, las emisiones NOx son las más perjudiciales para la salud de las personas. Por ello, con el objetivo de tratar de reducirlas de forma sustancial, Holanda acaba de anunciar y aprobar una medida muy restrictiva que ya está causando revuelo en el Viejo Continente: reducir el límite máximo de velocidad a los 100 km/h en autopistas y autovías.
Según una información publicada en la edición digital de El País, el primer ministro liberal holandés, Mark Rutte, ha definido dicha medida como “infecta" pero necesaria para frenar la contaminación y para evitar la pérdida de empleos.
El nuevo límite de velocidad máxima de 100 km/h en las carreteras holandesas (el máximo, en la actualidad es de 130 km/h), va a empezar a estar vigente a comienzos de 2020 y se hará efectivo durante el día, entre las seis de la mañana y las siete de la tarde (desde la siete de la tarde y hasta las seis de la madrugada sí que podrán circular los turismos hasta los 130 km/h en autopistas y autovías). Según los informes que maneja el Gobierno holandés, esta medida sí que permitiría reducir las emisiones de NOx durante las horas principales en las que se concentra mayor tráfico en carretera. La multa económica a todo aquel conductor que circule a más de 100 km/h durante el día ascenderá a los 234 euros.
Además de imponer una nueva restricción en los límites de velocidad en las carreteras holandesas, el Gobierno de este país también ha diseñado otra batería de medidas para mejorar la calidad del aire y reducir de forma paralela los niveles de NOx. A la nueva medida sobre el límite de velocidad hay que sumar una inversión de 250 millones de euros, que se destinarán a regenerar espacios naturales dañados por el exceso de NOx.
Las medidas anunciadas por el Gobierno holandés también afectarán al sector de la agricultura y de la ganadería, ya que está previsto cambiar la composición esencial del pienso que come el ganado, que contiene ciertas cantidades de amoniaco. De forma paralela, también se va a cambiar la composición del estiércol (también con amoniaco) así como tratar de frenar los efectos nocivos que llevas las sustancias alquilperfluoradas (PFAS, en sus siglas en inglés) en aguas, suelos y lodos.