Navarro se prepara para asumir un PSC que con Montilla 'ha tocado fondo'

El primer secretario del PSC, José Montilla, se ha despedido hoy como líder del partido con un discurso plagado de autocrítica y con un fuerte voto de castigo en el que ha admitido que el PSC 'ha tocado fondo', una organización cuyas riendas previsiblemente asumirá mañana el alcalde Pere Navarro.

Navarro, alcalde de Terrassa, es el candidato con más apoyos para suceder a Montilla en la primera secretaría y por ello parte como claro favorito ante los otros dos aspirantes, el alcalde de Lleida, Àngel Ros, y el exprimer edil de Vilanova i la Geltrú Joan Ignasi Elena, ambos de sectores denominados catalanistas.

Ros y Elena estudian unir sus candidaturas mañana aunque ambos ya tienen los avales necesarios para formalizar la apuesta de optar a una primera secretaría que con toda seguridad quedará en manos de Navarro, con más apoyos internos y quien podría contar en la futura organización con dirigentes como Daniel Fernández.

Navarro cuenta con más de 300 avales, mientras que Ros cuenta con 104 y Elena con 90, aproximadamente, según fuentes socialistas.

Fuentes de la candidatura de Àngel Ros admiten que está sobre la mesa la posibilidad de que éste, que da más importancia a competir más adelante en unas primarias por la candidatura del PSC a la Generalitat que a liderar el partido, renuncie justo después de su discurso en favor de Elena, aunque no hay nada cerrado del todo.

Más allá de esta duda, la primera jornada del congreso del PSC ha deparado dos noticias importantes: el partido ha avalado a medias a Montilla por su gestión en estos once años y el PSC ha dado pasos adelante en su democracia interna, pues ha votado el informe de gestión del primer secretario de forma secreta y ha dado opción a que se presenten más de una candidatura para relevar al líder.

Un dato de que el congreso no ha sido el habitual es el importante voto de castigo que ha recibido Montilla, cuyo informe de gestión ha sido avalado con sólo el 64,51% de los votos de los delegados, cuando lo habitual hasta ahora era por encima del 90%.

En un discurso de despedida en el que ha llegado a pedir 'perdón' a la militancia, Montilla ha admitido que el partido se aisló para no perjudicar a un gobierno catalán tripartito ya desgastado por sus luchas internas.

Asimismo, ha admitido que no hubo democracia interna en el PSC y no le han dolido prendas en cargar con las culpas del último ciclo de derrotas electorales.

Montilla, emocionado al final de su discurso, ha reivindicado no obstante la labor en el Govern y ha opinado que la factura electoral que ha pagado el socialismo catalán quizás haya sido 'injusta y excesiva'.

Más allá de la profunda autocrítica de Montilla, que ha animado a una cierta catarsis interna tras el descalabro en el último ciclo electoral, el PSC ha adoptado varios cambios para reforzar su democracia interna.

El informe de gestión se ha votado en secreto, tal como pedían colectivos minoritarios del PSC, y el partido ha cambiado su modelo de elección del primer secretario.

Tras una reunión antes del inicio del congreso en la que han participado todos los candidatos y Montilla, los diferentes sectores han pactado rebajar el número de firmas necesarias para formalizar cada candidatura -de 166 a 83- y votar por separado la ejecutiva de la primera secretaría.

De esta forma, los 830 delegados convocados al congreso podrán decidirse mañana entre varios candidatos, otro cambio en la cultura política del PSC, que siempre había llegado a los congresos con una única candidatura.

Otra prueba de la necesaria unidad que se ha propuesto la organización es que todos los aspirantes a la primera secretaría han garantizado que, gane quien gane, habrá una ejecutiva de integración.

Además de escoger primer secretario, la jornada de mañana se dedicará también a discutir una ponencia congresual con asuntos claves, como celebrar unas primarias abiertas a toda la ciudadanía para elegir candidato a la Generalitat, si el PSC opta a tener grupo o voz propia en el Congreso y diferentes asuntos sectoriales, como abandonar la energía nuclear.