El recorte aprobado en la sesión plenaria del Parlamento Europeo pasa por una reducción de emisiones de CO2 de turismos nuevos del 20% en 2025 y del 40% para 2030, en relación a 2020. El texto fija porcentajes similares de recorte para los vehículos comerciales.
Este recorte es inferior al que reclamaba la comisión de Medio Ambiente de la Eurocámara (del 45%), pero diez puntos superior a la propuesta lanzada por la Comisión Europea, que defiende una disminución del 30%.
Así mismo, los fabricantes que superen los porcentajes establecidos deberán pagar una multa que la UE invertirá en formación para trabajadores afectados por los cambios provocados por la transición ecológica.
Por otro lado, según la posición defendida por los eurodiputados, los fabricantes deberán garantizar que los vehículos menos contaminantes –eléctricos y aquellos que emiten menos de 50 gramos de CO2 por kilómetro- supongan un 20% de las ventas de coches y furgonetas en 2025 y un 35% en 2030.
La Eurocámara ha instado al Ejecutivo comunitario a proponer, en un plazo de dos años, un mecanismo para medir las emisiones de CO2 en condiciones reales de conducción mediante un dispositivo portátil similar al que se ha introducido recientemente para controlar los óxidos de nitrógeno (NOx).
Negociaciones con los Estados miembros
En cualquier caso, se trata todavía de la posición del Parlamento Europeo de cara a las negociaciones que debe mantener con los Estados miembros, quienes todavía deben aprobar sus líneas rojas en la reunión de ministros de Medio Ambiente que tendrá lugar el próximo 9 de octubre.
El eurodiputado de Equo Florent Marcellesi celebraba el Twitter la “victoria". “Pese a las presiones del lobby automovilístico, el Parlamento Europeo ha decidido apostar claramente por la reducción de emisiones de los coches. Un 40% hasta 2030. Más ambición = más salud, más empleo y más futuro. ¡Que tome nota la Comisión Europea!".
Por su parte, la eurodiputada del PP Pilar Ayuso era más partidaria de que el objetivo de reducción de emisiones para 2030 fuese del 35%, en línea con la postura “ambiciosa y razonable" que defendía el Partido Popular Europeo (PPE) de cara a la votación.
La Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) ha expresado sus “graves preocupaciones" por el resultado del voto de la Eurocámara, en especial por los objetivos de reducción de emisiones “extremadamente agresivos" y la “imposición" de cuotas de ventas de vehículos con baterías eléctricas. “El voto corre el riesgo de tener un impacto negativo en el empleo en toda la cadena de valor de la automoción", ha advertido el secretario general de ACEA, Erik Johnaert.