Hasta que anunció ayer esta decisión, General Motors era el único de los fabricantes amenazados por Donald Trump que no había mostrado intención de cambiar su política de deslocalización.
En un comunicado emitido por la consejera delegada de General Motors, Mary Barra, se anunciaba que el gigante estadounidense invertirá ‘1.000 millones de dólares adicionales’ en sus plantas de Estados Unidos. No obstante, queda la duda de cuántos empleos generará esta decisión. Al respecto, el comunicado solo dice que habrá ‘una combinación de 1.500 empleos nuevos y retenidos’. Sí hizo referencia a los 450 empleos que generará el inicio de la producción de la nueva generación de ejes para ‘pikcups’ grandes en Michigan, en la que se incluirá trabajo realizado anteriormente en México.
Según el comunicado, el motivo de esta decisión es que ‘a medida que el sector manufacturero estadounidense aumenta su competitividad, somos capaces de aumentar más nuestras inversiones, lo que crea más empleos para Estados Unidos y mejores resultados para nuestros propietarios’, explicó Barra en el documento. ‘Estados Unidos es nuestro mercado doméstico y estamos comprometidos con un crecimiento que es bueno para nuestros empleados, concesionarios, proveedores y que apoya nuestro continuado esfuerzo para aumentar el valor de nuestros accionistas’, añadió.
No obstante, el anuncio ha tenido lugar dos semanas después de que Donald Trump amenazase al fabricante: ‘General Motors está enviando el modelo Chevy Cruze hecho en México a los concesionarios de EEUU. Sin tarifas. ¡Fabrique en EEUU o pague un gran arancel aduanero!’, dijo el pasado tres de enero. El fabricante se defendió argumentando que ‘todos los Chevrolet Cruze sedán en venta en Estados Unidos son producidos en la planta de montaje de General Motors en Lordstrom (Ohio). General Motors produce el Chevrolet Cruze de cinco puertas para mercados globales en México y un pequeño número es vendido en Estados Unidos’.
Hace solo una semana, en el Salón de Detroit, General Motors parecía desafiar al presidente electo al anunciar que trasladaría la producción de los SUV GMC Terrain de Canadá a México.
Ahora, el presidente electo se felicita por la decisión final de General Motors: ‘Con todos los empleos que estoy devolviendo a EEUU (incluso antes de asumir el puesto), con todas las nuevas plantas de automóviles que vuelven a nuestro país y con las masivas reducciones de costes que he negociado en las compras militares y más, creo que la gente está viendo 'lo grande'‘, dijo en Twitter.
Otros fabricantes cedieron antes que General Motors a las amenazas de Donald Trump: Ford, el primero en verse en el punto de mira del magnate, canceló una inversión de 1.600 millones de dólares en México para evitar un arancel del 35 por ciento.
Toyota, por su parte, también amenazada por Trump, anunció en Detroit que invertirá en Estados Unidos 10.000 millones de dólares en los próximos cinco años.
La misma senda siguió Fiat Chrysler, a pesar de que no fue amenazada por el nuevo presidente, e indicó que invertirá 1.000 millones de dólares en sus plantas de Estados Unidos.
El grupo Hyundai también anunció ayer que invertirá en Estados Unidos 3.100 millones de dólares en los próximos cinco años, e incluso se plantea levantar una nueva planta de montaje en el país.
Con este escenario, Donald Trump ha felicitado a las firmas. ‘Finalmente está ocurriendo: Fiat Chrysler acaba de anunciar planes para invertir 1.000 millones de dólares en sus plantas de Michigan y Ohio, creando 2.000 puestos de trabajo’, tuiteó hace unos días el magnate, quien agradeció sus decisiones a Fiat Chrysler y Ford.
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