Alta tensión con el coche eléctrico, ¿tiene futuro?

España es hoy el país de la UE que más coches eléctricos fabrica. Sin embargo, sus ventas siguen siendo testimoniales. ¿Cuáles son a estas alturas sus ventajas y desventajas?

Jordi Moral. Twitter: @jordimoralp

Alta tensión con el coche eléctrico, ¿tiene futuro?
Alta tensión con el coche eléctrico, ¿tiene futuro?

Hace cinco años parecía la Panacea del sector. Nosotros mismos te contábamos cómo tanto fabricantes como gobiernos de todo el mundo se ponían, definitivamente, de acuerdo: el automóvil del futuro a medio plazo sería eléctrico. Sólo quedaban por afrontar algunos retos e inconvenientes, ya plenamente localizados… pero que, un lustro después, permanecen prácticamente intactos. Y el problema no es ya tanto del coche eléctrico en sí: en Noruega, por ejemplo, acaparan ya hoy un 23 por ciento de las ventas totales, confirmando su completa viabilidad.

¿Cuáles son entonces todavía los inconvenientes para que su comercialización no termine de arrancar? En España, país que con hasta 5 modelos se sitúa hoy como el que más coches eléctricos produce en la Unión Europea, apenas representan un 0,08 por ciento de las matriculaciones. Y, como en España, en la mayoría de Estados miembros: sólo Noruega, Reino Unido, Holanda, Francia y Alemania acumulan el 83 por ciento de las ventas totales. Te enumeramos las desventajas que llevan hoy al coche eléctrico a esta realidad comercial… y las ventajas también por las que, todavía, se sigue considerando el futuro del sector.

DESVENTAJAS

1- Infraestructuras

El principal inconveniente del coche eléctrico, 5 años después, sigue siendo el mismo: si no hay dónde recargar, no hay movilidad. La compañía Better Place aseguró en 2010 que, para un millón de coches, harían falta nada menos que 2,5 millones de postes de conexión, distribuidos entre domicilios, puntos laborales y de la vía pública. Sin embargo, y a pesar de que las ventas siguen siendo muy limitadas, los  11.000 coches eléctricos que circulan por España sólo disponen de 761 puntos de recarga de uso público, según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía. 

2- Autonomía

Poco a poco se va incrementando, pero aún es insuficiente para garantizar la completa movilidad del coche eléctrico. Aunque modelos como el nuevo Tesla Model S ya anuncian 500 km de autonomía, la realidad es que las propuestas actuales del mercado no superan los 200 km en el mejor de los casos (como el Kia Soul EV, Nissan Leaf o VW e-Golf) y siempre bajo condiciones de circulación y uso idílicas. Nace así lo que se conoce como “la ansiedad de la autonomía eléctrica”. A ello hay que sumarle el tiempo actual de la recarga media, entre 6 y 8 horas, para limitar claramente su uso. Por esta razón, de momento sólo se concibe como alternativa de segundo coche. Los fabricantes ya trabajan con baterías de nuevos materiales con más capacidad, pero aún resultan demasiado caras.

3- Red eléctrica

Mucho se ha hablado desde hace años de si la red eléctrica está preparada para, teóricamente, soportar miles de coches abasteciéndose. En principio, y puesto que la mayor parte de recargas se efectúan en la noche, la capacidad actual de generación y distribución es más que suficiente. De hecho, con la caída del consumo generado por la crisis, las compañías estarían encantadas de encontrar destino a ese “excedente” actual de producción. Otra cosa es el inconveniente que puede generar en el cliente medio tener que adaptar y revisar sus instalaciones tanto por capacidad como por la adaptación a la reglamentación vigente. Y eso en viviendas unifamiliares: imagínate los problemas que ya se generan en garajes y comunidades de vecinos a la hora siquiera de plantear posibles puntos nuevos de recargas. Ojo también a la Ley de Propiedad Horizontal. 

4- Enemigos de imprevistos y climas extremos

Otro gran inconveniente actual a tener en cuenta con el coche eléctrico es su mala adaptación al medio y al imprevisto. De un lado, la utilización general del aire acondicionado, la lluvia y el uso de desempañadores y limpiaparabrisas, la radio o la calefacción pueden suponer que la autonomía del coche se reduzca, de repente, en hasta un 30 por ciento. Factor a tener en cuenta, como encontrarte con atascos, accidentes o incluso planes improvisados de viaje: el coche eléctrico requiere una gran planificación y tener en cuenta posibles puntos de recarga.

5- Más peso

Aunque el desarrollo ya de coches específicos eléctricos y la mejora de componentes ha permitido aligerarlo en los últimos años, hay que tener en cuenta que, fundamentalmente por baterías, sigue añadiendo un hándicap de 200 kilos adicionales. Es otra de las razones por las que, hoy por hoy, no se apuesta por baterías más caras y de más capacidad: también supone más kilos todavía de lastre.

6- Más desarrollo de ingeniería

Para aprovechar las numerosas ventajas que, luego veremos, también aportan hoy este tipo de automóviles, el coche eléctrico requiere de una mayor ingeniería específica. Para sentirlo como verdaderamente silencioso, por ejemplo, se necesita trabajar mucho el aislamiento de amortiguación, frenos y rodadura. Para tratar de limitar el efecto que provoca en la batería el uso del aire acondicionado o la calefacción, se empiezan también a incluir sistemas más caros y complejos por bomba de calor. Sonidos que alerten en ciudad a peatones y ciclistas, adaptaciones a test de seguridad y choques… Todo requiere de nuevos desarrollos.

7- El precio

Aunque algo han bajado en los últimos años, el coche eléctrico sigue suponiendo un mayor desembolso general inicial. Sólo en cuestión de baterías, por ejemplo, se empieza a hablar de una mayor viabilidad a partir de un coste de unos 100 euros por kilovatio hora, y de momento la media se sitúa en los 300. De hecho, ninguna previsión inicial se ha cumplido por una razón muy sencilla: si no se generalizan y aumenta la producción de todos los componentes asociados, lógicamente el precio no podrá ser más competitivo. Es un mercado, hoy por hoy, residual.

VENTAJAS

1- Ecología

Obviamente, la principal ventaja del coche eléctrico sigue siendo su ecología… y más teniendo en cuenta el endurecimiento continúo de la legislación. Cierto que la electricidad que usan proviene de distintas fuentes de energía que, en algunos casos como centrales de carbón o petróleo, tampoco pueden considerarse eficientes. Pero en marcha no emiten ni un gramo de C02. Además de contribuir a la conservación del planeta, estos coches te permiten ya por ello aparcar gratis en muchas localidades y, ya pronto, incluso exclusividad en el acceso a las ciudades. En Europa empieza a imponerse esta tendencia. 

2- Placer de conducción

Que el coche eléctrico se ha normalizado en su utilización es un hecho, y más comparándolos ante unas primeras propuestas concebidas casi como laboratorios rodantes. Se conducen prácticamente igual que cualquier coche y ya tienen un tacto de freno casi convencional. Es más, hoy en día generan ya incluso más placer de conducción por varios motivos. Uno de ellos, por su gran aceleración: los motores eléctricos ofrecen un par máximo instantáneo, siendo coches muy reactivos. Otro, por supuesto, por el excelente confort que genera rodar en absoluto silencio. De hecho, el 93 por ciento de los clientes de un coche eléctrico aseguran hoy que repetirán en su próxima compra. 

3- Cargas más rápidas

La movilidad actual no es compatible con tiempos de espera de cargas de más de 3 horas. Hoy es un hecho, pero también lo es que ya existen soluciones alternativas. Emergen hoy así los nuevos y más sostenibles sistemas de carga rápida, posibles ya gracias al conector japonés CHAdeMo que ha popularizado el Nissan Leaf, y con el internacional CCS que VW, BMW, General Motors, Ford o Daimler han adoptado para estandarizar en Europa desde 2017. En 15 minutos cargan de un 60 a un 80% de la batería. A medio-largo plazo, el futuro pasará también por la carga por inducción, ya en pruebas y que eliminará los cables para permitir cargas de alto voltaje con un factor de eficiencia del 90%. Lo dicho, sólo queda el impulso en infraestructuras.

4- Más facilidades de compra

Aunque todavía siguen siendo algo más caros que sus alternativas térmicas, las administraciones siguen impulsando la implantación del coche eléctrico. El último Plan Movele aprobado por ejemplo por el Gobierno español destina una ayuda de 5.500 euros por la compra de un coche que ofrezca más de 90 km de autonomía eléctrica, más una cantidad de hasta 1.000 euros que deberá aportar el fabricante para facilitar en sus clientes la instalación de un punto de recarga.

5- Menos mantenimiento

Con baterías que empiezan a estar ya garantizadas por el fabricante para períodos ya de mínimo 8 años (o incluso por la vida útil del coche), otro factor a tener en cuenta es el menor coste de mantenimiento del coche eléctrico. Las revisiones de motor prácticamente desaparecen (no hay aceite, filtros, correas, bujías…), así como un claro menor desgaste de frenos. Los últimos estudios cuantifican el ahorro en mantenimiento aproximadamente en un 35 por ciento.