A la venta el Veyron, el coche de 1.000 CV

Si alguien tiene a mano un millón de euros, puede darse un capricho muy exclusivo: el Bugatti Veyron, un monstruo que corre a 406 km/h impulsado por los 1.001 CV de potencia de su motor Volkswagen.

Ya hay fecha para comprar el esperadísimo Veyron: septiembre de 2005. A partir de ese momento, Bugatti, la marca italiana especializada en deportivos de lujo, venderá en sus concesionarios el Veyron. Sin embargo, la casa ya admite pedidos.

De hecho, Bugatti, propiedad de Volkswagen, acaba de anunciar que ya ha recibido 50 pedidos de este sofisticado deportivo. Es decir, 50 millones de euros que, de golpe, hacen viable el proyecto, aunque no rentable. Según Thomas Bscher, presidente de la compañía, el coche no reportará beneficios, pero servirá para mantener el prestigio de Bugatti
Y, desde luego, es una buena noticia, porque el proyecto Veyron llevaba largo tiempo esperando su momento. Tanto, que algunos ya pensaban que nunca se haría realidad del todo. Hasta el momento sólo se habían montado 11 unidades, casi todas prototipos. Ahora se espera que se monten unas 50 anuales hasta completar las 300 que se han presupuestado para la vida comercial del Veyron. Ahora, el coche ha superado los problemas de estabilidad y resistencia mecánica que planteaban las primeras unidades y está listo para que se empiece a ensamblar de forma normal en la fábrica de Dorlisheim, cerca de Estrasburgo.El Veyron fue un proyecto personal del antiguo presidente de Volkswagen, Ferdinand Piech, que dejó la firma tras anunciar la llegada del Veyron, un coche de 1.001 CV, y el VW 1Litro, un coche que consume un litro de gasolina cada 100 km. Ahora, aquellos costosos y rimbombantes proyectos son muy criticados, pero lo cierto es que el alarde tecnológico deslumbró a todos.
El Veyron es un deportivo de grandes dimensiones. Equipa un colosal motor de 16 cilindros que libera nada más y nada menos que 1.001 CV, lo que le convierte en el deportivo más potente del planeta. Además, escupe un par motor de 125 mkg que debe ser limitado electrónicamente para impedir que triture la caja de cambios automática que lo maneja. Semejante poderío le permite acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 4 segundos y alcanzar velocidades inconfesables: muy por encima de los 300 km/h.