Red Bull, tercera escudería del campeonato 2019, afronta una nueva y muy importante etapa en su trayectoria deportiva. Por primera vez, después de doce años, rodarán con un motor que no es Renault. El paso a Honda, allanado por la experiencia de Toro Rosso el año pasado, es la mayor incógnita que presenta el nuevo Red Bull, al margen de sus colores.
El RB15 pierde el color amarillo que le daba vivacidad al conjunto, y se presentó con un color azul oscuro y rojo, mientras el toro se ha estilizado y ahora es más agresivo. Estos colores podrían ser solamente utilizados en las pruebas antes del inicio de temporada y para Australia lucir otros nuevos, ganando en presencia mediática, algo en lo que los de Red Bull son auténticos maestros.
Al margen de la presencia de Honda, la otra gran novedad del equipo es la llegada oficial de Pierre Gasly para sustituir a Daniel Ricciardo. Con el francés, Max Verstappen puede estar tranquilo que su posición de indiscutible número uno está a salvo, y no se reproducirán luchas fratricidas como la de Bakú el año pasado. Desde ese punto de vista parece que habrá tranquilidad, pero Gasly no llega para ser segundo de nadie, al menos eso opina el galo, pero las circunstancias sin duda le harán poner los pies en el suelo rápidamente.
La gran incógnita sigue siendo Honda y su rendimiento, pero especialmente la fiabilidad. Red Bull, que ganó cuatro títulos con Renault, no ha hecho más que quejarse del motor francés en toda la era híbrida, y ahora si Honda no rinde como debiera, los del equipo de Milton Keynes tendrán que morderse la lengua, especialmente si hay motores Renault por delante de ellos.
El cambio de motor más que una rabieta forma parte de una estrategia de reducción de costes, dejando la patata caliente del presupuesto a McLaren, y encontrándose los energéticos con un motor oficial gratis, algo que no han tenido nunca, y un presupuesto de patrocinio, más reducido que el que aportaba Honda en McLaren, pero que también aliviara las finanzas del equipo.
Max Verstappen, con un casco de color blanco y rojo nuevo, fue el encargado de hacer los primeros kilómetros al Red Bull en Silverstone habiendo dejado a Mercedes la primacía de ser el primer coche en rodar en pista este año. Red Bull ha sido el segundo monoplaza 2019 en saltar a la pista, y aspira a desbancar a Ferrari en el campeonato y poner las cosas difíciles a Mercedes, que por el momento sigue siendo el gran favorito, algo que deberá confirmar en pista desde los primeros test en Montmeló la semana que viene.