En la simplicidad del planteamiento técnico del 500 está el origen de su solidez. Dante Giacosa recurrió a conceptos sobradamente experimentados. El chasis, el grupo motor-cambio y la suspensión trasera derivaban del Fiat 508 Balilla, convenientemente actualizado, no en vano. El resultado es un coche fiable, con pocos problemas estructurales y, sobre todo, fácil de restaurar y mantener en orden de marcha.En la primera serie del 500 A, hasta el bastidor número 46.000, el chasis lo configuraban dos largueros de sección en U profusamente aligerados. Estos largueros iban unidos por dos traviesas, una trasera y otra delantera a la que se anclaba una subestructura que acogía el grupo motor-cambio y sobre la que apoyaba la ballesta semielíptica transversal de la suspensión y la base del radiador de agua. Atrás, los largueros terminaban delante de las ruedas, y a sus puntas se sujetaban los extremos de las ballestas cuartoelípticas en cantilever y los tirantes de reacción.Con la aparición de la versión furgón, con capacidad para transportar 300 kg de carga, se comprobó cierta debilidad de este sistema. La solución fue prolongar los largueros, reforzarlos con una esqueleto cruciforme central y sustituir las ballestas originales por unas semielípticas. Como es lógico, no tenía sentido mantener dos chasis diferentes y Fiat decidió utilizar éste último también en la berlina. Delante, el Topolino introducía, respecto al Balilla, suspensión independiente, con ballesta transversal y triángulos articulados inferiores. En general, el bastidor no requiere cuidados especiales, salvo que haya sufrido algún impacto fuerte y haya podido resentirse, sobre todo, la estructura que sujeta el motor, fuente de vibraciones y ruidos en tal caso.Respecto al equipo de frenos, de tambor en las cuatro ruedas y accionados mediante circuito hidráulico, tampoco plantea problemas especiales que vayan más allá del mantenimiento periódico. Atención a la presencia de corrosión en los cilindros de los tambores y al deterioro de los latiguillos, que van envejeciendo con el paso de los años.Aunque el planteamiento del 500 suponía una evolución sustancial en el sector de los coches considerados utilitarios, Dante Giacosa supo cocinar convenientemente esquemas técnicos consolidados con una idea general de cierta vanguardia. El resultado fue un vehículo, mecánica y estructuralmente, carente de vicios graves y fácil de mantener.De chapa de acero embutida, va sujeta a cuatro soportes del chasis. La principal causa de deterioro está relacionada con la corrosión que pueda atacar a los puntos característicos: bajos de las puertas, pasos de rueda, uniones de aletas y soportes de los largueros. Además, la ausencia de parachoques en origen la expone sobremanera a pequeños golpes y abolladuras.
Por este motivo, existe hoy un gran número de Topolinos sobrevivientes que llevan parachoques adaptados, bien en su época -los Simca 5 los equipaban de serie- o en ulteriores restauraciones. De hecho, ya en su tiempo se ofrecía como accesorio.
Mayores precauciones deben tener las versiones Giardinera Belvedere 500 B y 500 C. La madera resulta más delicada y conviene protegerla con lacas y barnices específicos para ello.
El 500 A monta el cuatro cilindros de válvulas laterales de reputada fiabilidad. Dada su pequeña cilindrada, el cigüeñal dispone sólo de dos apoyos. En 1948, el 500 B introduce el motor de válvulas en cabeza, con el que se consiguen 3,5 caballos suplementarios. En los dos las cotas internas son idénticas. Y, a diferencia de la mayor parte de mecánicas europeas, Giacosa optó por una carrera corta, con pistones de aluminio de óptimo rendimiento térmico a altas velocidades de giro.
Como el primitivo, el OHV demostró pronto ser sólido. Ambas versiones están refrigeradas a termosifón, tan fiable como el sistema a presión con bomba, pero con una evidente ventaja en cuanto a peso y espacio. Es importante no descuidar la limpieza del radiador de agua y la correcta tensión de la correa que mueve el eje del ventilador.Vigilancia similar merece, asimismo, el filtro de gasolina de los primeros motores, pues al ser la alimentación por gravedad, pueden aparecer fallos del carburador. En el OHV ya se introdujo bomba de gasolina.En referencia a la transmisión, fue característica la fragilidad de los palieres. Además de coger holgura fácilmente, se rompían con demasiada frecuencia, especialmente al utilizarlo en pruebas deportivas. Una causa puede deberse a un grupo demasiado corto, necesario para mover con cierta alegría este pequeño gran cochecillo de apenas medio litro de cilindrada.CLUBES
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