Alfa Romeo RZ

Desarrollado a partir del bastidor del Alfa Romeo 75, este descapotable diseñado por Carrozzeria Zapato y el Centro Stile Alfa Romeo es el último modelo de la firma milanesa con puente De Dion. Sólo tiene once años de antigüedad, pero posee los ingredientes tradicionales para disfrutar a sus mandos.

Alfa Romeo RZ
Alfa Romeo RZ

Al reforzar el monocasco, el RZ engordó 120 kg en comparación con el SZ, llegando a una cifra en vacío algo excesiva para un speedster de dos plazas, por mucho equipamiento que lleve. Partiendo de la idea de que únicamente interesa rodar con la capota puesta cuando el sol pega fuerte, llueve o queremos viajar muy rápido por autopista, según recogíamos el coche la plegamos, operación que se realiza con suma facilidad en cuanto se ha practicado un par de veces. Comprobamos de paso que, si alguien desea viajar con mucho equipaje, tiene la posibilidad de hacerlo llevando el techo extendido hasta llegar al destino, ya que la capacidad para llevar impedimenta es considerable a pesar del espacio que ocupa la capota y su arquillado. En el caso de que queramos viajar a cielo abierto, hay maletero suficiente para el fin de semana de una pareja.Antes de este momento ya nos había causado una excelente impresión el espacio reservado al conductor, bien colocado en un asiento de cuero que sujeta donde debe y provisto de reglajes eléctricos que permiten encontrar la postura ideal de conducción. También ayudan en ese cometido un volante Momo regulable en altura y forrado de cuero, una palanca de cambios en el lugar oportuno y con destacable precisión, así como un cuadro de mandos en semicírculo que permite controlar de forma sencill todos y cada uno de los numerosos relojes. Por cierto, los mandos de la climatización son comunes con los de los Alfa Romeo 75. Abajo nos esperan un acelerador agujereado con el que resulta muy sencilla la maniobra de punta-tacón y una superficie holgada para que repose el pie izquierdo, detalles cuidados con la importancia que se merecen y que nos invitan a girar la llave de contacto cuanto antes.El sonido del motor de arranque desaparece según surge la melodiosa sinfonía del motor V6, en el caso del RZ con mayor sonoridad y encanto que en otros Alfa Romeo, gracias a la superior relación de compresión y al diseño específico de su tubería de escape 6-2-1. Al principio se hace raro el grosor del marco del parabrisas, que actúa como barra antivuelco, pero la agilidad con que reacciona el bastidor y el empuje del motor V6 se encargan de que se nos olvide aquella minucia y centremos nuestro interés en la conducción de esta máquina.Como hemos iniciado el recorrido en un polígono industrial lleno de baches, parecía que la suspensión era excesivamente dura, a lo que también ayudaban los anchos neumáticos Pirelli PZero en perfil 55 y 50 según el eje, desarrollados específicamente para este modelo. En cambio, al seguir por una carretera secundaria despejada y con buen firme, desaparece aquella sensación y comenzamos a rodar muy a gusto, comenzando por un volante con el diámetro, la asistencia y el tacto ideales. El RZ se beneficia de un reparto de pesos del 56 % en la mitad delantera y el 44 % en la trasera, estando su centro de gravedad a algo menos de 50 cm del asfalto. Si a esto sumamos su anchura de vías, más una carrocería cuya parte inferior está a sólo 6 cm de altura para aprovechar el “efecto suelo", ya podemos hacernos una idea de cómo se comporta el Alfa Romeo RZ… cuando el firme es liso.En esas condiciones, tanto en rectas como en curvas suaves el Alfa va sobre raíles y nada lo hace desviarse de la trayectoria que marquemos con el volante por muy rápido que vayamos. Hará falta llegar a una curva bastante cerrada para ver cómo al frenar se carga el peso en el eje delantero, asistir a un subviraje moderado y, en el momento de dar gas a fondo en la salida del viraje, notar que el eje trasero comienza a deslizarse de forma muy progresiva y fácilmente controlable a base de pedal y volante. En el caso de tomar esa misma curva con mayor suavidad, las reacciones del RZ se expresarán con un leve subviraje a la entrada que desaparece según se va saliendo, lo que no hace sino confirmar la sensación de que podíamos haber pasado a mucha más velocidad o de que hay margen de sobra.Otra cuestión es cuando queramos rodar a tope sobre un asfalto lleno de irregularidades, pues entonces comprobaremos que el RZ se vuelve brusco hasta la incomodidad, salen ruiditos de ajuste que hasta entonces permanecían en silencio y la conducción se hace más exigente para quien vaya al volante. Por muy rápidos que pretendamos entrar en una curva bacheada, bastará guiar con mano firme el volante para que el RZ vaya por donde queremos. Del resto se encargan un equipo de neumáticos y amortiguadores de primera línea y un eje trasero De Dion con autoblocante que sólo en ocasiones muy extremas dejan de estar en contacto con el suelo. Cuando queremos iniciar la marcha cuesta arriba, se nota al soltar embrague que el Roadster Zagato pesa más de lo que su silueta hace imaginar, pero salvo en esa situación, la respuesta del motor es considerable a regímenes bajos y medios, transformándose en rabia desatada que nos pega contra el respaldo en cuanto el cuentavueltas supera las 5.000 rpm. Desde ahí hasta las 6.500 rpm, no sabremos qué destacar, si la desmesurada potencia del motor, el vendaval que llega al parabrisas y nos pasa de largo o la música aguda que suena a coche de carreras con una amplia escala de tonos, según aceleremos o retengamos poco o mucho, a un régimen o a otro.Completamos el recorrido con un regreso al punto de partida por autovía, que es donde la potencia del RZ se muestra con toda su contundencia. En tercera llega casi a los 170 km/h, ya a un régimen de 6.500 que todavía deja algo de margen hasta el corte de inyección, y en cuarta supera levemente los 200. La quinta, mientras la capota siga plegada, queda excesivamente larga y apenas sube la velocidad en 10 km/h más. Lo bueno es que el sonido del aire no consigue acallar la bella serenata que nos llega desde el escape, y que las curvas parecen enderezarse a nuestro paso gracias al efecto suelo. Además, cuando hay que frenar fuerte porque un camión se ha puesto a adelantar a otro, la potencia de los cuatro discos ventilados es tan modulable como brutal y la primera vez reducimos la velocidad mucho antes de lo que era preciso.Al final hubo que bajarse del Monstruo, que es como lo llamaban los obreros de Alfa Romeo cuando comenzó a fabricarse, aunque el RZ es un coche que nos hubiese gustado disfrutar más tiempo y hasta quedárnoslo. Ya sabemos que es relativamente reciente, aunque su carrocería tiene personalidad y carece de modernidades como el airbag, el navegador y otras zarandajas que aumentan peso y reducen espacio. Su mayor mérito es el de tratarse del último deportivo Alfa Romeo con propulsión trasera, cerrando un periodo de la historia del automóvil que añoraremos cada vez más según vayan pasando los años.