De no mediar un percance o una avería, los 95 km cronometrados que faltan para que concluya el Rallye de Suecia van a ser pan comido para Sébastien Ogier. El galo y su Volkswagen Polo WRC han vuelto a dar su mejor cara cuando todo un Sébastien Loeb (Citroën DS3 WRC) se ha lanzado a muerte para intentar darles caza. Sus esfuerzos han sido, sin embargo, valdíos y todo apunta a que Ogier y su equipo celebrarán mañana su primer triunfo juntos, en el segundo rallye de vida del Volkswagen Polo WRC.
La nieve dejó de prácticamente de caer en los primeros compases de la tarde del viernes, dando paso las nubes de la mañana a un cielo totalmente despejado y estrellado que hacía prever una poderosa helada. El brusco descenso de las temperaturas, rozando diez grados menos que la noche anterior, mandaba un claro mensaje a los contendientes del rallye: parte de la capa de nieve que había sobre las especiales del sábado se iba a convertir en hielo y la poca nieve seca suelta que quedara en superficie se barrería más rápidamente de lo que lo había hecho el día anterior. La consecuencia es que, aun con los que abrían carrera perjudicados por tener que barrer, la cosa era menos “grave” que el viernes y los mejor clasificados se iban a encontrar unos tramos bien barridos y con una buena capa de hielo para desplegar todo su arsenal de recursos en una carrera invernal.
El orden de salida entre los favoritos ya no iba a marcar diferencias, ya que mientras Ogier seguía saliendo en el puesto 17º, ahora Loeb lo haría en el 16º y Latvala en el 15º, algo que iba a despejar la primera duda. Se trataba de ver, en las prestaciones de Ogier, cuánto se le podía atribuir a los siete coches que había entre él y Loeb el viernes en el orden de salida y cuánto a su propio pilotaje y a la competitividad del Volkswagen Polo WRC, toda una revelación en este arranque de año. Vaya por delante que, por lo que a Ogier respecta, su calidad quedaba fuera de toda duda al comparar sus registros con los de su compañero Latvala, ganador aquí dos veces, con un coche igual y muy cerca en el orden de salida. Latvala está menos adaptado al coche, eso es verdad, pero a este nivel, el medio minuto largo con el que terminaba Ogier el viernes con respecto a él, era ya suficientemente elocuente…
Otros polos de atención eran ver hasta dónde podía llegar Mads Ostberg en su intento de disputarles con su eficiente Ford Fiesta WRC el segundo puesto a Loeb y Latvala y también saber si Dani Sordo conseguiría enderezar el errático rumbo al que le estaba llevando el Citroën DS3 WRC que le tocaba en suerte en esta carrera, una unidad gestionada por la estructura satélite de PH Sport cuya puesta a punto no estaba dando precisamente alegrías a Sordo, que perdía bastante tiempo en una salida el viernes. Del acierto a la hora de enderezar el tiro de Sordo y su equipo y también de la posible “sangría” de las diferentes peleas de los pilotos de delante, dependería en buena medida si el español se iba de Suecia con algún punto o con los bolsillos completamente vacíos…
En la práctica, salvo por la victoria parcial de Ogier en el primer tramo, el piloto de Volkswagen rodó en los tramos de la mañana a un ritmo inferior al de Loeb. Mucho más a gusto con como se encontraba de barrida la pista, el de Citroën sumaba dos segundos puestos y dos primeros en los cuatro tramos del bucle, cerrando la mañana con 25”2 sobre Ogier, lo que suponía reducir su desventaja en poco más de seis segundos, ritmo que en teoría le iba a poner las cosas muy complicadas a la hora de asaltar el liderato, sobre todo si se creían las palabras de Ogier, que declaraba que tan solo estaba dosificando su alto ritmo para rodar con más seguridad.
Latvala era el que sí perdía algo más de fuelle, pese a que accedía por fin a ablandar un poco más los reglajes de su Volkswagen Polo WRC y dejarlos como los que llevaba Ogier desde el inicio. El finlandés, que terminaba el viernes a menos de 2 segundos de Loeb, se descolgaba a 13”8 al término del bucle matinal del sábado, admitiendo que aún le queda un camino por recorrer a la hora de sacarle todo el partido posible a su nueva montura de este año. “Desde el principio me he empeñado en conducir este coche como lo hacía con el anterior, haciendo mandar al tren trasero, y ahora me estoy dando cuenta de que el Polo hay que llevarlo más sobre el eje delantero, más como un tracción delantera, que es como lo hace Ogier”.
Lo cierto es que, entre que probaba diferentes técnicas, se dejaba segundos aquí y allá, con la doble consecuencia de ver alejarse a Loeb y de encontrarse en el punto de mira de Mads Ostberg, que seguía a muerte con el Fiesta y se situaba a 1,5 segundos del de Volkswagen antes de los tramos de la tarde.
Por su parte, Dani Sordo retocaba un poco el equilibrio de la suspensión de su DS3, decidiendo ir por un camino también más blando, para ganar progresividad. Algún click menos en los amortiguadores y menos ataque en las estabilizadoras dulcificaban el comportamiento del coche y permitían ganar confianza a Sordo, que aumentaba un punto su ritmo y estrechaba el cerco sobre su predecesor, Martin Prokop, a pasos agigantados. El abandono del sueco Pontus Tidemand, brillante sexto al final del viernes, hacía que Sordo subiera al décimo puesto. Con adelantar a Prokop, en principio, se daba por satisfecho.
Este era el balance que Dani Sordo hacía durante la asistencia del ecuador de la jornada:
La reanudación de la acción traía consigo una pequeña “reacción” de Ogier, que para nada estaba dispuesto a dejarse muchas más victorias parciales por el camino ni quería abrirle falsas expectativas a nadie. Así, tras empatar con Loeb en el primer tramo, batía a su rival de Citroën por 2,4 segundos en el siguiente, después de que el de Citroën pusiera toda la carne en el asador y golpeara con el morro ligeramente contra un talud de nieve. Lo cierto es que Ogier arrancó a tope en esa especial y en todos los parciales fue bajando los registros de Loeb, algo que pudo llegar a desesperar al de Citroën, de algún modo impotente para frenar la cabalgada de su rival.
En esa segunda especial se producía uno de los cambios de puestos más signficativos de la jornada. Y es que Latvala, que había contenido bien el ímpetu de Ostberg en el tramo que abría la tarde, aquí cedía cinco segundos al noruego y la tercera posición. El finlandés terminaba el tramo con un aire de frustración: “No ha sido un buen tramo para mi. Las condiciones se han puesto mucho peor que por la mañana y está lleno de roderas. No voy cómodo”.
Tras esta especial, el podio comenzaba a tomar un tono tricolor, pues no parecía que nadie fuera a ser capaz de desbancar a Ogier del escalón más alto y Loeb se había distanciado ya a 23,6 segundos del nuevo “propietario” de la tercera plaza provisional, Mads Ostberg. A Latvala se le torcían las cosas…
Por su parte, Dani Sordo seguía en una tónica parecida a la de la mañana, aunque el equilibrio del coche ya no eran tan bueno, ya que el hecho de portar dos cubiertas de repuesto (igual que sus rivales, temiendo que la tierra de las segundas pasadas arrancara muchos clavos), hacía que su coche volviera a moverse más de la cuenta, restándole de nuevo algo de buen “feeling”. Dos décimos puestos, siempre por delante de Prokop, eran todo su bagaje en esas dos especiales.
En Rammen-2, Ogier batía a Loeb por cuatro décimas de segundo, mientras Ostberg se situaba justo detrás, a 5,1 segundos del scratch, pero endosándole otros tres segundos a Latvala. El finlandés comenzaba a sentir la presión y rodaba un tanto pasado en la mayor parte del tramo, dejándose décimas aquí y allá. Y, sobre todo, se encontraba con que los consejos de sus ingenieros y de Carlos Sainz de que ablandara el set-up de su coche, a los que se llevaba oponiendo durante todo el rallye, eran más que acertados, como demostraban los tiempos de Ogier. Sordo, noveno aquí, seguía recortándole a Prokop, persiguiendo la pobre recompensa de subir al noveno puesto. Tras batirle por 17” dejaba su ventaja en 44”1 a falta del pequeño Hagfors Sprint-2, de 1,8 km.
El tramo más corto cerraba la jornada con pocas sorpresas, recortando Loeb 1”1 a Ogier, y empatando Latvala con Ostberg. Eso sí, Sordo le recortaba nada menos que 9” al ufano Prokop, que se tomaba las cosas tal vez con excesiva calma, y ponía al checo en su punto de mira, terminando el día 35”8 por detrás.
Las sensaciones del español no eran, precisamente, como para hacer una fiesta en la entrada a la asistencia del final de la jornada:
La afronta su última etapa a partir de las 6:15 de la mañana de este domingo. Quedan por disputarse seis tramos y 94 km cronometrados para que se conozca la identidad del ganador del Rallye de Suecia 2013. Entre franceses anda el juego…