Desde 1958 a 1960, este BMW 507 perteneció a Elvis Aaron Presley, un chaval tímido y enfermo del corazón, natural de Tupelo (Mississippi). Hablamos de la estrella del rock'n roll más famosa de todos los tiempos.
En 1958 compró el BMW 507 que ahora tenemos ante nuestros ojos. Y todo comenzó por las caderas de Elvis. O eso es lo que al menos cuenta la leyenda del Rey. Cada episodio de su vida ha quedado documentado para la posteridad en tres o cuatro versiones distintas. Nosotros vamos a fiarnos de la más popular. Según ésta, a finales de 1957 ocurrieron dos acontecimientos: en Alemania, un BMW 507 blanco con el número de bastidor 70.079 acababa de salir de la fábrica, y en Memphis (Tennesssee), Elvis Presley recibía una carta en la que se le llamaba a filas. Elvis tenía por aquel entonces 22 años, y en la parte conservadora de América (es decir, en todos los EE.UU.) se le consideraba "la personificación del movimiento del rock'n roll, perturbador de la juventud". Todo por su giro de caderas, que volvía locas a las jóvenes. En Florida, se le amenazó con ir a la cárcel si hacía círculos con las caderas. En televisión, sólo estaba permitido mostrar al Rey de cintura para arriba.
En ese momento, el servicio militar era una buena oportunidad de quedar bien con la opinión pública, y, en efecto, Elvis sorprendió a los americanos cuando, en lugar de aceptar una plaza privilegiada en una compañía de entretenimiento, se decidió por servir como un soldado normal y corriente. En primavera de 1958 empezó su formación inicial en Fort Hood -Texas-, y el 1 de octubre recorrió la pasarela de un barco de transporte de tropas que habría de llevarlo a Bremerhaven (Alemania).
Así, Elvis Presley y el BMW 507 con el número de bastidor 70.079 empezaron a acercarse. Dos días después de su producción, el 15 de septiembre, los Bayerische Motorenwerke (BMW) matricularon el vehículo con la placa M-JX 800. Del 19 al 29 de septiembre, se expuso en el Salón del Automóvil de Frankfurt a disposición de clientes adinerados que quisieran probarlo. Justo después del salón, se sumó a la flota de BMW como coche de demostración, para el rodaje de películas y como coche de pruebas para la prensa.
Y así fue como, en febrero de 1958, nos lo encontramos nosotros. En el número de abril de 1958, el redactor jefe de nuestra revista alemana auto motor und sport, Hans-Ulrich Wieselmann, comparó su aceleración con la del Mercedes 300 SL, un duelo de cero a 200 km/h, que los 150 CV del BMW, con 40,3 segundos, perdieron contra los 65 CV de más del SL (27 segundos), razón de ser y razón del fracaso del modelo de BMW.
Max Hoffman, importador estadounidense de Mercedes y BMW, que había convencido a Mercedes para crear el 300 SL, también consiguió seducir a BMW para que construyera un deportivo para el mercado americano. El diseñador Albrecht Graf Goertz logró esbozar un deportivo de una gracia inigualable, que BMW insufló de vida con el motor de ocho cilindros en V del 501. El éxito estaba cantado.
Pero no llegó: durante la producción hubo problemas con la carrocería de aluminio; el 507 se volvió más caro de lo esperado. Si tenemos en cuenta la inflación, su precio de salida en aquel entonces, de 26.500 marcos alemanes, equivaldrían a unos 340.000 euros de hoy. Por esta razón, Hoffman redujo el volumen de las compras. En lugar de los 1.000 ejemplares anuales previstos, no envió a América más de un par de docenas al año. Europa no tenía más remedio que apañárselas.
En Escarabajo hasta el 507
BMW quería demostrar la potencia de su deportivo en las carreras. De este modo, el 27 de julio de 1958, al volante del M-JX 800, el piloto Hans Stuck venció en la carrera de Schauinsland con un crono de 17:05,2 en la clase de Gran Turismo de más de 2600 cm3. Además, presentó el 507 ante clientes ilustres, como el rey Balduino de Bélgica o el propio Elvis Presley.
Según se cuenta, fue en 1958, en la pista de carreras de Monthléry, cerca de París, cuando el Rey vio por primera vez su BMW 507. Quizás ya manifestase en esa ocasión su interés por ese coche, porque al poco tiempo, el 70.079 volvió a pasar por el taller del departamento de desarrollo, donde se le instaló un parabrisas nuevo y una nueva caja de cambios, y se le renovó completamente el motor. El 12 de diciembre, fue enviado al concesionario Wirth de Frankfurt, poco antes de Navidad. Elvis Presley tenía entonces tres días de permiso.
Durante su servicio en la Tercera División Acorazada del ejército de Estado Unidos de los Ray Barracks de Friedberg, residió en Bad Nauheim. Desde allí fue desde donde, probablemente, partiese hacia Frankfurt con su primer coche alemán, un VW Escarabajo. Allí dio una vuelta de prueba con el 507 y lo compró por 3.750 dólares. El 20 de diciembre, Elvis recibió la llave del 507 en una sucursal de BMW.
El 70.079 era el 507 mejor cuidado de la historia de BMW. Por eso fue a parar a manos de Presley: no querían decepcionar al Rey. A partir de entonces, el deportivo llevó matrículas de las fuerzas armadas estadounidenses: primero la A-1499 (durante el año 1959), y luego la G-1620.
Se dice que Elvis quería el 507 para viajar rápido a Frankfurt para ver a su novia, sin que por supuesto durante ese tiempo renunciase a su costumbre de cambiar de compañías femeninas. El 507 blanco se hizo pronto famoso entre las admiradoras femeninas de Elvis, que le escribían sus direcciones con barra de labios en el lateral del coche. En agosto, el Rey se hartó de tener que lavar pintadas, así que llevó el BMW a un taller de pintura de la estación de mercancías de Bad Nauheim, que se lo pintó de rojo Porsche por 450 marcos.
De soldado a Rey
A Presley lo que más le gustaba era viajar con el techo descubierto, y dejarse ver. Sin embargo, tras finalizar su servicio militar el 2 de marzo de 1960, y dejar de ser el sargento Presley para volver a convertirse en el rey del rock'n roll, no se llevó el 507 consigo. Sin embargo, lo más probable es que el ejército de los Estados Unidos se lo llevase a América en barco. La pista del vehículo estuvo perdida hasta que, en 1962, un distribuidor neoyorquino de Chrysler se lo vendió al músico Tommy Charles, que se llevó el 507 a Alabama.
Para tener mejores éxitos en las carreras por carretera, el deportivo se equipó con un motor de ocho cilindros en V (no se sabe a ciencia cierta si de Chevrolet o de Ford), una caja de cambios Borg Warner y un eje trasero GM. A continuación, el 507 volvió a desaparecer del mapa. Hasta 1968 no volvió a saberse de él, esta vez en Arizona. En aquella ocasión, lo compró el ingeniero aeronáutico Jack Castor por un par de millares de dólares. Lo utilizó durante cinco o seis años, depositándolo luego en una nave de Half Moon Bay (California) con idea de restaurarlo lo más pronto que pudiese.
Y allí se encontraba el BMW 507, el 16 de agosto de 1977, cuando Elvis Presley fallecía en Graceland de un fallo cardíaco. Y ese mismo año un BMW 507, con el número de bastidor 70.192, se vendía en una subasta por 350.000 dólares como supuesto coche de Elvis. Pero el verdadero permaneció en un depósito hasta julio de 2014, cuando Jack Castor se decidió finalmente a restaurarlo. Mediante una grúa, el deportivo se cargó en un camión que habría de llevarlo al aeropuerto. Un par de días más tarde, el 507 aterrizó en Múnich.
Antes de someterse a la restauración, se exhibió durante dos semanas en el museo de BMW. Nos lo encontramos en el estudio de fotografía calzando neumáticos Michelin agrietados, de 6,50/6,70-16X. El cuero sintético de los asientos está podrido, en lugar del salpicadero original, los instrumentos sobresalen de una chapa de conglomerado, y los revestimientos laterales están fijados con tornillos. Las ventanillas laterales están torcidas. En la puerta del conductor, un adhesivo indica el que, posiblemente, sea su último mantenimiento: Bender y Chapman, 1375 North Arizona Ave, de Chandler (Arizona) le cambiaron por última vez el lubricante y el filtro de aceite, y comprobaron el diferencial, los frenos y los cilindros, en octubre de 1968. Hoy, debajo del capó no tiene motor. Le faltan los anillos cromados de los faros, tiene los orificios de los espejos retrovisores cubiertos con masilla y le falta el parachoques trasero, en el que otrora llevaba montada una matrícula alemana. La tapa del maletero está sujeta con un pulpo. Entre el polvo de varias décadas aún se vislumbra la gracia del diseño del siglo de Goertz.
En realidad, no debía llevar cinturones de seguridad, que se ofrecían por un precio adicional, y Hans Stuck tampoco quería llevarlos en sus coches, según dicen. Pero el "según dicen" se ha usado muy a menudo desde que el Rey alcanzó el grado de leyenda, y en 57 años se ha trasteado mucho con el coche. Entre los 251 (o 254, según otra versión) 507 que existen, este modelo que aquí os mostramos lleva el número de bastidor correcto, y bajo el rojo mate asoma en muchas partes la pintura blanca original. Es posible que, al cabo de los dos años que BMW tiene pensado emplear en su restauración, recupere su color blanco original. Algunos opinan que sólo entonces volverá a ser el coche del Rey, mientras que otros temen justamente lo contrario. ¿Quién llevará razón?
Elvis Aaron Presley, un hombre que en 33 años publicó 711 canciones y 60 álbumes, posicionándose un total de 80 semanas en el número uno de las listas de ventas, jamás escribió ninguna canción. "Una canción no es tuya hasta que no la cantas", opinaba. Y para el fabuloso ingeniero Jack Castor, el BMW 507 no será un sueño cumplido hasta que él no vuelva a conducirlo.