Como queriendo corresponder al nombre de la marca, que por tres veces aparece en Mercedes, la letra "E" -y la S- es la que seguramente mejor honra al tipo de vehículo más representativo de la filosofía fundamental de Mercedes. La elegancia de los tres volúmenes y la elegancia del matiz han hecho de las berlinas Mercedes sus mejores embajadoras, el estereotipo de la imagen, calidad, confort y tecnología de su estrella. Pero muchos de nosotros hemos visto a los SUV como las berlinas de nuestro tiempo y en Mercedes, a la Clase M como al E de este siglo, y no precisamente por sumar ciertas cualidades off -road.
Por si fuera poco, la propia Mercedes ha amenazado un poco más a la Clase E con la preciosa fórmula CLS, para muchos la “berlina” más bonita de Mercedes y el rival más duro para la Clase E. Y si estas alternativas no te convencen, el inédito Shooting Brake pudiera hacerte ver que la berlina tradicional tiene los días contados.
Pero dice Mercedes que la Clase E es su automóvil más importante. Quizá porque no hay otra berlina en el mundo, que entre sus funciones esté la de cumplir con el exhaustivo trabajo de cierto gremio del transporte público (en Alemania es "el taxi"), como atender al exigente cliente que busca reflejar su estatus social en la poderosa, pero discreta, imagen de su coche. También hacen más grande su historia, todos esos longevos Clase E y predecesores que aún ruedan por el norte de África, que como poco certifican una longevidad y fiabilidad que es posible. En definitiva, no hay un coche con tal diversidad de uso.
De hecho, la gama mecánica de la Clase E no la tiene ninguno de sus “rivales” de dentro de Mercedes. Ni tampoco sus posibilidades de personalización. Puedes exaltar su perfil más tradicional o dinamizar su elegante imagen. No romper con su discreción, pero sí remarcar ciertos atributos. Tienes dos líneas de acabado, Elegance y Avantgarde, esta última la que ves en las fotos y que, como puedes comprobar, reubica la afamada estrella del capó en el centro de la parrilla.
El frontal Avantgarde apuesta por un diseño menos clásico, con un paragolpes y una parrilla más "CLS". Y su bastidor también pretende eso: ser más dinámico. Es 15 milímetros más bajo y si además incluyes el pack AMG, como en la unidad que hemos probado, la amortiguación se torna más firme. Más firme, pero también más refinada si además optas por la suspensión neumática que también hemos probado.
Por todo esto, no hay dos Clase E iguales. Si te decides por esta combinación, obtendrás un E con esa dinámica a la que siempre me refiero cuando hablo con alguien de coches: pisa como un Mercedes. Lo primero que destaca es su formidable confort de rodadura. Sientes su pisada, pero filtrada como pocos rivales – pienso en Audi A6 y BMW Serie 5, principalmente- pueden emular. Ni siquiera con la línea AMG, la Clase E esconde una clara flexibilidad de su amortiguación. No hay un atisbo de sequedad en la filtración y la conjunción de todo te lleva a percibir un confort de marcha general, que te lleva a considerarlo como el coche ideal para recorrer del tirón tantos kilómetros como su autonomía te permita.
En esto, claro que tiene que decir algo la suspensión neumática Airmatic (2.450 euros), que tiene dos leyes de trabajo. En la posición Sport, muchos rivales desearían tener su confort de marcha, como también puedes echarle en falta una mayor contención de los movimientos verticales de la carrocería cuado ruedas muy rápido y no en línea recta. No tiene la rápida respuesta de dirección de un Serie 5, pero vuelvo a lo de “pisa como un Mercedes”, por cómo gestiona bruscos cambios de apoyo o pasa sobre badenes de autopista en plena curva, aun con movimientos de carrocería, con la seguridad de que la trayectoria parece inviolable. Dicho de otro modo, sin la aparatosidad que en esas situaciones te transmite un pesado y alto Clase M. En general, tiene mejor estabilidad que el M y no peor dinamismo que un CLS.
Motor de primera
En esta versión, su motor 3.0 Diesel también encumbra a la Clase E. Cuánto buen empuje, cuántas buenas maneras hay en un motor que antes que sus inmensos 252 CV, están los mkg de par que abundan por debajo de 2.000 revoluciones (más de 60 mkg). Su respuesta compromete la adherencia de un eje posterior, que no duda en insinuar un sobreviraje en asfaltos dudosos que rompe con la enorme quietud de la Clase E, nada que la tracción 4Matic no solucione. Esta “crítica” capacidad es también el argumento de este inmenso motor: rodar a bajísimo régimen con la respuesta que necesitas y esperas para solventar cualquier situación pisando más o menos el acelerador. Resulta sedoso y su acústica propia de ser aceptada en un coche de tal porte y calidad.
No por ello han desaparecido las siglas CDI en su denominación. Ahora Bluetec hace referencia a las mecánicas Diesel de Mercedes, que mediante un aditivo de urea, trata los NOx de los gases de escape para hacerlos más ecológicos. Pero la ecología empieza por sus consumos, increíblemente ajustados en una berlina que se mueve con rango superior en cualquier trazado. En ciudad, su Stop-Start cumple sus funciones con una rapidez y suavidad de respuesta soberbias. Son 7 marchas las de un cambio automático que se asocia con el 3.0 V6 para hacer un conjunto propulsor sobresaliente. Pueden sobrar prestaciones, pero la fortaleza de su respuesta también hace más grande a una berlina de estas características.
Como buen Mercedes, el equipamiento que puedes disponer es infinito. Todo lo relativo a mejorar el confort resulta obvio en un Clase E, que se centra ahora en materia de seguridad. Su sistema Intelliget Drive vigila los 50 metros que discurren por delante del coche, detectando coches y personas, y llegaría a actuar sobre frenos y dirección (ahora es eléctrica) para proponer maniobras de frenado o evasivas. Todo un lujo de berlina.