Renault Mégane RS

La tradición manda y en Renault no han dudado en volver a sacar un Mégane Renault Sport (que ahora toma denominación R.S.) todavía más deportivo y eficaz que el anterior. Existe con dos configuraciones de chasis en función del uso que se le vaya a dar; nos ha gustado y mucho.

Renault Mégane RS
Renault Mégane RS
En plena era en la que el automóvil y la velocidad cada vez se ven más políticamente incorrectos, da gusto ver como todavía hay quien hace caso a nuestra faceta más dinámica. Como en el cómic de Asterix, aquí también existe un grupo irreductible que, a pesar de los límites que nos quieran imponer, nos gusta disfrutar del automóvil, que no queremos un monovolumen Diesel para ir a 90 km/h y que damos mucha importancia al coche que llevamos todos los días. Pues bien, el nuevo Renault Mégane R.S. renace para contentarnos, al aportar un magnífico bastidor, disponible con dos configuraciones en función de lo radical que lo queramos, un motor muy rápido y una estética que no esconde ninguna de sus virtudes dinámicas. Una de las principales novedades la encontramos en su nombre, que a partir de esta versión toma el apellido R.S. (Renault Sport) y así lo firma en el propio coche; para diferenciarlo del RS de Ford se han limitado a añadir los puntos de separación e incluir en el logotipo a Renault Sport. Emplea la mecánica 2.0 T que llevaba el anterior R26 pero con tantos cambios que el 25 por ciento de las piezas son nuevas. Así, incorpora un turbo de doble caracola más eficiente, admisión variable, gestión electrónica con nuevos parámetros, nuevos conductos de admisión, pistones y bielas reforzadas, intercoolers de aire y el de agua-aceite más capaces, lleva las válvulas enfriadas con sodio y los pistones con anillos porta segmentos. Aumenta su potencia hasta los 250 CV, con un par máximo de 34,7 mkg desde 3.000 vueltas. Con todo, ofrece unas emisiones de CO2 de 195 g/km de media que le permiten cumplir la EuroV. En esta ocasión se ha podido llevar a cabo el aumento de potencia, ya que en el R26 y el R26R no era posible porque su caja de cambios no soportaba el aumento de par. El nuevo R.S. lleva la PK4 de seis velocidades, con la desmultiplicación reducida y mayor precisión de guiado. Anuncia un paso de 0 a 100 km/h de 6,1 segundos, con 25,7 segundos en el paso de los 1.000 m —el nuevo León Cupra R emplea 6,2 y 25,7 segundos respectivamente, también según datos oficiales—. Su consumo medio se establece en los 8,4 l/100 km. Al igual que ocurre con el Clio R.S., el Mégane ofrece dos bastidores, el Sport y el Cup. Esta separación permite atraer a dos tipos de conductores en función del tipo de conducción que se vaya a realizar, siendo el Cup mucho más radical, aunque no insoportable. En los dos casos se cuenta con un tren delantero con la mangueta de aluminio independiente soportada sobre un brazo también en aluminio, un tirante pequeño adicional y conexiones por rótulas que, en conjunto, mejoran la estabilidad al poder mantener la geometría delantera en las situaciones más exigentes. Esto se complementa con llantas de 18 pulgadas —de 19 en opción—, neumáticos 225/40 y un equipo de frenos con pinzas Brembo de 4 pistones las delanteras y discos de generoso tamaño. El comportamiento dinámico nos ha parecido de lo mejor del mercado actual. El bastidor castiga algo el cuerpo en viajes largos pero a cambio nos deleita con una precisión muy efectiva, que aún mejora si optamos por el opcional chasis Cup y su autoblocante mecánico. De serie cuenta con un ESP que se puede desactivar parcial o totalmente ¡es el único Renault que no lo deja latente! ni frenando al límite. Su imagen destaca por el agresivo frontal, que imita en su parte baja a los «bigotes» de un F1, llantas de diseño exclusivo, colores vivos y una zaga con su imitación a difusor. Dentro encontramos asientos deportivos, el cuentarrevoluciones en fondo amarillo y numerosos detalles deportivos que lo distinguen del Mégane convencional. También cuenta con numerosas opciones como los asientos Recaro, el navegador TomTom o el Renault Sport Monitor, un sistema que cuesta 500 euros que informa de toda la telemetría del vehículo, a la vez que permite variar ciertos parámetros, como la asistencia del potenciómetro del acelerador. El Mégane R.S. sale a la venta por 26.450 euros, 1.000 euros menos de lo que cuesta un León Cupra y 2.000 euros menos de lo que cuesta un VW Golf GTI, dos modelos a los que no tiene nada que envidiar en cuanto a efectividad. Con dos configuraciones de chasis entre las que elegir, el Mégane R.S. se posiciona con una oferta dinámica más amplia. El denominado Chasis Cup está pensado para aquellos que demandan mayor efectividad y que no les importe perder algo más de confort. Cuesta 2.650 euros y aporta detalles muy interesantes. Como era de esperar, utiliza muelles y amortiguadores específicos, una estabilizadora delantera más gruesa y un tren trasero con el eje torsional más rígido. Pero no acaba ahí; los frenos emplean pastillas de compuesto más duro, las pinzas van pintadas en rojo y lleva los discos rayados, del mismo diámetro que los del Chasis Sport. También incorpora un diferencial autoblocante de la marca GKN, tarado a un 35 por ciento. Parece poco pero es lo suficiente como para no poner en un compromiso la conducción, siendo efectivo y a la vez compatible con el uso día a día. El equipamiento del Cup adopta llantas de 18 pulgadas pintadas en negro pero con neumáticos 235/40 R18Y, unos Michelin Pilot Sport 2 en lugar de los Dunlop SP Sport Max TT 225/40 R18Y del R.S. Sport. Opcionalmente hay unas llantas de 19 pulgadas, con ruedas Continental Sport Contact 5 Performance en medida 235/35 R19Y. Otro aspecto que los diferencia se encuentra en los asientos, ya que el Cup lleva de serie los Recaro, mucho más duros y envolventes. Con el extra del Cup, el R.S. se vuelve más preciso todavía. El autoblocante nos permite abrir gas mucho antes y su bastidor se vuelve algo más juguetón; resulta más fácil colocar la zaga en conducción deportiva, aunque, como era de esperar dado su dureza y geometrías, en carretera abierta esta condición tan buena en circuito se traduce en la necesidad de corregir constantemente con la dirección si el firme no está en las mejores condiciones. Si el R.S. se va a utilizar mucho en circuito, el chasis Cup resulta imprescindible, aunque para todos los días puede llegar a cansar por su dureza y mayor sequedad; eso sí, no es mucho más duro que un Ford Focus RS o un Seat León Cupra R, dos rivales naturales del Mégane.