"Ahora bien, lo que no llego a entender son las causas por las que un mismo motor montado en dos coches distintos puede sonar de forma tan diferente, pues no creo que sea sólo por la reverberación que se crea en vanos de distinto tamaño."
Respuesta de nuestro experto técnico Luis Miguel Vitoria
Todos tenemos grabados en nuestra mente sonidos de motor muy característicos, que identificamos fácilmente, como el de un Porsche 911, un Ferrari con motor V8 o, sin irnos a vehículos tan exclusivos, el de un viejo Escarabajo. Melodías buscadas, que no resultan baladíes, y que detrás llevan un complejo trabajo de desarrollo. Por ello, cada modelo suena distinto, pues se componen para ellos de forma específica.
Así, un modelo deportivo debe de sonar poderoso y rotundo, que transmita su potencia a través de su acústica. Para Stephan Reil, director de Desarrollo Técnico de quattro GmbH, «resulta muy importante que el sonido que emite el motor se corresponda con la carga del acelerador. No debe de ser molesto a velocidad constante —nota de la redacción: como sí sucede en algunas preparaciones tuning—, pero sí claramente perceptible en aceleración. Y cuanto mayor sea el régimen de giro del motor más potente debe de ser también el sonido». Un único tono sonaría como un silbido, sin emoción, mientras que los armónicos otorgan una definición característica. En ella intervienen factores como el ruido de admisión, pero también otros secundarios que, como el del alternador, hay que tratar de eliminar. Con un menor nivel de ruido secundario se consigue un sonido más característico.
Al variar tanto el diseño como el grosor de las líneas de admisión y escape se pueden eliminar o potenciar distintas frecuencias. Es como un órgano, cuanto más grande es la sección transversal de sus conductos se consiguen tonos más profundos. Las mariposas desempeñan un papel fundamental, ya que con ellas cerradas se reduce el volumen. La ignición en cada cilindro se puede controlar de forma individual, retrasándola hasta el último instante para lograr el característico efecto «trueno» después de una máxima aceleración al levantar el pie del pedal, sin que por ello se incremente el consumo.
Además, algunos fabricantes recurren a sonidos sintetizados con actuadores capaces de generar o amplificar determinados ruidos con el fin de conseguir una personalidad propia.
Después del estudio de todos los parámetros llega la puesta a punto final, que se lleva a cabo mediante simulaciones en las que se analizan todos los datos, que se verifican tanto desde el interior como desde el exterior del coche.
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