Niños y seguridad vial, el reto

Los conductores del mañana ahora apenas andan y conseguir que en el futuro tengan una conciencia vial adecuada debe ser nuestro objetivo. Gracias a las escuelas de educación vial o a iniciativas como la Autoescuela de Micrópolix, hoy es posible formar automovilistas responsables. Aun así, queda mucho camino por recorrer.

Niños y seguridad vial, el reto
Niños y seguridad vial, el reto

‘Voy corriendo a trabajar para tener más dinero y poder volver a montar en coche’. Esta es una de las frases más repetidas en Micrópolix, una ciudad en miniatura donde los más pequeños pueden jugar a lo que más les gusta: ser mayores. La escuela de Seguridad Vial de esta pequeña urbe es la diversión preferida de la mayoría de niños que visitan este centro de ocio, cuyas edades oscilan entre los cinco y los trece años. Nosotros hemos pasado allí un día y podemos asegurar que es verdad: los niños quieren ser conductores. ¿El reto?: formar automovilistas responsables.

Creado bajo el amparo económico de diversas empresas, este centro de ocio educativo reproduce una ciudad a la perfección. Dispone de Ayuntamiento, hospital, supermercado, radio, cibercafé, discoteca, parque de bomberos, academia de policías y autoescuela, una de las actividades estrella.

Poder conducir por un circuito con un ‘coche’ no es algo que se pueda hacer todos los días si tienes ocho años de edad. Gracias a Attitudes, la iniciativa social de Audi, esto es posible. Además, a diferencia de la escuela de Educación Vial Itinerante que también organizan cada año, los karts eléctricos son fidedignas reproducciones de modelos Audi A3.

Pero no cualquiera puede montarse en coche: sólo los que hayan obtenido el carné de conducir podrán disfrutar al volante de uno de los karts.

Al igual que en la vida real, la Autoescuela que Attitudes ha construido en Micrópolix imparte clases teóricas y prácticas. El fin último es obtener el carné de conducir y poder circular por las calles del circuito. Los jóvenes alumnos deben aprender las normas viales más elementales, así como el significado de las señales o el comportamiento correcto de los peatones y los conductores. Después, deberán examinarse de todo lo que han aprendido. Esta teoría es muy básica y visual, más divertida para los niños y mucho más eficaz a la hora de que retengan conceptos.

Una vez aprueban la teoría, bajan corriendo las escaleras del aula para llegar a los simuladores de conducción. Para ellos es exactamente igual que un videojuego gigante, similar al que hay en los 'recreativos'. El coche con el que hacen la simulación es un Audi R8: más de un niño amante de los deportivos disfruta de lo lindo. No obstante, el objetivo no es llegar el primero a la meta, sino cumplir escrupulosamente las normas aprendidas. El que intente correr y se olvide de que está virtualmente en una ciudad, tendrá que volverse a sacar el carné. El proceso completo (autoescuela, tasas de tráfico, seguro y gasolinera) cuesta 109 eurix, que es como se ha llamado a la moneda de Micrópolix.

Al entrar en Micrópolix, cada niño recibe 100 eurix. Teniendo en cuenta que sacarse el carné cuesta 109 eurix, les es imposible llegar a Micropólix y conducir inmediatamente. Para hacerlo, tendrán que trabajar y ganar dinero. Lo sorprendente es que muchos no sólo pagan la cantidad estimada la primera vez, sino que vuelven a desembolsar para repetir (seguro y combustible).

Tras aprobar en la Autoescuela, deben ir al Ayuntamiento y pagar las tasas de Tráfico para obtener el permiso de conducción. Es una simpática manera de hacer entender a los más pequeños el significado de la burocracia, a la que se enfrentarán en unos años. El carné es casi idéntico al que se obtiene en la en el mundo real: consta de una foto, datos personales y… seis puntos. Sí, el sistema de puntos también está en Micrópolix y cada norma infringida supone la pérdida de los mismos y tener que abonar un seguro más caro en caso de repetir. Si a uno de los pequeños conductores le retiran todos los puntos, tendrá que volver a obtener el permiso de conducción.

El circuito de Attitudes cuenta con semáforos, pasos de cebra e, incluso, una gasolinera. Los precoces conductores deberán ir a repostar al principio, ya que la aguja del carburante suele estar casi al mínimo cuando cogen los coches. Todo es puro teatro, pero a ninguno se le olvidará que para que un vehículo se mueva, tiene que tener combustible y que éste cuesta dinero (15 eurix).

Micrópolix abrió sus puertas en diciembre de 2008 y está concebido como un parque temático educativo permanente. Se ubica en el Centro Comercial Alegra (San Sebastian de los Reyes) . Y está orientado tanto a las visitas de grupos (centros docentes, asociaciones) como a la de particulares.

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