1979, crisis del petróleo. El precio del barril creció un 270 por ciento. Era necesario buscar soluciones que minimizaran el consumo de combustible. Los ingenieros de Citroën estudiaron todos los factores que podían contribuir a gastar menos, pero sin perjudicar a las prestaciones o, incluso, mejorándolas.
Tras años de investigación, se presentó el Citroën AX en el Salón del Automóvil de París de 1986. Sus claves, las siguientes: una estética rompedora, una aerodinámica que logró un Cx de 0,31 y un pesos muy contenido, de entre 640 y 695 kg. Otras características reseñables fueron un espacio optimizado que lo dotaba de un maletero de 273 litros con unas dimensiones reducidas, un interior de los más confortables de la marca y bajos costes de mantenimiento. También estrenó motores de gasolina TU de cuatro cilindros, fiables y de buenas prestaciones.
El Citroën AX lo tenía todo para conquistar el segmento de los turismos urbanos, y así lo hizo. Entre 1986 y 1998 se fabricaron 1.425.138 unidades de este modelo, un tercio de ellas, en Vigo. Gracias a él, la cuota de mercado de Citroën en nuestro país pasó del 5,2 por ciento en 1986 al 7,6 por ciento dos años después. En ese mismo año, 1988, se hizo con el galardón de ‘Coche del Año’. Y todo ello enfrentándose a una misión nada fácil: reemplazar al mítico 2 CV, que había sobrevivido a muchos de los modelos que le llegaron después.
Una versión del Citroën AX que cultivó un gran éxito fue la Sport, lanzada un año después de la presentación del modelo, en 1987. El Citroën AX Sport estaba dotado de un motor de 95 CV que, unido a su poco peso, lanzaba el coche a una velocidad máxima de 186 km/h. De hecho, a día de hoy no es raro verlo aún en el mundo de los rallyes, dada su fiabilidad y robustez.
Pero el Citroën AX también dejó ver su cara más aventurera: en 1988 140 jóvenes de diferentes puntos de Europa hicieron un recorrido de 4.500 kilómetros a través de China, pasando por ciudades y pueblos que hasta entonces no había visto ningún occidental. Eran los años en que China comenzaba a abrirse al resto del mundo.
Este proyecto se llamó Operación Dragón, y tuvo su reflejo publicitario: se hizo una sesión de fotos con el coche en la Gran Muralla China. Muchos recordarán la imagen del niño haciendo el signo de la victoria coincidiendo con el slogan ‘Genial’.
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