El Real Automóvil Club de Cataluña (RACC), el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE) y la empresa de alquiler de coches Avis se han unido para ofrecer los primeros cursos de conducción económica de España. La iniciativa responde a tres intereses: enseñar a los conductores a ahorrar combustible, reducir la contaminación ambiental y obrar un cambio de actitud en los automovilistas para hacer que sean más tranquilos y seguros.
Nosotros hemos hecho uno de estos cursillos y podemos asegurar que, además de ahorrar una buena cantidad de carburante, descubrimos que la conducción cambia una barbaridad cuando se mira con “ojos ecológicos".
Los cursos, impartidos por el RACC, no son sólo una serie de trucos para rebajar los litros consumidos por el motor. Tienen también un poso filosófico, una especie de manifiesto para lograr unas carreteras más racionales y habitables.
El RACC y el IDAE llevan varios meses impartiendo estos cursos, pero fue a primeros de marzo cuando los abrieron al público. Apuntarse es fácil: basta con pasar por una oficina del RACC y solicitarlo. También se puede pedir información a través de su web: www.racc.es. El precio se sitúa en unos 100 euros, pero, gracias a la colaboración del IDAE y de Avis, se ha logrado un precio de sólo 24 euros por 4 horas de clase con un monitor. El cursillo incluye una parte teórica en la que se transmiten los conceptos básicos de las técnicas de ahorro y otra práctica, pensada para que los conductores experimenten por sí mismos lo fácil que es ahorrar.
Además del público general, el RACC espera gran interés por parte de las flotas de transporte, pues pueden sacar mucho más rendimiento a su dinero. También la Administración está interesada: ya han pasado por el curso todos los conductores del Ministerio de Hacienda.
Practicar una conducción económica o de corte ecológico reporta al automovilista y a su vehículo muchas ventajas. Por supuesto, la primera es de tipo pecuniario: el ahorro de dinero. Sin embargo, hay más.Para empezar, todas las prácticas de recorte del gasto nos enseñan a ser más prudentes y sensatos con el coche, con lo que aumentará inmediatamente nuestro grado de seguridad al volante y, por ende, el de los que nos rodean.
Además, como se trata de no forzar los motores y de aprovechar mejor la física del automóvil, tendremos un nivel de confort
La AIE apuesta por fomentar de manera decisiva el transporte público, sobre todo en las ciudades. Dice que deben cerrarse carriles exclusivamente para los autobuses y forzar a los particulares a dejar los coches en casa. Sólo con esta medida ya se ahorrarían unos 100 barriles diarios de petróleo. Además, sugieren que se aumenten las frecuencias de paso de los transportes públicos y que se reduzca a la mitad su precio.
Después, la agencia propone campañas para sensibilizar a los ciudadanos en aspectos como hinchar bien los neumáticos, compartir los coches, prohibir la circulación de los vehículos particulares un día de cada diez, fomentar el teletrabajo y, en casos extremos, comprimir la jornada laboral en cuatro días.
Si el problema es muy grave, la AIE cree que sería necesario limitar la velocidad máxima a 90 km/h, extender las prohibiciones de circular y obligar de forma real a que se compartan los coches. Esto llevaría a un ahorro de un millón de barriles de crudo cada día.