La ruta comienza en Talavera de la Reina junto al hotel Sol. Seguimos los carteles de dirección hacia Córdoba, Herrera del Duque y Almadén para acceder a la carretera N-502, tras cruzar el río Tajo. Pasado el kilómetro 119, enfrente de Transportes Segovia, cogemos una pista ancha, lisa y de buen firme que sale hacia la izquierda entre campos de labor. La pista es ancha para facilitar el acceso de los camiones de servicio de las canteras que hay en la zona. La pista se estrecha y el firme es más irregular al internarnos por un bonito paisaje en el que, a través de suaves subidas y bajadas, avanzamos por una zona de monte bajo entre encinas y arbustos, destacan las retamas, en dirección hacia el Cortil. Pasamos varios cruces y un tramo algo trialero para acceder a una pista que nos lleva hasta el cruce de la casilla 18 donde giramos a la derecha siguiendo la indicación del cartel que indica Membrillo. La nueva pista es ancha y sigue entre vallas de alambre por una zona de dehesas. Después de un corto tramo de monte bajo, circulamos entre campos de labor y un encinar. Una bajada algo pedregosa nos lleva a circular junto al arroyo de Valdemorales. A ambos lados del cauce crecen álamos, sauces llorones, encinas, chopos, todo muy verde. A la izquierda hay dehesas con encinas. En las cercanías de Membrillo, la pista mejora, es más ancha aunque tiene algunos baches.
Cruzamos el pueblo y salimos, por el otro extremo, entre campos de labor siguiendo una pista de tierra compacta, marcada por algunas rodadas profundas de tractores. La pista asciende para rodear el pueblo por alto, como una M-30 de tierra. El firme es arcilloso y, sin ser complicado, tiene algunos tramos rotos por roderas, que hacen elegir las trayectorias para pasar. Un último tramo entre campos de labor nos acerca hasta la N-502, cerca de Alcaudete de la Jara. Seguimos por carretera y poco antes del kilómetro 144 cogemos una pista ancha con un cartel que indica que lleva hacia la Casa Rural Baños de Vivaque. La pista sigue por una llanura en dirección hacia unas colinas cubiertas de olivos. Pasado el desvío de la casa rural seguimos entre olivos, campos de labor a la y almendros al fondo, a la derecha destacan las cumbres de Gredos. Tras coronar una pequeña subida aparece Belvis de la Jara, abajo, situado en un valle entre montes.
En las afueras del pueblo cogemos una pista ancha y lisa que inicia una suave y larga subida entre montes cubiertos de olivos y almendros. En algunos tramos el firme es pedregoso y el vehículo parece deslizarse sobre las piedras. Aunque la pista es ancha y lisa, al atravesar una llanura con abundantes encinas encontramos algunos tramos con baches que obligan a levantar el pie. Es un largo recorrido a través de una pista ancha que en el último tramo cruza la sierra de Jaoña, llena de jaras y encinas, para llevarnos a una carretera cerca de Buenas Bodas. Un pequeño trayecto por asfalto nos lleva hasta una estrecha pista, con el firme roto y algo pedregoso, que comienza a subir entre jaras. Es un corto recorrido trialero que termina en una pista ancha y lisa que seguimos hacia la izquierda para llegar a una carretera comarcal. Desde aquí hay que hacer un enlace de unos diecisiete kilómetros por asfalto ya que todas las pistas a ambos lados de la carretera están cortadas por vallas. Pasados Robledo del Mazo y las Hunfrías giramos hacia la izquierda (casilla 44) en dirección Robledillo. Con las casas del pueblo a la vista cogemos una pista muy ancha que sale a la derecha entre jaras y encinas. La pista, muy marcada a tramos, se estrecha para cruzar, entre subidas y bajadas, una bonita sierra cubierta de jaras y encinas. Un corto y bonito recorrido que nos lleva hasta Navaltoril. En las afueras del pueblo, poco antes del puente sobre el río Gébalo, cogemos una pista a la izquierda. Es pedregosa al principio y se interna por una zona cubierta de jaras. Un recorrido variado a través de las sierras de los Montes de Toledo en el que la pista se estrecha y sube entre pinos, atraviesa praderas entre montañas y cruza un valle cubierto de robles para llegar hasta Piedraescrita.En Piedraescrita cogemos una pista ancha de buen firme, el único camino hacia Encinacaida ya que no hay carretera, que comienza a subir para seguir la ladera de la sierra de Altamira, totalmente cubierta por jaras. A la izquierda disfrutamos de bonitas panorámicas sobre el barranco del arroyo de Lintejo. La pista está bien, no es muy ancha, pero es rápida a tramos. Poco después de pasar la casilla 57 entramos en la provincia de Ciudad Real. Un largo tramo a través de una pista excelente por un terreno agreste dominado por la jara nos lleva hasta Encinascaidas.
Salimos de Encinascaidas siguiendo una estrecha carretera que lleva hasta el cercano Anchuras. Cruzamos Anchuras y a la salida del pueblo cogemos una pista estrecha que circula junto a un arroyo entre vallas de piedra con abundantes encinas y jaras. En algunos pasos la pista está algo rota, incómoda pero no difícil. Un último tramo entre olivos nos acerca a una pista principal (casilla 69) que atraviesa una extensa llanura, salpicada de encinas, y con algunos campos de labor. Poco después de pasar el desvío que lleva hacia Rosalejo, y el vértice geodésico del mismo nombre, seguimos por una extensa planicie rodeada a lo lejos por las cumbres de los Montes de Toledo. Poco antes de la casilla 71 entramos de nuevo en tierras de Toledo, termina la llanura y nos adentramos por un pinar. La pista es inicialmente ancha y pedregosa, aunque más adelante se estrecha y es más lenta. Una suave bajada entre pinos y jaras nos acerca hasta el puente sobre el río Fresnedoso, poco después de cruzarlo (casilla 73) entramos en Santa Quiteria.
A la salida del pueblo cogemos una pista ancha que sale junto al arroyo de los Pozuelos y pasa junto al polideportivo municipal. Un corto recorrido por la sierra de Altamira entre jaras, encinas, eucaliptos y pinos siguiendo una pista, irregular, y pedregosa a tramos, de buen firme que nos acerca a Puerto del Rey, pueblo situado en la línea que marca el límite provincial entre Toledo y Caceres. Hay que hacer algo más de doce kilómetros por la N-502, pasando junto a la presa del embalse de Cijara, para acceder al nuevo recorrido por pista. Junto a un cartel que indica Guadarranque, cogemos una pista ancha y con abundantes baches que avanza entre dehesas salpicadas de encinas. Pasado el cortijo el Mayorazgo disfrutamos de un precioso tramo de pista entre montañas cubiertas de jaras, encinas y eucaliptos. En la casilla 89 cruzamos la Cañada Real Leonesa. Más adelante cruzamos las estribaciones de la sierra de Bimbrera. Un recorrido en el que se alternan tramos lentos y rápidos, y subidas y bajadas, entre bosques y llanuras que nos lleva hasta una carretera cerca de Alía.
Antes de llegar al pueblo dejamos el asfalto junto a un cartel que indica Estrecho de la Peña. La pista, algo pedregosa y de buen firme, discurre entre vallas de piedra y comienza a ascender por una zona montañosa entre encinas y jaras, con la imponente presencia de la de la sierra de la Palomera enfrente. Pasado el arroyo Jariguela la pista sube entre vallas de alambre por una zona preciosa cubierta de encinas y jaras. La pista es cómoda, de tierra compacta con buen firme y pocos baches, muy marcada. Sube y baja atravesando una zona de montes, en los que se alternan campos de labor con zonas de jaras y encinas, para circular por la ladera de la sierra de la Palomera ofreciendo espléndidas vistas sobre un precioso paisaje. A medida que ascendemos por la ladera la pista empeora. La subida pedregosa, aunque no complicada, acaba en la casilla 100, donde iniciamos una bajada con algunos baches que nos lleva a circular por la falda de la sierra de la Enebrera. La pista, lenta y bacheada aunque no difícil, serpentea ascendiendo y descendiendo por la falda de la sierra pasando junto a algunas tainas. La escasa vegetación que hay está compuesta por encinas y jaras. El camino nos lleva hasta la Calera, donde cogemos una pista ancha de buen firme, como empedrada, que sale entre olivos, castaños y encinas. El paisaje está dominado por las cumbres de la sierra de Guadalupe. La pista serpentea avanzando por las laderas de los montes. Encinas y jaras dominan el paisaje. Más adelante la pista se estrecha sigue siendo pedregosa pero no está mal. Un firme de piedra pequeña que hace que el coche vaya como flotando, como si se fuera deslizando sobre las piedras. Un precioso recorrido que ofrece continuas panorámicas de la sierra nos acerca hasta Guadalupe.