El punto de inicio de la ruta es la rotonda que hay a la salida de Daimiel, de la que parten sendas carreteras hacia Manzanares a la derecha, y Ciudad Real de frente. Seguimos esta última, la N-420, y pasado el kilómetro 235 giramos a la derecha para coger el Camino de Moledores, una pista no muy ancha de firme empedrado que avanza entre viñedos y verdes campos de labor. El firme es un tanto incómodo con abundantes baches por el paso frecuente de vehículos. En la casilla 4 dejamos el Camino de Moledores para seguir otra pista de firme empedrado e irregular que avanza por una amplia llanura entre viñedos y campos de cebada. La planicie está salpicada de numerosas construcciones blancas y esporádicos árboles. La pista, más estrecha e incómoda, con algunos baches y piedras en el piso, cruza la carretera CRP-2031 y continua entre regulares hileras de viñas. La estrecha pista, con el firme empedrado a tramos, mejora gradualmente y se junta (casilla 10) con otra ancha de excelente firme. El color blanco del piso destaca entre los verdes dominantes. Poco después de cruzar la carretera CRP-2032 pasamos junto al vértice geodésico de Murcia y recorremos algo menos de cinco kilómetros para acercarnos hasta la N-IV.
Seguimos en paralelo a la autovía, primero por pista, por asfalto después, para alcanzar un paso elevado que permite cruzar la N-IV. El asfalto desaparece al otro lado de la autovía, sustituido por una pista, ancha al principio, que avanza por una amplia llanura entre campos de labor. Tras pasar junto a una casa la pista se estrecha. El firme irregular, con algunos baches, no resulta incómodo. Un recorrido algo lento, pasando junto a un enorme pivote, que riega una amplia extensión de cebada, y cerca de los caseríos de Las Menorzas y Villa Alfonso para llegar a la carretera CR-3107. Pasada la carretera la pista sigue siendo estrecha e incómoda, con abundantes baches y tramos con el firme profundamente esculpido por rodadas de tractores. Un recorrido prácticamente recto entre viñedos y campos de cebada, en él que la pista mejora aunque hay algún paso incómodo, nos acerca hasta un puente asfaltado que permite cruzar la vía del ferrocarril.
Algo más adelante llegamos a la N-310. Tras cruzar la carretera, recorremos un corto tramo de asfalto para acceder a una pista pedregosa e incómoda, aunque no complicada, que avanza entre algunos olivos, viñedos y campos de labor. En esta parte de la ruta se alternan tramos de pista aceptables, entre cultivos y viñas, con otros lentos a través de incómodos pedregales. En estos últimos la pista se estrecha y el firme con baches y rocas obliga a afrontar con lentitud algunos pasos.
En la casilla 35 giramos hacia la izquierda para seguir una pista más cómoda que avanza entre extensos viñedos y campos de cebada. Un tramo con algunos baches y pasos pedregosos que pasa junto al vértice geodésico Seminario para llegar a la estrecha carretera CR-1513. Cruzado el asfalto seguimos una pista cómoda, con algunas piedras, que avanza entre sembrados. Entre los campos hay diseminados abundantes apilamientos de piedras cónicos de aspecto peculiar. Pasamos las Casas de Matarromán a través de una pista de piso blanco que destaca entre los verdes campos de cebada.
El firme empeora al circular entre sembrados y viñas, algunas zonas están muy machacadas por profundas roderas y hay abundantes baches y piedras. Junto a las ruinas de la Casa de Petaco (casilla 45) el firme mejora, aunque sigue siendo un tramo incómodo. Pasamos cerca de las casas de Rogelio y Alamares, un trayecto en él que la pista mejora en tramos cortos para, a partir de la Casa de los Cuartos (casilla 54), seguir una excelente pista de firme liso que avanza por una amplia llanura cubierta de verdes cultivos de cebada y ocres campos de labor. Después de cruzar una carretera estrecha la pista se convierte en un ancho camino rural que tras pasar la circunvalación de la N-310, a través de un túnel, nos acerca hasta Argamasilla de Alba.