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Porsche Cayenne 4.5i V8 32v S Tiptronic

Porsche, con su Cayenne, no sólo ha puesto el listón muy alto en lo que a comportamiento y prestaciones en asfalto se refiere. También lo ha hecho al conseguir un auténtico vehículo mixto, ya que, además, va también de maravilla en campo. La firma alemana ha «inventado» un nuevo concepto: el deportivo todoterreno. El resultado es sorprendente.

Porsche Cayenne 4.5i V8 32v S Tiptronic
Porsche Cayenne 4.5i V8 32v S Tiptronic

Nos ponemos en marcha y el coche es cómodo, fácil de llevar. La dirección es suave, pero transmite todo lo que hay en la carretera, el cambio responde enseguida a las «órdenes» del conductor, el motor se muestra más que suficiente, pese a que tiene que mover un peso de 2.400 kg, lo que no es poco. Todo excelente, aunque con un pero. La suspensión, independiente en las cuatro ruedas con triángulos superpuestos y muelles helicoidales, se muestra un poco dura, quizá demasiado para quienes no les gusten las suspensiones de corte deportivo, y es que el compromiso entre confort y comportamiento ha quedado claramente inclinado en este caso en favor del segundo. Así, rodando tranquilos la suspensión se muestra un poco seca, una sensación que va disminuyendo a medida que aumentamos el ritmo. Además, es entonces cuando entiendes el por qué de este compromiso en la dureza de la suspensión. Si rodando por autopistas el Cayenne es una auténtica máquina de hacer kilómetros con total facilidad y suavidad, es en carreteras más lentas donde se le puede sacar más partido y donde sale a relucir la esencia Porsche del coche. Los adelantamientos se convierten en una operación de puro trámite. Basta con pisar ligeramente el acelerador para que el coche salga lanzado y realices la maniobra de adelantamiento en un tiempo récord, con total seguridad. Con este coche no hay que calcular o buscar grandes rectas; adelantas, y punto, siempre hay respuesta del motor. Los trazados virados también sacan a relucir las cualidades del vehículo. La dirección es tremendamente precisa y rápida (menos de tres vueltas entre topes), la suspensión funciona de maravilla y ofrece un aplomo realmente impresionante. Tanto que se te llega a olvidar que estás conduciendo un automóvil de más de dos toneladas de peso. La comparación con cualquier todoterreno del mercado, e incluso con los más flamantes y potentes todo camino, resultaría odiosa. El Cayenne ofrece realmente el tacto y las prestaciones de un auténtico deportivo (basta con echar un vistazo a las mediciones). Los frenos, cuatro discos ventilados de grandes dimensiones, ofrecen una excelente capacidad de frenada, aunque también es verdad que si practicamos una conducción muy deportiva haciendo un uso excesivo de los mismos, estos pueden llegar a notar ligeramente la fatiga. Algo que viene marcado tanto por sus buenas prestaciones como por el peso del coche. Estas buenas cualidades del coche tienen también otra contrapartida: los consumos. Y es que el Cayenne no es especialmente parco en el consumo de combustible, con cifras realmente altas, que pasan tranquilamente de los 20 l/100 km a poco que seamos un poco alegres a la hora de pisar el acelerador. ¿Y cómo es la vida a bordo? Pues realmente placentera. No sólo para el conductor, que cuenta con una posición muy cómoda y con múltiples posiciones de reglaje tanto del asiento como de la dirección, encontrándose, además, todos los manos muy a mano. El coche es muy grande y los acompañantes tienen espacio más que suficiente para viajar con comodidad a bordo del vehículo. En cuanto al equipamiento, cuenta con un número de extras bastante amplio, que incluye, entre muchos otros, airbags como para «forrar» el coche por dentro en caso de accidente, o los faros de xenón y adaptativos. Estos ganan intensidad lumínica en el sentido hacia el que giramos el volante, mediante unos sensores, dando mayor luz al interior de la curva. Es uno de los muchos «gadgets» con los que cuenta el Porsche (podéis ver con más detalle en la lista de equipamiento en la ficha técnica). Todo esto nos lleva a hacernos una pregunta. ¿Es un coche caro? Sí, vale mucho dinero, pero lo que se paga a cambio de lo que se recibe queda plenamente compensado, si lo comparamos con otros automóviles de lujo del mercado. Para acabar, otra aclaración. También quisimos probar en sus medios hostiles tanto los neumáticos de carretera como los de campo. Así, con los AT, con bastante más perfil, menos anchura y menor superficie de contacto por los tacos, el neumático tiene mucha mayor deriva en apoyos fuertes, aunque, aún así, el Cayenne es tremendamente efectivo, muy por encima de lo que estamos acostumbrados quienes conducimos habitualmente vehículos todoterreno. Eso sí, el ruido interior sube ligeramente, algo normal con una rueda de estas características. Lo que no pudimos comprobar fue su comportamiento en mojado, previsiblemente no demasiado satisfactorio a alta velocidad, sobre todo en frenadas fuertes. En cuanto al de carretera, en pistas se comporta bastante bien (la electrónica ayuda mucho a mantener el coche en su sitio). Además, con estas ruedas si tuvimos la oportunidad de probar en mojado (llovió) comprobando que cuando lo que falla es el neumático, la electrónica, a base de funcionar más tiempo, te ayuda a ir saliendo de los barrizales. Aunque también es verdad que no quisimos complicarnos demasiado la vida con estos neumáticos entrando en grandes barrizales, pero no por miedo a quedar atascados, sino por miedo a pinchar. ¿Por qué? Pues porque el Porsche no lleva rueda de repuesto, y en su lugar encontramos un reparapinchazos. Esta solución de emergencia que puede sacarnos de un apuro en un pinchazo ligero en carretera, pero no de las rajas que se hacen cuando pellizcamos el neumático en campo. Así, el accesorio que permite llevar una rueda de repuesto en el portón se nos antoja imprescindible si tenemos la más mínima intención de pisar un camino, sobre todo con los neumáticos de carretera, de un perfil bajísimo y, por lo tanto, tremendamente vulnerables.