Huyen del calificativo de conversos. Desde la última década, tanto Toyota como Mitsubishi (iconos del mundo rural) se resisten a dejarse arrastrar por la corriente SUV. Es cierto que en sus gamas han aparecido los denominados todo camino, con más futuro comercial y que, de hecho, acaparan ya las mejores ventas. Hablamos de Toyota RAV4 y Mitsubishi Outlander; pero tampoco es falso que sus «buques insignia», los poderosos Toyota Land Cruiser y Mitsuv¡bishi Montero, siguen recibiendo, a la par, importantes actualizaciones para un mercado en el que, a diario, se quedan solos.
Últimos ejemplos, Volkswagen Touareg y Porsche Cayenne, modelos que, si bien nunca fueron puros «off road», nos sorprendieron por su buena respuesta en campo. Ahora se bajan de él, eliminando de serie reductora, diferenciales y con una apuesta más deportiva. Hasta suavizan imagen. Y es que no corren buenos tiempos para el 4x4. Penalizados por su contaminación y poco amistosos para vías muy rápidas y masificadas, ahora tienen el reto de adaptarse a los nuevos tiempos sin perder esencia. Y, para ello, sus renovaciones son un hecho.
Leves retoques estéticos, motores más potentes y eficientes, más equipamiento y confort familiar en sus carrocerías largas... y confianza en la electrónica para mejorar versatilidad y compensar en campo un mayor peso. En definitiva, el camino hacia un vehículo total. ¿Cuál conseguirá mejor ecuación? La supervivencia TT depende ya, prácticamente, de ellos.
Tierra, piedras, asfalto... Montero y Land Cruiser nacieron, originariamente, para campo, pero hoy buscan cubrir las necesidades de buen rendimiento en toda condición. Desde luego, son referencia. Por caminos distintos, pero con igual meta, Toyota y Mitsubishi obtienen buen resultado... aunque esas vías propias marcan diferencias. Auténtico, el Land Cruiser apuesta, aún hoy, por una poco empleada, pero robusta, carrocería montada sobre chasis de largueros, anunciando ahora un 11 por ciento más de rigidez.
Por su parte, el Mitsubishi Montero ya dio un giro hacia la carretera, evolucionando a un moderno monocasco, y también a suspensiones independientes en las 4 ruedas, de excelente geometría -próxima a la de un turismo—, pero no tan fiable, y con más dificultades, que el eje rígido tradicional de Toyota para facilitar recorrido de amortiguación y mantener constante la altura de carrocería. Signos de por dónde van los tiros.
Atendiendo a volumen y peso, y sin descuidar leyes físicas, en asfalto Mitsubishi Montero y Toyota Land Cruiser ruedan bien. Suficientemente cómodos y seguros, incluyen ya, no sólo avanzados ABS y eficaces controles de tracción y estabilidad (cada día más intrusivos para controlar mejor sus inercias), sino también hasta 8 airbags de serie (9 Toyota con su sofisticado de rodilla para conductor). ¡Cómo han mejorado los grandes TT!
Sin atajos, en campo hay 4 factores determinantes (extensión de amortiguación, altura, tracción y ángulos), y el Toyota Land Cruiser termina por imponerse. Y eso que en altura y ángulos de paso gana el Mitsubishi Montero, pero las cotas del Toyota (a menos que afrontemos crestas salvajes) y su gran y mejorada flexibilidad de suspensión (hasta
De reparto habitual 40/60 entre trenes, el diferencial central mecánico Torsen del Toyota Land Cruiser efectúa una distribución variable que reparte el par en un 30/70 (si patina delante) ó 53/47 (si lo hace atrás), aunque por botón se bloquea al 50/50. Además, cuenta con un control de tracción capaz de activar por separado los frenos de las 4 ruedas, a modo de autoblocante delantero y trasero. Con esta combinación, basta que una rueda pise el suelo para enviar la mayor parte de la fuerza a ella. Gran agarre.
Mientras, un menos flexible Mitsubishi Montero basa también su fuerza en el gran y eficaz sistema de tracción Super Select II, en uso 4x4 también de reparto variable (desde una base de 33/67), pero con diferenciales central y trasero (recupera ahora esta última opción a menos de
Todo lo contrario sucede en carretera y pista rápida, donde el Mitsubishi Montero gana en agilidad, puesta a punto… y en posibilidad de circular sólo en 2 ruedas motrices ante un «integral» Land Cruiser. Su rigidez de chasis y suspensión desembocan en un comportamiento más preciso y dinámico que un Toyota más aparatoso. En definitiva, es más rápido. En el Land Cruiser, en cambio, las inercias se sienten antes: el tren delantero abre pronto trazada, la carrocería oscila más y se suceden los cabeceos en transferencias de masas. Cuestión, ante todo, de flexibilidad, y de no contar en esta básica versión con sofisticada tecnología de la que, en todo caso, carece siempre Mitsubishi: amortiguación neumática y estabilizadoras adaptativas. Porque, por lo demás, la dirección del Land Cruiser (también hidráulica, pero ahora con bomba con control variable del flujo) gana mucho, igual que el confort que genera un chasis que absorbe bien el firme y filtra mejor de vibraciones y sonoridad. Así que en tacto y refinamiento, Toyota impone su ley.
Mitsubishi Montero
- Versatilidad/dinamismo
- Capacidad de carga
- Precio
Toyota Land Cruiser
- Mecánica y tracción
- Confort/refinamiento
- Respuesta en campo
- Elevado peso
- Detalles de ergonomía
- Sonoridad y vibraciones
- Capacidad de frenada
- Visibilidad
- Sin modo 4x2 para asfalto
Huyen del calificativo de conversos. Desde la última década, tanto Toyota como Mitsubishi (iconos del mundo rural) se resisten a dejarse arrastrar por la corriente SUV. Es cierto que en sus gamas han aparecido los denominados todo camino, con más futuro comercial y que, de hecho, acaparan ya las mejores ventas. Hablamos de Toyota RAV4 y Mitsubishi Outlander; pero tampoco es falso que sus «buques insignia», los poderosos Toyota Land Cruiser y Mitsuv¡bishi Montero, siguen recibiendo, a la par, importantes actualizaciones para un mercado en el que, a diario, se quedan solos.
Últimos ejemplos, Volkswagen Touareg y Porsche Cayenne, modelos que, si bien nunca fueron puros «off road», nos sorprendieron por su buena respuesta en campo. Ahora se bajan de él, eliminando de serie reductora, diferenciales y con una apuesta más deportiva. Hasta suavizan imagen. Y es que no corren buenos tiempos para el 4x4. Penalizados por su contaminación y poco amistosos para vías muy rápidas y masificadas, ahora tienen el reto de adaptarse a los nuevos tiempos sin perder esencia. Y, para ello, sus renovaciones son un hecho.
Leves retoques estéticos, motores más potentes y eficientes, más equipamiento y confort familiar en sus carrocerías largas... y confianza en la electrónica para mejorar versatilidad y compensar en campo un mayor peso. En definitiva, el camino hacia un vehículo total. ¿Cuál conseguirá mejor ecuación? La supervivencia TT depende ya, prácticamente, de ellos.
Tierra, piedras, asfalto... Montero y Land Cruiser nacieron, originariamente, para campo, pero hoy buscan cubrir las necesidades de buen rendimiento en toda condición. Desde luego, son referencia. Por caminos distintos, pero con igual meta, Toyota y Mitsubishi obtienen buen resultado... aunque esas vías propias marcan diferencias. Auténtico, el Land Cruiser apuesta, aún hoy, por una poco empleada, pero robusta, carrocería montada sobre chasis de largueros, anunciando ahora un 11 por ciento más de rigidez.
Por su parte, el Mitsubishi Montero ya dio un giro hacia la carretera, evolucionando a un moderno monocasco, y también a suspensiones independientes en las 4 ruedas, de excelente geometría -próxima a la de un turismo—, pero no tan fiable, y con más dificultades, que el eje rígido tradicional de Toyota para facilitar recorrido de amortiguación y mantener constante la altura de carrocería. Signos de por dónde van los tiros.
Atendiendo a volumen y peso, y sin descuidar leyes físicas, en asfalto Mitsubishi Montero y Toyota Land Cruiser ruedan bien. Suficientemente cómodos y seguros, incluyen ya, no sólo avanzados ABS y eficaces controles de tracción y estabilidad (cada día más intrusivos para controlar mejor sus inercias), sino también hasta 8 airbags de serie (9 Toyota con su sofisticado de rodilla para conductor). ¡Cómo han mejorado los grandes TT!
Sin atajos, en campo hay 4 factores determinantes (extensión de amortiguación, altura, tracción y ángulos), y el Toyota Land Cruiser termina por imponerse. Y eso que en altura y ángulos de paso gana el Mitsubishi Montero, pero las cotas del Toyota (a menos que afrontemos crestas salvajes) y su gran y mejorada flexibilidad de suspensión (hasta
De reparto habitual 40/60 entre trenes, el diferencial central mecánico Torsen del Toyota Land Cruiser efectúa una distribución variable que reparte el par en un 30/70 (si patina delante) ó 53/47 (si lo hace atrás), aunque por botón se bloquea al 50/50. Además, cuenta con un control de tracción capaz de activar por separado los frenos de las 4 ruedas, a modo de autoblocante delantero y trasero. Con esta combinación, basta que una rueda pise el suelo para enviar la mayor parte de la fuerza a ella. Gran agarre.
Mientras, un menos flexible Mitsubishi Montero basa también su fuerza en el gran y eficaz sistema de tracción Super Select II, en uso 4x4 también de reparto variable (desde una base de 33/67), pero con diferenciales central y trasero (recupera ahora esta última opción a menos de
Todo lo contrario sucede en carretera y pista rápida, donde el Mitsubishi Montero gana en agilidad, puesta a punto… y en posibilidad de circular sólo en 2 ruedas motrices ante un «integral» Land Cruiser. Su rigidez de chasis y suspensión desembocan en un comportamiento más preciso y dinámico que un Toyota más aparatoso. En definitiva, es más rápido. En el Land Cruiser, en cambio, las inercias se sienten antes: el tren delantero abre pronto trazada, la carrocería oscila más y se suceden los cabeceos en transferencias de masas. Cuestión, ante todo, de flexibilidad, y de no contar en esta básica versión con sofisticada tecnología de la que, en todo caso, carece siempre Mitsubishi: amortiguación neumática y estabilizadoras adaptativas. Porque, por lo demás, la dirección del Land Cruiser (también hidráulica, pero ahora con bomba con control variable del flujo) gana mucho, igual que el confort que genera un chasis que absorbe bien el firme y filtra mejor de vibraciones y sonoridad. Así que en tacto y refinamiento, Toyota impone su ley.
Mitsubishi Montero
- Versatilidad/dinamismo
- Capacidad de carga
- Precio
Toyota Land Cruiser
- Mecánica y tracción
- Confort/refinamiento
- Respuesta en campo
- Elevado peso
- Detalles de ergonomía
- Sonoridad y vibraciones
- Capacidad de frenada
- Visibilidad
- Sin modo 4x2 para asfalto