Nos adentramos en un terreno que a priori no es el preferido para el ML, pero lo cierto es que este Mercedes sorprende en campo por su capacidad que va mucho más allá de su imagen de vehículo SUV. Circular por pistas es una delicia siempre que no estas no estén muy bacheadas, donde se producen los mismos síntomas antes descritos en asfalto. El comportamiento sano es una virtud de este modelo, donde no parece que estemos ante un TT más de 2.000 Kg de peso. Desactivando el control de estabilidad podemos jugar a los deslizamientos de manera muy natural, y sin respuestas bruscas por parte del eje trasero. A medida que la pista se transforma en trialera hay que bajar mucho el ritmo para no golpear la carrocería, pero si las dimensiones lo permiten el ML sigue avanzando gracias al correcto funcionamiento del control de tracción.
De agradecer a los ingenieros de Mercedes es el haber dotado al ML de una reductora que ya quisieran para sí muchos TT de tradición. Con un desarrollo a 1.000 rpm en cortas de 3,8 Km/h, contra los 5 Km/h de un Montero con motor Diesel y cambio automático (por poner un ejemplo), el ML es capaz de descender por pendientes muy pronunciadas de manera segura y controlada.
En campo el límite lo establecen los neumáticos de alta velocidad con perfil 60 sobre llantas de 17", que en caso de pinchar tendremos que recurrir a la rueda de emergencia que se encuentra bajo el piso del maletero, teniendo desde ese momento que circular a 80 km/h como máximo. Si optamos como opción por una rueda de repuesto de similares dimensiones a las del vehículo, esta quedará instalada sobre un aparatoso soporte exterior sobre el portón, que rompe con la estética del ML y que se nota totalmente que es un añadido. Grata sorpresa la del ML 350, al comportarse mucho mejor en nuestra pista de pruebas de lo que nosotros habíamos pensado en principio. Pese a que su recorrido de suspensión es mínimo y las ruedas enseguida dejan de tener contacto con el suelo, el excelente control de tracción del Mercedes mantienen en movimiento al ML. En nuestra zona de zanjas, aunque las levantadas de rueda eran impresionantes, el ML seguía avanzando como si tal cosa.
Ángulos muy discretos para el Mercedes, sobre todo el ventral. Hay algunas piezas de plástico, como la del faldón delantero, que se desprenden con facilidad al abordar algún obstáculo no muy complicado.
Mención especial a la caja reductora, que con desarrollos muy cortos retiene a la perfección el peso del ML en las fuertes bajadas. Pese a ser un cambio automático, insertando la primera velocidad con el accionamiento secuencial ni en las más fuertes bajadas hay que tocar el freno para evitar tomar mucha velocidad.