4x4

Land Rover Freelander 4x4 Excursion 2.0 TD4 S

El más ligero de los Land Rover, el Freelander, ha renovado su motor. Además, toda la serie pasa a denominarse "4x4". Para comprobar sus nuevas cualidades nos hemos llevado al "pequeño inglés" de marcha.

Land Rover Freelander 4x4 Excursion 2.0 TD4 S
Land Rover Freelander 4x4 Excursion 2.0 TD4 S

Los nuevos Freelander, que se pusieron a la venta el pasado 10 de octubre, pasan a denominarse "4x4". Por pista, este TT puede ofrecer mucha diversión, pero en la conducción más "off-road" esta condicionado por la ausencia de reductora y por su escasa altura al suelo. Sus hermanos mayores, los míticos Defender y Range Rover, han dejado el listón muy alto a esta última generación de Land Rover.Una pena, ya que cuenta con una buena tarjeta de presentación. Con un chasis autoportante, el Freelander sólo pesa 1.619 kilogramos, mientras que el resto de sus competidores supera los 1.700. Puede presumir de una buena tracción total permanente -aunque no lleva reductora- y de un curioso sistema de control de descenso. Este mecanismo, denominado HDC, funciona en primera y marcha atrás y, al afrontar una pendiente inclinada, sólo hay que activarlo para mantener una velocidad moderadamente lenta sin tener que usar ni freno ni cambio de marchas. Sin embargo, una suspensión blanda y de corto recorrido y unos bajos bastante expuestos a los golpes merman sus aptitudes todo terreno.Con estos inconvenientes, se perjudica la conducción más extrema. Una característica que se agrava con su sistema de diferenciales, que precisan el deslizamiento del eje delantero para que el trasero se acople. En las trialeras más duras, puede pasar apuros debido a estas características y a que dista del suelo sólo 17 centímetros, por debajo de la media usual en el segmento. Tampoco anda sobrado de altura para los vadeos, ya que puede sumergir sólo 79 centímetros.Sin embargo, pisteando, el coche se defiende más que aceptablemente y permite circular a velocidades considerables siempre que el terreno no se rompa demasiado. La suavidad de la suspensión salvaguarda las espaldas de los ocupantes, arropados por unos asientos francamente cómodos. Pero, al coger baches muy pronunciados, el Freelander "flota" un poco, lo que resta al conductor algo de precisión en la dirección.Como un buen "dandy inglés", este vehículo mima su aspecto, por ejemplo, ha incorporado intermitentes de dirección transparentes. Con un diseño muy cuidado, se aleja de la imagen cuadrada de otros TT. Su exterior es muy dinámico y puede conectar perfectamente con un público joven. Eso sí, la elegancia tiene un precio: 4.479.000 pesetas. El Freelander de 2001 es atractivo, gasta poco y no le importa irse por ciudad, por carretera o por campo. En definitiva, "el pequeño inglés" es un buen compañero para salir de marcha, aunque, como tememos, a los diplomáticos no les gusta cubrirse de barro.