4x4

Cadillac SRX 4.6 V8 Sport Luxury

El Cadillac SRX ataca en el segmento de los SUV de alto standing, aunque desmarcándose de los estándares que definen a estos modelos en Europa.

Cadillac SRX 4.6 V8 Sport Luxury
Cadillac SRX 4.6 V8 Sport Luxury

No puede decirse que el Cadillac SRX siga los estándares establecidos en el viejo continente para lo que se entiende debe ser un Sport Utility vehicle (SUV). De hecho, este peculiar modelo responde con más fidelidad al concepto «Crossover». En otras palabras, el SRX es fundamentalmente un turismo ligeramente sobreelevado. De hecho, este coche se levanta sobre la plataforma Sigma que utilizan la berlina STS y el atractivo descapotable biplaza XLR; una característica que, a la postre, va a determinar sus capacidades tanto en carretera como fuera de ella.No obstante y antes de pasar a analizar estos dos apartados, hay que reconocer que lo primero que llama poderosamente la atención del coche son sus peculiares formas. Y es que el SRX ofrece una estética que se sale de norma y que disfruta de una evidente personalidad. En ella toman carta de naturaleza no sólo los verticales faros delanteros que caracterizan a todos los productos Cadillac de última generación, sino también su luneta trasera, que enlaza con las ventanillas laterales, ya que no existen montantes exteriores «visibles» que rompan tal continuidad. ¿Es bonito? ¿Es feo?… No seremos nosotros quienes demos respuesta a esta cuestión, ya que para gustos están los colores. Pero lo que sí afirmamos es que este Cadillac no deja indiferente al observador. El interior, aunque más convencional, tampoco puede decirse que carezca de personalidad. Aparte de que la imagen que ofrecen los plásticos utilizados y la calidad de los ajustes es irreprochable, llaman la atención las formas que dibuja el salpicadero, que se salen de lo que estamos acostumbrados a ver por estos pagos. Pero es que el diseño no se para sólo en eso. También potencia la utilidad. En este sentido hay que destacar que el salpicadero dispone nada menos que de cinco bocas de aireación de generoso tamaño, detalle que permite regular muy bien el flujo de aire en el interior del coche. Incluso los ocupantes disponen de numerosos receptáculos distribuidos por el interior para que la pequeña impedimenta no vaya dando tumbos.Siguiendo con los pasajeros, disfrutan de un habitáculo generoso y muy bien insonorizado, en el que pueden llegar a acomodarse hasta siete ocupantes. Los de las plazas delanteras disponen de asientos con regulación eléctrica y su confort está garantizado por un correcto diseño. No obstante, la capacidad de sujeción destaca más en los respaldos que en la banqueta, que se queda un tanto justa en este sentido. La tapicería de cuero, aunque elegante, tampoco contribuye a mejorar esa capacidad de agarre.Por lo que se refiere a los pasajeros traseros, hay que diferenciar entre los que se sientan junto a las puertas, y el que lo hace en la plaza central. Mientras que los primeros viajarán muy cómodos, aunque no muy «agarrados» por unos asientos de diseño muy plano, el de la plaza central deberá «luchar» con la incomodidad que representa un prominente túnel de transmisión a sus pies, y su espalda estará castigada por un respaldo duro como consecuencia del reposabrazos que esconde.De las plazas adicionales que se ofrecen en opción e incorporaba nuestra unidad de pruebas, plazas que por cierto se ocultan o se ponen activas eléctricamente mediante un interruptor, solo cabe decir una cosa, son sólo para niños. Su configuración de banqueta bajísima y el escaso espacio las hacen incomodísimas de utilizar por un adulto.A Cadillac parece no afectarle mucho la subida de los carburantes, ya que debido a su cilindrada y peso, los consumos son elevados. La caja de cambios es automática, pero con disposición secuencial. En ambas posiciones su manejo es satisfactorio. Las prestaciones en general llaman la atención por lo buenas que han resultado, demostrando que es un vehículo rápido tanto acelerando, como recuperando y adelantando.
También es significativa la velocidad máxima que es capaz de alcanzar con total facilidad. El confort de marcha es igualmente muy bueno, con una sonoridad digna de una berlina de lujo. El tamaño y peso de este automóvil no pasa inadvertido a la hora de frenar, y más con el cambio automático, ya que los frenos no nos ayudan demasiado.