Volvo siempre ha sido especialista en motores turboalimentados de gasolina, con unos resultados muy positivos. Ahora, la dictadura del mercado marca que el Diesel es lo que está de moda y la marca sueca no ha querido quedarse atrás, por lo que ha incorporado a la gama de su modelo más accesible económicamente, el S40, un par de mecánicas de gasóleo de última generación.El que protagoniza nuestro análisis es el de menor potencia. Se trata de un 1.6 de 110 CV y que surge de los esfuerzos conjuntos de Ford (a la que pertenece la automovilística sueca) y el Grupo PSA Peugeot-Citroën.Este motor es bastante conocido por los amantes del mundo del automóvil, porque también está presente en otros modelos como el Focus, el C4, Mazda 3 o el 307, entre otros. En esta ocasión, y antes de montarnos siquiera en nuestra unidad de pruebas, una pregunta nos asalta: ¿serán suficientes 109 CV para ofrecer prestaciones notables a este coche de prestigio?Lo primero que hay que tener en cuenta es que el S40 no es tan grande ni tan pesado como pueden denotar sus proporciones rectangulares. Mide 4,46 metros, lo que le sitúa en similares dimensiones que un Renault Mégane Sedán o un Ford Focus Sedán, con el que comparte plataforma, y su peso, 1.417 kilos, no es nada exagerado, colocándose en cifras típicas de vehículo compacto. Giramos la llave de contacto, colocada a la altura del salpicadero y no en la columna de la dirección, y nos ponemos en marcha. Por ciudad, el propulsor responde con total solvencia y agrado, pues no muestra síntomas de pereza en lo más bajo del cuentarrevoluciones, algo que nos ahorrará esfuerzo a la hora de dosificar el pedal del embrague. Una vez fuera de la jungla urbana, el propulsor saca a la luz su verdadero carácter. No es un prodigio a la hora de ofrecer prestaciones, éstas son más bien justas teniendo en cuenta el aura que tiene este S40. No tiene, tampoco, ese toque deportivo que siempre han tenido los gasolina turtboalimentados de la casa. Sin embargo, nos tenemos que dar cuenta que estamos ante un propulsor que tiene otras virtudes, pues es bastante silencioso para ser un Diesel, ofrece una gran suavidad y elasticidad y tiene en su reducido consumo su principal argumento. Vamos a ahondar algo más en el tema de las prestaciones. Si bien no estamos ante un "cohete", este 1.6 se defiende con honra. Es capaz de mantener cruceros elevados con considerable holgura, aunque si la orografía no nos es propicia debamos echar mano de la palanca de cambios (con un funcionamiento delicioso, por cierto), recupera bien (aunque al circular en marchas largas se echa de menos algo más de cilindrada y potencia) y tampoco es necesaria excesiva preparación, si acaso reducir una marcha, para afrontar adelantamientos en poco espacio y tiempo. Volvo siempre ha sido especialista en motores turboalimentados de gasolina, con unos resultados muy positivos. Ahora, la dictadura del mercado marca que el Diesel es lo que está de moda y la marca sueca no ha querido quedarse atrás, por lo que ha incorporado a la gama de su modelo más accesible económicamente, el S40, un par de mecánicas de gasóleo de última generación.El que protagoniza nuestro análisis es el de menor potencia. Se trata de un 1.6 de 110 CV y que surge de los esfuerzos conjuntos de Ford (a la que pertenece la automovilística sueca) y el Grupo PSA Peugeot-Citroën.Este motor es bastante conocido por los amantes del mundo del automóvil, porque también está presente en otros modelos como el Focus, el C4, Mazda 3 o el 307, entre otros. En esta ocasión, y antes de montarnos siquiera en nuestra unidad de pruebas, una pregunta nos asalta: ¿serán suficientes 109 CV para ofrecer prestaciones notables a este coche de prestigio?Lo primero que hay que tener en cuenta es que el S40 no es tan grande ni tan pesado como pueden denotar sus proporciones rectangulares. Mide 4,46 metros, lo que le sitúa en similares dimensiones que un Renault Mégane Sedán o un Ford Focus Sedán, con el que comparte plataforma, y su peso, 1.417 kilos, no es nada exagerado, colocándose en cifras típicas de vehículo compacto. Giramos la llave de contacto, colocada a la altura del salpicadero y no en la columna de la dirección, y nos ponemos en marcha. Por ciudad, el propulsor responde con total solvencia y agrado, pues no muestra síntomas de pereza en lo más bajo del cuentarrevoluciones, algo que nos ahorrará esfuerzo a la hora de dosificar el pedal del embrague. Una vez fuera de la jungla urbana, el propulsor saca a la luz su verdadero carácter. No es un prodigio a la hora de ofrecer prestaciones, éstas son más bien justas teniendo en cuenta el aura que tiene este S40. No tiene, tampoco, ese toque deportivo que siempre han tenido los gasolina turtboalimentados de la casa. Sin embargo, nos tenemos que dar cuenta que estamos ante un propulsor que tiene otras virtudes, pues es bastante silencioso para ser un Diesel, ofrece una gran suavidad y elasticidad y tiene en su reducido consumo su principal argumento. Vamos a ahondar algo más en el tema de las prestaciones. Si bien no estamos ante un "cohete", este 1.6 se defiende con honra. Es capaz de mantener cruceros elevados con considerable holgura, aunque si la orografía no nos es propicia debamos echar mano de la palanca de cambios (con un funcionamiento delicioso, por cierto), recupera bien (aunque al circular en marchas largas se echa de menos algo más de cilindrada y potencia) y tampoco es necesaria excesiva preparación, si acaso reducir una marcha, para afrontar adelantamientos en poco espacio y tiempo.
Volvo S40 1.6D Kinetic
La versión básica Diesel del S40, con 110 CV, es un modelo interesante por comportamiento y consumo reducido, aunque las prestaciones no son su punto más fuerte.
