Volkswagen Touareg R5 TDI

Considerar a este Touareg barato, con un precio de casi 45.000 euros, parece casi una paradoja. Sin embargo, podemos decir que este modelo, el básico de la gama, es un coche que lo vale. Capaz en todos los terrenos, ofrece refinamiento e imagen a partes iguales.

Volkswagen Touareg R5 TDI
Volkswagen Touareg R5 TDI

El tránsito por carreteras de primer orden e, incluso, por vías bacheadas se realiza con total seguridad y comodidad. Vamos en primera clase de un tren de alta velocidad. Una de las grandes responsables de que las sensaciones sean tan positivas es la suspensión neumática regulable en altura que equipaba nuestra unidad de pruebas y que es opcional a la hora de adquirir un Touareg en el concesionario. Tendremos que pagar casi 3.000 euros por ella (medio millón de las ya olvidadas pesetas), pero realmente merece la pena, tanto por los beneficios que reportan al modelo de VW en carretera como los que brinda en campo.Esta suspensión neumática, solamente disponible de serie en el Touareg V10, permite al conductor, mediante un botón tras la palanca de cambios, que éste varíe la altura de la carrocería y la dureza de la amortiguación en función de las características de la carretera por la que se circule. De esta manera, cuenta con dos leyes de amortiguación, denominadas Sport y Confort, que hacen que se modifique la firmeza de los amortiguadores. Existe una tercera posición, que VW llama Auto, en la que se deja a una centralita electrónica del propio coche la elección del tipo de suspensión más adecuado, en función de las condiciones de la carretera y nuestro tipo de conducción. Los tres tipos de suspensión están muy bien afinados y no nos encontramos con un tarado demasiado firme, que jugaría en contra del confort de marcha de los ocupantes, ni con uno demasiado blando, que incrementaría la sensación de descontrol de la carrocería.Uno de los temores (razonables) que surgen cuando hablamos de modelos de semejantes dimensiones y peso es el de ver cómo vamos a pararlos. En este caso, los frenos cumplen muy bien con su cometido tanto por tacto como por mordiente y se consiguen unas distancias de frenado por debajo de los 80 metros desde 140 km/h, una cifra muy positiva si valoramos los condicionantes “físicos" del Touareg. La resistencia también es grande, aunque, a causa del citado peso del protagonista de nuestra prueba (2,3 toneladas, no lo olvidemos), se puede llegar antes al agotamiento de los mismos, sobre todo si los sometemos a un esfuerzo extremo. Cuando nos adentramos en trazados más retorcidos, el todo terreno germano impone su carácter pétreo, típicamente alemán. Ni se inmuta. Su velocidad de paso en curvas rápidas no tiene nada que envidiar al de berlinas convencionales, al igual que tampoco lo tiene su comportamiento. En curvas lentas, tenemos que saber jugar con las inercias del Touareg para encontrarnos cómodos. Conociendo esa particularidad y sabiendo que la agilidad no es una de sus peculiaridades, repetimos lo dicho: es similar al de un turismo normal. Con las ayudas electrónicas desconectadas (ESP), tiende a subvirar en el límite, aunque de forma noble y no muy acusada. La carrocería se mueve, es normal, pero ese movimiento no resulta molesto ni aumenta la sensación de peligro en el conductor. Lo más que puede provocar es algo de miedo en el resto de los automovilistas que verán como una mole de cuatro ruedas se les acerca aparentemente desbocada.