Increíble, el Prius no deja de sorprendernos cada vez que nos montamos en él. No es ningún experimento, pretende competir con vehículos convencionales y ofrece algunos aspectos en los que los supera tanto por sensaciones subjetivas como por cifras objetivas, como un consumo muy bajo en ciudad. Pero, ¿por qué? ¿Qué es exactamente un Prius? El Prius es un coche híbrido con dos motores, uno de gasolina y otro eléctrico, con un generador interpuesto entre ambos y un engranaje epicicloidal que hace las funciones de caja de cambios automática de funcionamiento continuo. En realidad, sólo tiene una marcha, pero, gracias a la acción del motor eléctrico sobre los planetarios del engranaje epicicloidal, consigue variar la desmultiplicación según la necesidad.Cuando se acciona la llave de contacto, el motor térmico se pone en marcha, para detenerse a los pocos segundos. Entonces el coche se queda preparado para iniciar el movimiento, aunque no se nota nada. Aparentemente tiene la misma vida que antes de sentarnos en él. Basta poner la palanca de cambios, situada junto al volante, en la posición D, soltar ligeramente el freno e iniciar la marcha con una suavidad desconocida hasta el momento. El coche se está moviendo en modo eléctrico gracias a las baterías dispuestas en el fondo del maletero -junto al respaldo trasero-. Si pisamos el acelerador con dulzura, podremos continuar así, pero, a nada que se necesite un mínimo de fuerza, el motor de gasolina se pondrá en marcha de forma imperceptible para ayudar a empujar. En ocasiones sólo nos daremos cuenta de que esto ha ocurrido por la información que nos suministra una pantalla táctil situada en el centro del salpicadero y que, en una de sus funciones, nos muestra un esquema del traspaso de la energía. Una vez en marcha, comienza un verdadero trasiego de energía. Si se necesita aceleración, los dos motores se suman para mover las ruedas. Si se levanta el pie del acelerador, la inercia del vehículo se aprovecha para cargar las baterías mediante el giro de las ruedas. Incluso si se frena, el propio sistema de freno eléctrico complementando a los discos regenera parte de la energía. En aceleraciones intermedias o a velocidades mantenidas, una parte de la fuerza del motor sirve para mover las ruedas y otra se emplea para recargar las baterías. La cuestión es no desaprovechar energía y tratar de mantener la carga entre el 60 y el 80 por ciento de la capacidad, para optimizar su longevidad. La descarga y carga de la batería llega con rapidez: se descargan enseguida, pero se cargan con igual rapidez. Todo esto ocurre de forma automática y se muestra en la pantalla. Si, por circunstancias de la conducción, se exige mucho esfuerzo a las baterías, por ejemplo en autopista, éstas llegan a agotarse. Entonces sólo funciona el motor de gasolina, aunque cualquier momento es bueno para recargar, tanto si se levanta ligeramente el pie como si se rueda a fondo en bajada, entonces se desvía algo de la fuerza del motor a las baterías. Con este funcionamiento, al límite de las posibilidades, en el marcador digital del Prius se pueden llegar a ver algo más de 170 km/h, consiguiendo un consumo máximo de combustible de 9 l/100 km. Si no nos ponemos tan radicales y bajamos un poco la velocidad, sin acelerar siempre a tope, podremos movernos a cruceros de unos 140-150 km/h, cargando y descargando las baterías, pero sin agotarlas, y reduciendo el consumo hasta unos 7 l/100 km.
Toyota Prius
Ya está a la venta en nuestro país el primer híbrido de Toyota y del mercado, el Prius, un coche que sorprende por lo bien pensado que está, por sus soluciones técnicas y por representar la única alternativa etiquetable como ecológica que nada envidia al coche convencional.
