Suzuki Liana 1.6 / Mitsubishi Space Star 1.6

El nuevo Suzuki Liana se incorpora al segmento de las berlinas compactas altas con un diseño muy personal y un brioso motor 1.6 que lo enfrenta directamente con un pionero de este mercado y un muy duro rival: el Mitsubishi Space Star.

Suzuki Liana 1.6 / Mitsubishi Space Star 1.6
Suzuki Liana 1.6 / Mitsubishi Space Star 1.6

El éxito de los monovolúmenes compactos dejó un mensaje claro en el buzón de los constructores europeos y japoneses. Las necesidades y el gusto de los consumidores están cambiando y existe un número creciente de compradores que encuentran de su agrado berlinas más altas y con proporciones de carrocería más aproximadas a un monocuerpo y que otorguen algo más de habitabilidad y comodidad para sentarse, sobre todo en las plazas traseras. De manera que aquel segmento al que apuntan pioneros como el Galloper Santamo o el Mitsubishi Space Star, adquiere renovados bríos y se apunta a nuevas soluciones prácticas y estéticas. Un ejemplo de la actual tendencia hacia el diseño pseudo-monovolumen es el del Honda Civic cinco puertas, aunque no llega tan lejos como el recientemente presentado Suzuki Liana.

Este nuevo producto del constructor japonés, que ha basado su prestigio en vehículos todo-terreno de tamaño pequeño, complementa una gama en la que brillan por sus ventas otros monovolúmenes como el exitoso Wagon-R y el Ignis. El Liana se lanza directamente sobre el campo del Mitsubishi Space Star 1.6, con el que compite por tamaño y precio, aunque no por origen de fabricación, ya que el Space Star se construye en la factoría Nedcar que Mitsubishi comparte con Volvo en Holanda y el Liana en Japón. La marca que popularizó los Samurai en España se ha planteado hacer sentir claramente su presencia en el segmento, por lo que ha apelado a su conocido y probado motor multiválvulas 1.6, que ya se utilizaba en el Baleno, para mover una carrocería relativamente larga y alta. La estética es muy particular, con un frontal a la moda con faros poliédricos con "efecto joya" y una zaga que recuerda rasgos firmados por Volvo (¿recordáis el 480?), dando la impresión de pertenecer a un coche de alta gama. El Liana juega una baza psicológica importante por su tamaño, dentro de su particular nicho, ya que tiene veinte centímetros más de longitud y tres más de altura que el Space Star. Fiel a la tradición fuera de carretera de la marca se ofrece, además, con una variante con cuatro ruedas motrices que se encuentra casi a solas en el mercado por un cuarto de millón más. El nivel de equipamiento y acabado del Liana con tracción delantera es único por el momento. Resulta bastante adecuado para las necesidades españolas, ya que incluye de serie el aire acondicionado, pero no contempla como opcional ni las llantas de aleación (que se pueden adquirir como accesorio) ni airbags laterales, elementos estos que se reservan para la variante con cuatro ruedas motrices. Por su parte, el Space Star, en su variante Plus, unidad probada, añade airbags laterales de serie a los frontales y elevalunas traseros sobre la versión básica. Esta incluye aire acondicionado, ordenador de a bordo, elevalunas delanteros y mando remoto para la apertura de puertas. El Liana comparte con él los espejos eléctricos, dispone de elevalunas delanteros y traseros, pero no tiene apertura remota de puertas. A los bolsillos rígidos laterales de las puertas delanteras y a apoyavasos delanteros, ambos añaden una bandeja portaobjetos debajo del asiento delantero del acompañante. El Space Star 1.6 básico cuesta 2.449.000 pesetas y el más equipado 2.694.000 pesetas; por la diferencia se consiguen las llantas de aleación de 15 pulgadas, neumáticos más "deportivos" 195/55, luces antiniebla y los airbags laterales ya mencionados, además de otros pequeños detalles. Aunque el posicionamiento de ambos vehículos es similar, el Mitsubishi se acerca más a una berlina convencional, y sus acabados interiores están dentro de la tónica habitual en la marca. Ajustes, texturas y diseño del interior dan la impresión de un mayor empaque que en el Suzuki. En el Liana destaca su cuadro de instrumentos de cuarzo líquido LCD, bastante discreto y con velocímetro digital. En ambos modelos las copelas de la suspensión quitan bastante espacio útil al maletero y reducen considerablemente el ancho del objeto que se puede cargar. En el Suzuki, la rueda de repuesto disminuye la altura del maletero, aunque éste resulta bastante más profundo que el del Mitsubishi. Este cuenta con una ventaja o flexibilidad adicional, que es la posibilidad de deslizar longitudinalmente el asiento trasero, detalle muy cómodo tratándose de este tipo de vehículos. Esto permite gozar de mayor espacio para las piernas atrás si se configura con el volumen de maletero más pequeño. En ambos, si se sientan tres personas atrás, se va muy apretado. El éxito de los monovolúmenes compactos dejó un mensaje claro en el buzón de los constructores europeos y japoneses. Las necesidades y el gusto de los consumidores están cambiando y existe un número creciente de compradores que encuentran de su agrado berlinas más altas y con proporciones de carrocería más aproximadas a un monocuerpo y que otorguen algo más de habitabilidad y comodidad para sentarse, sobre todo en las plazas traseras. De manera que aquel segmento al que apuntan pioneros como el Galloper Santamo o el Mitsubishi Space Star, adquiere renovados bríos y se apunta a nuevas soluciones prácticas y estéticas. Un ejemplo de la actual tendencia hacia el diseño pseudo-monovolumen es el del Honda Civic cinco puertas, aunque no llega tan lejos como el recientemente presentado Suzuki Liana.

Este nuevo producto del constructor japonés, que ha basado su prestigio en vehículos todo-terreno de tamaño pequeño, complementa una gama en la que brillan por sus ventas otros monovolúmenes como el exitoso Wagon-R y el Ignis. El Liana se lanza directamente sobre el campo del Mitsubishi Space Star 1.6, con el que compite por tamaño y precio, aunque no por origen de fabricación, ya que el Space Star se construye en la factoría Nedcar que Mitsubishi comparte con Volvo en Holanda y el Liana en Japón. La marca que popularizó los Samurai en España se ha planteado hacer sentir claramente su presencia en el segmento, por lo que ha apelado a su conocido y probado motor multiválvulas 1.6, que ya se utilizaba en el Baleno, para mover una carrocería relativamente larga y alta. La estética es muy particular, con un frontal a la moda con faros poliédricos con "efecto joya" y una zaga que recuerda rasgos firmados por Volvo (¿recordáis el 480?), dando la impresión de pertenecer a un coche de alta gama. El Liana juega una baza psicológica importante por su tamaño, dentro de su particular nicho, ya que tiene veinte centímetros más de longitud y tres más de altura que el Space Star. Fiel a la tradición fuera de carretera de la marca se ofrece, además, con una variante con cuatro ruedas motrices que se encuentra casi a solas en el mercado por un cuarto de millón más. El nivel de equipamiento y acabado del Liana con tracción delantera es único por el momento. Resulta bastante adecuado para las necesidades españolas, ya que incluye de serie el aire acondicionado, pero no contempla como opcional ni las llantas de aleación (que se pueden adquirir como accesorio) ni airbags laterales, elementos estos que se reservan para la variante con cuatro ruedas motrices. Por su parte, el Space Star, en su variante Plus, unidad probada, añade airbags laterales de serie a los frontales y elevalunas traseros sobre la versión básica. Esta incluye aire acondicionado, ordenador de a bordo, elevalunas delanteros y mando remoto para la apertura de puertas. El Liana comparte con él los espejos eléctricos, dispone de elevalunas delanteros y traseros, pero no tiene apertura remota de puertas. A los bolsillos rígidos laterales de las puertas delanteras y a apoyavasos delanteros, ambos añaden una bandeja portaobjetos debajo del asiento delantero del acompañante. El Space Star 1.6 básico cuesta 2.449.000 pesetas y el más equipado 2.694.000 pesetas; por la diferencia se consiguen las llantas de aleación de 15 pulgadas, neumáticos más "deportivos" 195/55, luces antiniebla y los airbags laterales ya mencionados, además de otros pequeños detalles. Aunque el posicionamiento de ambos vehículos es similar, el Mitsubishi se acerca más a una berlina convencional, y sus acabados interiores están dentro de la tónica habitual en la marca. Ajustes, texturas y diseño del interior dan la impresión de un mayor empaque que en el Suzuki. En el Liana destaca su cuadro de instrumentos de cuarzo líquido LCD, bastante discreto y con velocímetro digital. En ambos modelos las copelas de la suspensión quitan bastante espacio útil al maletero y reducen considerablemente el ancho del objeto que se puede cargar. En el Suzuki, la rueda de repuesto disminuye la altura del maletero, aunque éste resulta bastante más profundo que el del Mitsubishi. Este cuenta con una ventaja o flexibilidad adicional, que es la posibilidad de deslizar longitudinalmente el asiento trasero, detalle muy cómodo tratándose de este tipo de vehículos. Esto permite gozar de mayor espacio para las piernas atrás si se configura con el volumen de maletero más pequeño. En ambos, si se sientan tres personas atrás, se va muy apretado.