Suzuki Liana 1.6 2WD

Con 103 CV de potencia oficial y 1,6 litros de cilindrada, el propulsor del Liana es capaz de “estirar" casi hasta donde haga falta. Cierto es que no sube de vueltas con especial rapidez, pero tampoco se muestra perezoso y puede seguir ofreciendo potencia cuando la velocidad de crucero ya es más que aceptable. Esto permitirá al conductor disfrutar de los viajes por autopista sin temor a que la cuerda se acabe demasiado pronto.

Suzuki Liana 1.6 2WD
Suzuki Liana 1.6 2WD

Concebido para el uso familiar, el Liana cumple perfectamente con su misión: llevar a cuatro o cinco personas en un vehículo que, en cuanto a prestaciones, se sitúa en la misma línea que sus rivales.De hecho, el rendimiento del motor es uno de los mejores argumentos de este modelo, pues sube de vueltas suavemente cuando el conductor lo pide y es capaz de mantener sin agobios velocidades de crucero muy aceptables. Y, si la carretera y el tráfico lo permiten, aún se puede "estirar" más el propulsor, que llega sin problemas hasta la zona alta del cuentavueltas e incluso da la sensación de poder ir más allá.

Por desgracia (y aquí empiezan los "peros") hay ciertos detalles que empañan el buen funcionamiento del motor. Además del ruido excesivo que se cuela en el habitáculo, el tacto del cambio no facilita la tarea de reducir para afrontar un repecho pronunciado o realizar algún adelantamiento -pese a su buen rendimiento no debemos olvidar que se trata de una mecánica de 1,6 litros con 103 CV (101 según la medición efectuada en nuestro banco de potencia)-. Aunque la precisión es buena (al igual que la rapidez), la suavidad deja que desear -en la unidad probada, al insertar primera o segunda, se producía un ruido seco que desaparecía al ir pasando a marchas más largas-, lo que resta puntos al comportamiento general del vehículo en zonas viradas.

En este tipo de tramos es posible alcanzar un ritmo aceptable, a pesar de que hay que recurrir continuamente al cambio. La dirección y los frenos también ayudan en este apartado: la primera se muestra bastante precisa, mientras que los segundos tienen a su favor un tacto que permite dosificar la frenada amablemente y una buena resistencia a la fatiga, por lo que no supondrá ningún problema enfrentarse a las bajadas de los puertos de montaña. Además, el ABS sólo interviene cuando es realmente necesario, por lo que no interferirá en la conducción en el caso de que queramos permitirnos alguna pequeña "licencia" (siempre dentro de los límites admitidos por un vehículo familiar).

En los trazados virados, las curvas cerradas pueden salvarse con elegancia gracias a una suspensión cómoda -absorbe, sin pasar factura a los pasajeros, las irregularidades del terreno-, pero lo suficientemente firme como para afrontar los giros con confianza. Sin embargo, no hay que llamarse a engaño: como todo vehículo con vocación familiar, la amortiguación está pensada para que los ocupantes no sufran, por lo que la carrocería se inclina en los giros, aunque no tanto como para restar aplomo al automóvil.

En estas carreteras se puede llegar a echar de menos la tracción total que presenta su hermano de gama, pero, teniendo en cuenta que no son el hábitat natural del Liana, es recomendable elegir la versión con tracción delantera: además de ganar en prestaciones, nuestro bolsillo lo agradecerá, ya que el 4WD es más sediento (con el mismo motor, hay que mover casi 100 kg "extras") y llega a gastar un litro más de combustible cada 100 km recorridos en autopista o ciudad.