Suzuki Ignis GL 4WD

Un utilitario, por tamaño, versatilidad y ligereza, pero con posibilidades para circular por caminos en mal estado o resbaladizos, gracias a la tracción total. Un coche ideal para el medio rural o de alta montaña, aunque con un precio muy elevado.

Suzuki Ignis GL 4WD
Suzuki Ignis GL 4WD

El Ignis es un coche que puede tener clientela de lo más variada: se le puede dar un uso rural, para la montaña, para esquiadores o incluso como coche para tirar de un remolque ligero. No se trata de un vehículo para grandes trayectos, aunque los admite. El motor responde bastante bien, en especial en alta, ya que a bajo régimen se muestra algo perezoso. Los desarrollos largos tampoco favorecen este apartado y las recuperaciones en marchas largas las realiza con lentitud. Hay que mover el cambio —que tiene bastante buen tacto— para aprovechar lo mejor del motor. En vías rápidas, el Ignis cuenta con ciertas limitaciones. Se puede rodar a una velocidad de crucero de hasta 160 km/h de aguja, pero en curvas amplias se muestra nervioso debido a un conjunto de características propias del coche. Si sumamos una batalla corta, un centro de gravedad alto, neumáticos estrechos, suspensión dura y una dirección eléctrica imprecisa, el resultado es lógico. Los viajes largos por autopista a buen ritmo exigen mayor concentración que con un turismo cualquiera. Queda el consuelo de que, al menos, no es ruidoso y se puede rodar a tope sin demasiadas molestias. El consumo en estas circunstancias ronda los nueve litros, que entra en lo razonable, aunque un depósito de sólo 41 litros limita la autonomía. En la práctica, entre llenado y llenado sin apurar al máximo, se queda en algo más de 300 kilómetros. Así como las características y medidas del coche no le benefician en terreno rápido, en carretera convencional, algunas de ellas se tornan ventajas; aprovechando el motor se puede rodar con alegría y agilidad. El peso contenido, la batalla corta y, ahora sí, la tracción total, le permiten circular bastante rápido y mantener poder de tracción a la salida de las curvas. Incluso con terreno poco adherente, se puede acelerar sin compromisos. El tacto y la precisión de la dirección sigue sin transmitir demasiado, pero se nota más adaptado a este tipo de carreteras, aunque, si el firme se encuentra en mal estado, la dureza de la suspensión puede resultar un poco excesiva. Los frenos no tienen un tacto que encandile, pero las distancias de frenado demuestran que son potentes. Como vehículo urbano resulta práctico. Se trata de un coche con unas medidas exteriores contenidas, en el que vamos situados más altos que en turismo normal. Se muestra muy manejable, aunque la dirección vuelve a dar la nota negativa, ya que, si bien es ligera al circular y girar en calles estrechas, se endurece en maniobras a coche parado en cuanto se gira el volante con rapidez, por ejemplo, en maniobras de aparcamiento.