Skoda Fabia 1.9 TDi Elegance

El estreno del motor 1.9 TDi de 101 CV con la tecnología bomba-inyector asociada al turbo de geometría variable e intercooler es la revolución de los TDi. Su resultado es excitante y el Fabia se convierte en uno de los más rápidos de la categoría plantando cara a toda una referencia como el Ibiza TDi de 110 CV.

Skoda Fabia 1.9 TDi Elegance
Skoda Fabia 1.9 TDi Elegance

Hay coches que entusiasman a primera vista y otros no. Y tengo que reconocer que el Skoda Fabia había pasado por delante de mí sin que le hubiera prestado mucha atención. Después de esta prueba ya nunca será así. Todo comenzó el viernes pasado. Nos avisaron que podíamos recoger la unidad de pruebas y, sin más preparativos, salimos a realizar la sesión de fotos. La primera vez que pude abrir gas a discreción ya estaba en la N-III, autovía que frecuento bastante, y en la primera subida el motor nos deja sorprendidos por lo que empuja. Esta fuerza nos permite coronar el alto de Arganda a una velocidad muy elevada, excesiva para los límites legales de velocidad. Luego, cuando el tráfico se vuelve más lento, pues la carretera es de dos carriles, nos vuelve a sorprender por su capacidad de recuperación. Nos miramos el fotógrafo y yo y, casi a la vez, decimos: «esto anda más que un Ibiza TDi 110 CV». Esta afirmación no podría ser comprobada hasta el lunes, día en que el Fabia tenía cita con el Centro Técnico para realizar las prestaciones, pero si la primera sensación es la que cuenta, ésta fue inmejorable. Está claro que mi opinión del Fabia, y más concretamente del motor 1.9 TDi de 101 CV, es bastante buena. Esta afirmación afecta en buena parte a su mecánica, pero hay otros apartados y detalles en los que el Fabia sorprende y convence con rapidez. Estéticamente no resulta tan atractivo como un Golf o un A3, que son algo más grandes y no pertenecen a su categoría. Sin embargo, el Fabia no es menos atractivo que un Ibiza; tan sólo es menos conocido y, pese a que ambos pertenecen al mismo grupo empresarial, la imagen de Seat es más dinámica y sólida que la de Skoda. En el interior ocurre algo parecido. No atrae por su belleza y, en cambio, resulta agradable por la sensación que trasmite de robustez y elegancia, con gran sencillez de líneas y elaborada terminación. Hay detalles en los que se aprecia que no se ha descuidado nada. Desde el asiento del conductor apenas se ven las raquetas de los limpiaparabrisas, pues quedan ocultas, pero también hay cosas que no son de nuestro agrado, como el menor tamaño del retrovisor derecho —más pequeño que el izquierdo— por lo que se pierde algo de visión lateral. También el retrovisor interior es estrecho y no abarca la ventana trasera.