Si los valores de consumo son normales en situaciones “normales", es decir, a un ritmo moderado y sin exprimir la mecánica, la aguja del medidor de combustible puede verse cómo baja muy rápidamente si rodamos deprisa y a poco que estiremos las marchas para sacarle el mejor rendimiento a la mecánica, también porque trae un tanque de combustible de no mucha capacidad (sólo 55 litros, cuando debiera pasar bastante por encima de los 60) y por eso repercute también en una autonomía reducida.En habitabilidad, sobre todo detrás, queda por debajo de los rivales más directos, como el Ford Mondeo, Renault Laguna o Citroën C5, por ejemplo. Y como para muestra basta un botón, la anchura interior al nivel de los hombros en las plazas delanteras y las traseras es de 138 y 135 centímetros, respectivamente, mientras que, para el mismo caso, el C5 arroja unas medidas de 145 y 141. La baza de una carrocería compacta acusa situaciones como ésta, pero el Toledo a cambio tiene un maletero que sigue siendo una de las referencias en su segmento con 500 litros de capacidad, aunque cada vez las distancias en este sentido sean más cortas: el C5 de Citroën, por ejemplo, tiene 495 oficiales; un Mondeo, también 500, un Passat, 475, un Serie 3, 440, un A4, 455...
Siendo el más caro de la gama –sólo el TDi de 150 CV lo iguala-, el V5 es el Toledo que mejor va por lo que se refiere a su mecánica y al compromiso entre efectividad del bastidor y comodidad. Es un coche bien hecho, de buen acabado y sensación general, y que responde bien en cualquier circunstancia, porque es ágil en ciudad y muy rápido en carretera. Va bien asentado al asfalto y ofrece mucha confianza al conductor. Interiormente está bien resuelto, aunque lo que se ve pueda resultar muy conocido y la única nota en contra está en el espacio disponible para las piernas de los ocupantes traseros, que no es muy holgada.