Seat Toledo 1.8 20VT Sport / Skoda Octavia RS

La misma plataforma, el mismo motor, similar tamaño, multitud de componentes compartidos… Los "altercados internos" dentro del Grupo Volkswagen son bien conocidos, aunque esta vez cada marca imprime una personalidad diferente a estas versiones.

Seat Toledo 1.8 20VT Sport / Skoda Octavia RS
Seat Toledo 1.8 20VT Sport / Skoda Octavia RS

Después de conocer las intenciones del actual presidente del Grupo Volkswagen, Bernd Pischetsrieder, de reorientar a los cuatro pilares básicos del consorcio —Audi, Seat, Volkswagen y Skoda—, para definirlas de tal manera que se complementen entre ellas (no será por la llegada del VW Phaeton para rivalizar con el A8), entonces quizás todo se entienda mejor. Mientras tanto, la confusión resulta hasta anecdótica entre esta nueva versión del Toledo, que recibe el motor 1.8 Turbo de 180 CV, y el Skoda Octavia RS, que ya lleva unos cuantos meses en el mercado.

La llegada de este Toledo en sustitución del V5 de 170 CV es una maniobra dictada con juicio desde la deportividad que se le ha asignado a Seat, aunque el esperado complemento diferenciador de Seat dentro del Grupo con su "chasis ágil", que ya montan Ibiza y León Cupra R, se ha quedado a medio camino con una simple pero perfecta adaptación de muelles y amortiguadores cara al aumento de las prestaciones. Si de chasis ágil hablamos, este es el que presenta por su comportamiento el Octavia RS, cuyo bastidor ha sido definido por derroteros claramente deportivos, ajenos a lo que conocíamos hasta la fecha en la marca. Pero esta deportividad no es correspondida en su plenitud por la caja de cambios utilizada, de 5 velocidades, cuando por norma en el resto del Grupo se asocia este motor a un cambio de 6, como es el caso del Toledo. Claro, es el factor precio diferenciador de Skoda y en concreto del Octavia lo que recomienda esta decisión técnica, dirán algunos… si no fuera porque es ¡2.385 euros! más caro que el Toledo. Vaya lío. Sin entrar a valorar si la personalidad de cada modelo es la correcta para la marca que representan, lo que sí es cierto es que el Skoda es un modelo que transmite más sensaciones deportivas, cuando el Toledo es un vehículo de modales más refinados. El Octavia además de resultar un coche muy eficaz, lo parece desde el primer instante que empezamos a conducirlo. Su más firme tarado de suspensiones reduce a la mínima expresión los movimientos verticales de la carrocería. Y la dirección, con un tarado más duro, filtra menos lo que sucede bajo las ruedas. Hasta el pedal del freno —de superficie metálica, como el del embrague y acelerador—, llega a esta definición, con un recorrido más corto y firme que permite modular con más tacto la frenada, aunque hemos conseguido menores distancias con el Toledo, que estrena el servofreno de emergencia ADAM. Con todo esto, la pisada del Octavia resulta más sólida y sobre todo precisa si los cambios de apoyo se suceden. Y en este territorio, además, el Skoda saca a relucir una zaga que se muestra más participativa en la conducción ante las transferencias de masas. Después de conocer las intenciones del actual presidente del Grupo Volkswagen, Bernd Pischetsrieder, de reorientar a los cuatro pilares básicos del consorcio —Audi, Seat, Volkswagen y Skoda—, para definirlas de tal manera que se complementen entre ellas (no será por la llegada del VW Phaeton para rivalizar con el A8), entonces quizás todo se entienda mejor. Mientras tanto, la confusión resulta hasta anecdótica entre esta nueva versión del Toledo, que recibe el motor 1.8 Turbo de 180 CV, y el Skoda Octavia RS, que ya lleva unos cuantos meses en el mercado.

La llegada de este Toledo en sustitución del V5 de 170 CV es una maniobra dictada con juicio desde la deportividad que se le ha asignado a Seat, aunque el esperado complemento diferenciador de Seat dentro del Grupo con su "chasis ágil", que ya montan Ibiza y León Cupra R, se ha quedado a medio camino con una simple pero perfecta adaptación de muelles y amortiguadores cara al aumento de las prestaciones. Si de chasis ágil hablamos, este es el que presenta por su comportamiento el Octavia RS, cuyo bastidor ha sido definido por derroteros claramente deportivos, ajenos a lo que conocíamos hasta la fecha en la marca. Pero esta deportividad no es correspondida en su plenitud por la caja de cambios utilizada, de 5 velocidades, cuando por norma en el resto del Grupo se asocia este motor a un cambio de 6, como es el caso del Toledo. Claro, es el factor precio diferenciador de Skoda y en concreto del Octavia lo que recomienda esta decisión técnica, dirán algunos… si no fuera porque es ¡2.385 euros! más caro que el Toledo. Vaya lío. Sin entrar a valorar si la personalidad de cada modelo es la correcta para la marca que representan, lo que sí es cierto es que el Skoda es un modelo que transmite más sensaciones deportivas, cuando el Toledo es un vehículo de modales más refinados. El Octavia además de resultar un coche muy eficaz, lo parece desde el primer instante que empezamos a conducirlo. Su más firme tarado de suspensiones reduce a la mínima expresión los movimientos verticales de la carrocería. Y la dirección, con un tarado más duro, filtra menos lo que sucede bajo las ruedas. Hasta el pedal del freno —de superficie metálica, como el del embrague y acelerador—, llega a esta definición, con un recorrido más corto y firme que permite modular con más tacto la frenada, aunque hemos conseguido menores distancias con el Toledo, que estrena el servofreno de emergencia ADAM. Con todo esto, la pisada del Octavia resulta más sólida y sobre todo precisa si los cambios de apoyo se suceden. Y en este territorio, además, el Skoda saca a relucir una zaga que se muestra más participativa en la conducción ante las transferencias de masas.