Saab 9-3 Sport Sedan 2.2 TiD Vector

Hay veces que lograr diferenciarse no es tan difícil. Saab lo hace con una berlina que conjuga un comportamiento brillante, un diseño atractivo y unos interiores originales. A pesar de unas plazas traseras algo escasas y un motor bueno, pero no brillante, el conjunto es para tenerlo muy en cuenta.

Saab 9-3 Sport Sedan 2.2 TiD Vector
Saab 9-3 Sport Sedan 2.2 TiD Vector

Yo siempre he tenido manía a los Saab. ¿Por qué?. La verdad es que no tenía ninguna lógica y era totalmente injustificable. Desde pequeño, los he ido viendo y, no sé por qué, no me gustaban. Aparte, a mis oídos de colegial eso de “Saab" no le sonaba “ni a chicha ni a limoná". No eran Mercedes ni BMW y eso parecía ser razón suficiente para mí. Pero el tiempo pasa y la gente crece, y yo con ella. Y llega el “fatídico" día de enfrentarse a los temores infantiles, el día de “enfrentarse" a un Saab…Pero el enfrentamiento no es tal, ya que desde el primer vistazo me gusta lo que veo. Es una berlina estéticamente bella y, en mi opinión, más proporcionada que la generación a la que sustituye. La verdad es que la conversión en berlina de cuatro puertas, olvidando ese aire coupé, le ha sentado muy bien.Una vez dentro del habitáculo, las sensaciones siguen siendo buenas. El asiento recoge mi cuerpo con bastante firmeza y la regulación eléctrica del mismo me permite encontrar enseguida la postura idónea al volante (éste regulable en altura y profundidad). Aparte, descubro que, como en Suecia en invierno debe de hacer frío, se incluye calefacción para los asientos. Curioso.Miro hacia delante y el salpicadero y la consola central me sorprenden con un diseño con materiales de calidad. Los mandos están a mano y funcionan correcta y rápidamente y, en ese momento, me acuerdo del multiplexado, que todavía deja mucho que desear (luego, averiguaré que Saab ha usado la fibra óptica para la comunicación entre sus dispositivos).El salpicadero, enfocado hacía el conductor, recuerda a los mandos de la cabina de un avión y está situado por debajo de la línea imaginaria de nuestros ojos para que podamos consultar sin dificultades un visor que nos muestra las informaciones del ordenador de a bordo. Navegando por él, podremos configurar la ayuda al aparcamiento, el avisador de velocidad máxima o cómo queremos la climatización. En la multitud de botones también veo dónde se encuentra el ESP, el cargador de CD; y, en el volante, el control de velocidad. Llegado este momento, me pregunto si esta perfección en el equipamiento tiene truco. Y lo tiene. Ni la regulación eléctrica de los asientos, ni la calefacción de los mismos, ni el ordenador de abordo, ni el ESP, ni el cargador de CDs son gratis. Calculadora en mano, sumo el coste total de estos elementos y… 2.865 euros. Ya llevo casi medio kilo de los de antes y no he contado la pintura metalizada (600 euros), la alarma antirrobo (390) o los faros de xenón (650). Atrás, el espacio no sobra. La anchura en las plazas delanteras y traseras, gracias al incremento de cotas, ha aumentado en 8 y 7 centímetros, respectivamente. Sin embargo, las plazas posteriores se ven penalizadas por un espacio para las piernas inferior en 3 centímetros, lo que convierte al modelo sueco en uno de los que peor “trata" a sus pasajerosComo curiosidad, podemos citar que el nuevo 9-3 mantiene, como la anterior generación, que la llave de arranque se sitúe junto al freno de mano. La citada llave, sin embargo, ahora es electrónica (desde Saab se sostiene que es más ergonómica que la famosa tarjeta y el botón de arranque) y ya no es necesario dejar insertada la marcha atrás para extraerla. Pues nada, arranco y ¡a conducir!.