¿Y que ha hecho Renault para perfeccionar la primera generación del Scénic? La verdad es que ha mantenido un gran número de sus soluciones, como la multitud de huecos para depositar objetos y la modularidad de éste y ha corregido varios de los “peros" que se le podían achacar.Así, se mejora la postura de conducción, haciéndola más cómoda y natural para el automovilista y, lo que es aún más importante, se mejora el comportamiento dinámico, consiguiendo que este monovolumen se “mueva" casi como un turismo. De esta manera, muestra un gran aplomo en vías anchas y balancea lo justo en zonas viradas. Esto se ha logrado con unas suspensiones suaves y con un recorrido mayor (26 milímetros más delante y 32 más atrás), una ganancia en la anchura de sus vías (cinco centímetros delante y tres atrás) y unos neumáticos de superiores dimensiones (195/65 R 15). Su comportamiento, como decíamos, es bastante burgués y, por tanto, no tan excitante como el que pueden otorgar otros modelos de la competencia como el Touran o el Zafira, aunque no por ello carente de una gran sensación de seguridad en el paso por curva, tanto en las de gran radio como en las más cerradas. Sin embargo, el Scénic no es un coche que involucre al conductor mientras que lo conduce. Eso se debe, en gran medida, a la citada dulzura de las suspensiones y a la dirección con asistencia eléctrica, un elemento que se ha generalizado últimamente en los automóviles de la marca del rombo. Ésta no comunica casi nada de lo que pasa bajo los neumáticos y no se la recomendamos a los que verdaderamente amen la conducción algo deportiva. Para aquél usuario que busque un monovolumen cómodo y suave, el Scénic es su respuesta, ya que junto a lo que decimos más arriba, está un habitáculo muy bien insonorizado que minimiza las vibraciones del motor y los ruidos aerodinámicos. Al mismo tiempo, sus frenos responden de manera correcta y paran al Scénic desde 140 km/h en menos de 80 metros, una cifra que sin ser destacada, está dentro de lo lógico teniendo en cuenta su peso.Antes de pasar a analizar lo que nos ofrece por dentro esta nueva edición del Scénic, es importante conocer si la versión que hemos probado, la equipada con el motor 1.6 16V de 115 CV, es suficiente para mover los más de 1.500 kilos que posee el modelo. Este propulsor, con la incorporación de una nueva caja de mariposas y una distribución variable en admisión que reduce en un 50 por ciento los rozamientos, gana 5 CV de potencia y, según la marca, reduce el nivel de emisiones contaminantes. Gracias a él, las prestaciones son suficientes, aunque no brillantes, dotando al Scénic de la posibilidad de mantener cruceros elevados sin apenas dificultades. Cuando la orografía se complica, el Scénic lo pasa algo peor y debemos jugar con el cambio para situar el motor en el régimen donde ofrece mayor cantidad de par (entre 3.000 y 5.000 rpm brinda más de 15 mkg). Contamos, a favor de esta mecánica, con unos desarrollos ajustados y bastante bien elegidos que permiten exprimir al máximo sus posibilidades. Para circular por ciudad es bastante agradable de utilizar, con una respuesta bastante firme desde abajo. Por ello, consideramos que ésta es la versión de gasolina más compensada, ya que no es tan justa de prestaciones como la que equipa el motor de 1,4 litros y 98 CV y no se queda demasiado atrás frente a la de 2 litros y 136 CV.
Renault Scénic 1.6 Luxe Privilege
Mejorar lo bueno es siempre difícil, pero Renault tenía que hacerlo con la segunda generación de su Scénic. La primera entrega de este modelo fue un auténtico bombazo; inauguró el segmento de los monovolúmenes compactos, al que se han ido uniendo, con el tiempo, una salvaje competencia. Y es esta misma competencia y el inexorable paso de los años lo que ha “obligado" a la marca gala a realizar este Scénic II.
