En carretera es un coche bastante eficaz, más que sus hermanos Range y Discovery, aunque no tanto como un BMW X5 o un VW Touareg. El principal motivo se encuentra en que es más pesado que sus rivales y dispone de una treintena de caballos menos que éstos. El chasis asimila perfectamente la potencia suministrada por el motor y los neumáticos son capaces de soportar los envites de la carrocería en las curvas.La conducción que proporciona es muy agradable, no hay sobresaltos, pues todo lo que acontece es previsible, no hay desmanes. Quizá unos pocos CV más no le hubieran venido mal, aunque no queremos decir con esto que las prestaciones sean malas, sólo que es un poco perezoso hasta que alcanza la velocidad de crucero. Luego, pan comido, la mantiene sin problema aunque el recorrido sea difícil.Fuera de carretera los términos se invierten, aquí si puede presumir de ser todo un Land Rover. La funcionalidad de la transfer (relaciones largas y cortas del cambio) unida a la caja automática, permite el acceso a las zonas más complicadas sin necesidad de tener habilidades específicas. Pero aún hay más, pues la suspensión neumática es un plus adicional que facilita la máxima comodidad y una excelente capacidad de agarre en superficies irregulares, ya que se amolda perfectamente a las condiciones orográficas.Por si esto fuera poco, el Terrain Response, sistema con cinco programas diferentes de conducción, seleccionables en función de las características del terreno, se encarga de adaptar la altura de la suspensión, la gestión de la tracción, el control de estabilidad, la sensibilidad de actuación del ABS y la entrega de la potencia y el par motor.El sistema decide qué relación de cambio es mejor, qué bloqueos habrá que emplear y qué ayudas electrónicas deben estar activas. Un mando giratorio permite seleccionar los programas diferentes de conducción todo terreno:
- Hierba, gravilla o nieve: Pensado para circular por superficies cubiertas por capas deslizantes, este programa ajusta la sensibilidad del acelerador y el par del motor para que la entrega de potencia sea más suave y se eviten los deslizamientos.
- Barro y roderas: Igual que en el anterior, se busca una potencia más contenida, pero, además, se programa la transmisión para impedir cualquier deslizamiento o pérdida de adherencia de las ruedas. El cambio engrana las marchas largas y se eleva la altura de la carrocería.
-Arena: El motor responde con más contundencia. El acelerador será más sensible y se mantendrá la tracción actuando con energía sobre los bloqueos de diferenciales (central de serie y trasero con bloqueo electrónico, opcional).
-Avance sobre rocas: Este programa actúa en la gestión del motor para entregar la potencia con suavidad. Se seleccionan marchas largas y se ajusta la transmisión para impedir que las ruedas patinen. Si el vehículo cuenta con el dispositivo Dinamic Response se desacoplan las estabilizadoras activas para autorizar los mayores recorridos de suspensión.
El cuadro de instrumentos nos indica, mediante un gráfico, la dirección en que apuntan las ruedas, cuál es la elevación de cada una de ellas y qué bloqueos actúan en cada momento y dónde lo hacen. La marca ofrece opcionalmente un diferencial trasero bloqueable (830 euros), muy interesante para quien quiera aumentar la capacidad de circulación por campo.Independientemente del peso del conjunto o de la potencia del propulsor, el Range Rover Sport avanza por el campo como un auténtico tanque de combate. Da igual que haya pendientes, crestas, rocas o escalones. Si los neumáticos proporcionan adherencia (que no siempre ocurre, pues están muy orientados a la carretera), el coche pasa por donde haga falta.En definitiva, se trata de un vehículo muy equilibrado en su conjunto, muy elegante en terminación, altamente representativo y con una capacidad extraordinaria para rodar por el campo. Eso sí, 65.350 euros nos parecen muchos para arañarlo en el campo, ¿no?
LO MEJOR |
LO PEOR |
* Suavidad de marcha |
* Precio elevado |
No es el más potente, aunque, seguramente, sí es el Diesel más suave y refinado de su categoría. Se trata del V6 de 2,7 litros de capacidad y 24 válvulas, desarrollado conjuntamente entre Ford y PSA, que montan en la actualidad modelos de Jaguar, Land Rover, Peugeot y Citroën .Dispone de sistema common rail de última generación (1.650 bares) y un único turbocompresor de geometría variable (en Jaguar se empean dos), que anuncia una potencia máxima de 190 CV de potencia y un par máximo de 45 mkg a 1.900 rpm. Se encuentra asociado a una caja de cambios ZF de seis marchas CommandShift, que incluye manejo secuencial mediante la palanca y dispone de modo “sport". En esta modalidad permite la adaptación del acelerador –con reducciones automáticas- en frenadas fuertes, lo que ayuda a retener el vehículo a la entrada de curvas pronunciadas y salir del viraje en la marcha más adecuada. También en este modo de funcionamiento el motor mantiene las marchas cortas durante más tiempo, sin pasar a la siguiente, para evitar que se produzca el cambio de marcha mientras trazamos una curva y, por supuesto, se encuentra protegida para evitar un mal funcionamiento por nuestra parte en caso de que el motor no pueda admitir un régimen superior.Esta caja de cambios es adaptativa, es decir, modifica su comportamiento en función de nuestro estilo de conducción: si pisamos con suavidad el pedal del acelerador, los cambios se realizarán a un régimen bajo, en marchas largas, para proporcionar una conducción muy agradable y lineal. Por el contrario, si detecta que queremos practicar una conducción más enérgica, el sistema se encarga de apurar las marchas hasta el régimen necesario para poder ofrecer unas mejores prestaciones.