Prueba: Peugeot 308 1.6 e-HDi, cambio de miras

Se lo ha ganado, sus virtudes han conquistado a todo un jurado del Car of The Year que, al parecer, también ha visto en su reposicionamiento interior un valor añadido. No sé si para ti lo será, pero lo que sí te garantizo, en esta versión, son grandes dosis de comodidad, eficacia y eficiencia.

Raúl Roncero. Twitter: @rron0_autopista / Mikel Helsing

Prueba: Peugeot 308 1.6 e-HDi, cambio de miras
Prueba: Peugeot 308 1.6 e-HDi, cambio de miras

 

Acostumbrado a cambios generaciones que nos devuelven "más de lo mismo", con el 308 creo que te va a quedar la sensación de que algo ha cambiado de verdad en la casa francesa. Eso sí, tal vez no lo veas a primera vista y tengas que subirte a él para comprobarlo en tus propias carnes, y no es porque quiera ya empezar a hablar de su nueva postura de conducción, sino porque la mejor manera de corroborar la evolución de este producto absolutamente nuevo hasta en el último tornillo es, precisamente, así: subirse y echar a rodar.

 

Pero resulta que sí, que vamos a empezar con el cambio más evidente: su interior, donde se vuelve a interpretar al fórmula del Peugeot 208. Te lo refresco: cuadro de instrumentación en posición elevada y minúsculo volante ubicado muy bajo, para mirar por encima de él. Y no es poca cosa, porque tienes que replantear la forma de conducir al completo. En su momento ya contamos que sólo los kilómetros te van a permitir encontrar todas y cada una de sus ventajas, así que con las horas de vuelo acumuladas en el utilitario, hoy a mí no me cuesta adaptarme. Pero no sólo eso, si ya has probado el 208 y no te ha llegado a convencer del todo, dale otra oportunidad al compacto porque tiene mucha más "plataforma" y superiores cotas interiores para lograr mayor coherencia entre elementos y mandos. Así que, ni una palabra más por mi parte de algo que deja de ser característico para convertirse en una característica más de este nuevo coche, así que toquemos más palos... A por la calidad.

 Peugeot 308

Buen referente siempre, no se le debería permitir una bajadas de nivel a un Peugeot 308 que confiesa abiertamente querer seguir la huella del Golf. Y así es, porque mantiene muy bien el tipo en materiales y acabados aunque se deja como pendiente algún que otro plástico inferior que por aspecto no guarda continuidad con los mullidos de la zona superior, así como el botón principal que han dejado en la consola central y que realmente sólo sirve para subir la radio, con un tacto algo "de jugete". Nada realmente determinante que no sea común a la gran mayoría de rivales de la categoría, sobre todo porque una vez que arran­ques te vas a encontrar con cientos de buenas noticias.

 

La primera: equilibrio 

El acabado Allure implica ruedas de 17 pulgadas, ya de por sí generosas, pero esta unidad añade la opcio­nal con una medida extra, realmente exagera­da, aunque a mí particularmente me vale para sacar muchas buenas conclusiones de su chasis, toda vez que someten a estrés a las suspensio­nes de un coche de orientación familiar como es esta versión del 308. Y te puedo asegurar que ni con tanta goma en contacto con el suelo la calidad de rodadura del 308 se degrada, del mismo modo que en los muy concretos baches en los que el eje posterior me ha parecido algo más seco de lo que esperaba —nada crítico—, estoy convencido de que es achacable a tan dura goma —de flancos ultra cortos y muy reforza­dos—. Podría resumir el asunto en buen equi­librio general, pero no es cierto toda vez que, aunque muy buena, no es en calidad de roda­dura donde veo al 308 superior a la media, sino en dinámica.

 

Me gusta que incline lo justo y de forma gra­dual y progresiva, que los ajustes en extensión estén también muy bien retenidos, que la carro­cería se recupere de forma rápida ante cambios de apoyo, que su noble eje trasero no te pon­ga en aprietos y que la dirección sea, además de informativa, bastante rápida, que no directa. Así que el 308 te va a transmitir una confian­za brutal entre curvas, donde también sus fre­nos destacan en calidad de frenada y dosifica­ción, y donde también la regulación del control de estabilidad te va a permitir conducir con su­ficiente fluidez para, si se diera caso, echar un buen rato disfrutando de su minúsculo volante. Y si eres de grandes rectas de autopista, el 308 es cómodo y monolítico.

 

La segunda, pequeño gran motor

Excelente su eco­nomía de consumo, bajando de cinco litros de media reales, así que el 1.6 e-HDi suma esta especializa­ción a las ya habituales virtudes de la versión de 115 CV, con un binomio prestación-eficiencia en estado de equilibrio. Lo que sí vuelve a po­nerse de manifiesto es que las anteriores cula­tas con 16 válvulas que utilizaban estos motores de PSA compartidos con Ford eran más permea­bles y admitían mejores subidas de régimen, por­que el único pero que se le puede poner a este mo­tor es una escalada desde mitad de cuentavueltas en adelante algo perezo­sa, aunque afortunada­mente tienes un motor plenamente operativo desde casi cero revoluciones hasta, más o me­nos, 3.000 rpm.

 

Evoluciona rápido en esta hor­quilla de uso para que, en sus cinco primeras marchas, la agilidad de reacciones sea la tónica general, aunque luego de descuelga con una sexta algo larga. De ahí llega, en cierto moto, su eficiencia procurando ahorro en carretera, y de otro, porque tiene el mejor Stop&Start del mercado para no subir el consumo en ciudad, con de­tención mecánica que permite aproximaciones al punto de parada estimado con el motor apa­gado por completo, proporcionando también un fino rearranque.

 

 

TERCERA: ¡MÁS 308!

Escarba también cen­tímetros que buena falta le hacían al modelo sa­liente sin necesidad de aumentar el tamaño de carrocería, sino todo lo contrario. Concede aho­ra nada menos que 6 cm extra de longitud en las plazas posteriores, aunque no todo son bo­nanzas en este sentido: la nueva plataforma ori­gina un escalón demasiado prominente en la zona de acceso a las plazas traseras, aunque por fortuna el diseño del techo es más horizontal y hay que agacharse menos que antes. También el maletero pasa de 390 litros del modelo ante­rior a los 415 de ahora. Aunque los asientos de cuero que ves en las fotos y el botón de arranque son opcionales, el nivel Allure propone un equipamiento realmen­te completo que en parte pueden justificar los precios de Golf que ahora tiene el 308, aunque es realmente el producto el que tiene todos los honores.

 

 

 

ACELERACIÓN La falta de pegada desde medio régimen pasa factura; esperábamos alguna décimas más de rapidez, perro el 308 e-HDi no es, precisamente, lento para su nivel de potencia.

 

CAMBIO Algo empalagoso en su tacto, pero sin el más mínimo problema en precisión.

 

FRENADA Noble, muy regular en las tres frenadas consecutivas. Poco hundimiento y ni el más mínimo movimiento extraño.

 

CONSUMOS Gasto mínimos, especialmente bueno el registro de ciudad, donde atesora el mejor Stop&Start del mercado.

 

ADELANTAMIENTO Ágil 4ª y 5ª y cambio suficientemente rápido para reducir desde 6ª cuanto toca ganar rápidamente velocidad. A cambio, gran desahogo mecánico.

 

DIMENSIONES Y PESO Mejora cotas pero baja altura de asientos, así que los 6 cm extra en piernas no son totalmente aprovechables. Plagado de extras, baja 30 kilos reales respecto al anterior 308.

 

POTENCIA Y PAR Así se manifi esta el motor en realidad: poco que rascar una vez que pasas de 3.200 rpm .

 

SONORIDAD Destacable calidad de filtrado incluso con su rueda opcional de 18 pulgadas.

 

MALETERO Mejora en tamaño conservando su regularidad de formas. Todos llevarán rueda de galleta. El portón es algo pesado.