Prueba: Hyundai i10 1.2 MPi Style, a pie de calle

‘Carpe diem’ parece ser la máxima seguida hoy a rajatabla por el nuevo Hyundai i10. Ni pretende dibujar la ciudad del futuro ni crear nuevos universos de personalización. Adaptado como ninguno al medio, al de hoy, este simpático ‘pequeñín’ se engrandece en la rutina diaria. Amplio, refinado y muy eficiente, lo tiene todo para hacerse de lo más popular.

Prueba: Hyundai i10 1.2 MPi Style, a pie de calle
Prueba: Hyundai i10 1.2 MPi Style, a pie de calle

Hyundai ha decidido airear de nuevo la ciudad. Abre así la marca coreana ya su tercera ventana al segmento, una vez superado aquel primer acceso que supuso el barato y poco consistente Atos, y ya mostradas luego sus credenciales con una 1ª generación del i10 que apuntó buenas maneras. Hoy, en cambio, asistimos a su maduración definitiva.

 

No ha creído, eso sí, Hyundai que hiciera falta convertir también su calle en pasarela, al estilo impuesto por los últimos y totalmente personalizables Fiat 500, Opel Adam o el siempre coqueto Mini. Ni siquiera tras conocerse que estas exclusivas propuestas ‘chic’ han logrado aumentar en más del cien por cien las ventas del segmento –crisis mediante- en los dos últimos años.

 Hyundai i10

Lejos de artificios y trajes de fiesta, el Hyundai i10 abre así puertas a la razón. No esperes por tanto una pequeña ‘delicatesen’, sino un gran y suculento plato urbano. Lo que no quiere decir que no sea atractivo, que lo es, ni tampoco de alta calidad percibida, que la tiene. Algo menos presumido, sitúalo mejor junto a los más prácticos Seat Mii, VW Up! o Fiat Panda, pero a los que supera hoy también en espacio y rendimiento sin necesidad siquiera de apostar a mecánicas de ultimísima generación. Qué buenas sensaciones recupera como segundo coche, hoy de verdad, de servicio doméstico. Así que, portazo al anterior, y nuevo Hyundai i10, diseñado ya por primera vez por y para Europa.

 

Cubo mágico

Adiós así a la India y bienvenida al nuevo centro de operaciones entre Alemania (donde se ha desarrollado) y Turquía (donde se fabrica). Estrena plataforma, que recoge hoy de su primo hermano Kia Picanto, a quien el grupo surcoreano de momento corta alas al limitarlo sólo a una versión de acceso menos sólida. Esta arquitectura da hoy para mucho más y, con ella, el Hyundai i10 no sólo crece hasta 8 cm de largo (aun así, ajustados 3,65 m, iguales a un Fiat Panda), sino que es casi 7 cm más ancho y 5 más bajo.

 

Mayor base rodante, a la que acompaña, como siempre en Hyundai, una batalla privilegiada. Secreto de espaciosos i30, i20… y ahora también i10. Desde luego influye en su gran dinámica, pero, de inicio, 9 cm más entre ejes que un Opel Adam o un Panda (sólo lo superan VW Up! y Seat Mii por 3 cm) proporciona mucho espacio. No mires a su segmento, sitúa la vista casi entre utilitarios, y eso que, aquí, no hay mucha mejora: quizá, único apartado donde no supera al anterior i10. Ni falta que hacía.

 

Con el mayor espacio para piernas (sólo lo bate un Chevrolet Spark, con los días contados por Europa), su fila trasera es tan grande como un Seat Ibiza o un Peugeot 208, también por altura y anchura. No te diré que, pese a su piso semi-plano, quepan bien 3 adultos, pero sus 5 plazas homologadas (raras entre urbanos, además con asideros de techo) son ya referencia. Ahí están.

 Hyundai i10

Donde sí mejora mucho el nuevo Hyundai i10 es en el maletero, con 20 litros más para cubicar un total de 240 a los que no llegan tampoco sus grandes rivales. Comprobado: con sus amplias 5 puertas te servirá para ir al trabajo, hacer la compra o recoger a los niños. Y con más agrado del esperado. Toca conducir.

 

Lo primero que sorprende al volante del nuevo Hyundai i10 es lo bien hecho que lo percibes. Hay carencias habituales en su segmento, como ausencia de regulación en profundidad del volante o plásticos duros, pero Hyundai lo resuelve con grandes ajustes, texturas agradables y una postura de conducción muy conseguida, donde no faltan multitud de huecos para dejar cartera, móvil o gafas, ni una palanca de cambio sobre elevada, muy a mano y próxima al volante.

 

Quizás no sea ni en su diseño ni en su propuesta tan vistoso como, por ejemplo, un Opel Adam incluso con gran pantalla táctil, pero también supera el envite con una llamativa tapicería bitono. Con un más que correcto equipamiento de serie (siempre con ESP, Isofix o el práctico y poco usual sensor de control de neumáticos), puede incluso contar con llave inteligente. Así que, arrancamos por botón, y sentimos una dirección, un cambio y un embrague muy, muy suaves. Más refinado de lo que esperas en un ciudadano, es por tanto cómodo y muy manejable hasta en atasco. Hora de acelerar.

 

Atmosférico de siempre

Una de las normas del segmento: olvídate del Diesel. Por ventas y costes, aquí no compensa. Así que Hyundai abre dos opciones: un pequeño y vanguardista motor de 1 litro, 3 cilindros y 66 CV, en línea con el que monta el grupo VW en sus Up!/Mii; o el tradicional y veterano 4 cilindros atmosférico 1.2 de 87 CV que ya montaba. Puede que éste último te sorprenda rodeado ya incluso de motores turbo como el 0.9 bicilíndrico de Fiat, pero de cabeza me voy a este ‘viejo’ MPI: la evolución, aún, no se traduce en rendimiento.

 

Este Hyundai i10 sale así bien desde parado, responde rápido al acelerador e incluso sube de vueltas con voluntad de hierro. Tienes, de hecho, casi un 90 por ciento del par máximo (y es alto para un motor de su tipo) entre 1.750 y 6.000 rpm. Respuesta lineal, que no plana. Con desarrollos bien ajustados, te moverás entre calles en marchas largas y, aun sin Stop/Start (también raro hoy), consume poquísimo… tan poco como urbanos que ni llegan a 70 CV y menos incluso que rivales que pesan 75 kg menos, como los Seat Mii/VW Up!

 Hyundai i10

Es más, frente a su otra opción básica 1.0, gasta 0,4 l/100 km menos y es mucho, mucho más rápido. Compensa… como resulta también gratificante como eficaz ‘pasacalles’ por su buena visibilidad (los finos montantes delanteros ayudan) y por la gran disposición que ofrece para el giro. No cuenta aquí con un modo ‘City’ de dirección como el de Opel o Fiat, pero no lo echarás en falta: de dirección muy ligera, al principio pides algo más de información, pero al final te resulta precisa y muy suave de guiado, sin necesidad de grandes correcciones.

 

Más que un urbano

Cerramos ya otra puerta, la de la ciudad, y abrimos otra, la de la carretera. Con el aplomo que le ofrece su gran base rodante, entras con el nuevo Hyundai i10 en autopista… y nuevamente crees ir casi en un Renault Clio. Comprometidos siempre estos ciudadanos por su corto conjunto muelle-amortiguador, sientes siempre en cambio un i10 en su sitio, muy fino además no sólo ante el badén urbano, sino incluso al pasar por juntas de dilatación o baches. Nada que ver con los secos Opel Adam o Ford Ka.

 

Muy estable, y más silencioso que ningún otro rival, el nuevo Hyundai i10 parece ir creciendo a medida que aumentas la velocidad. Olvida también la inconsistencia en vías rápidas de pequeños Citroën C1 o Fiat 500: el i10 ni se mueve… y hemos rodado a 170 km/h, porque, aquí, sigue habiendo motor; tanto, que te lleva a superar puertos de 1ª categoría en 5ª… lo que ningún rival permite, y en algunos utilitarios cuesta, y mucho. Sólo un TwinAir de Fiat es capaz de meter más ritmo cuando sopla su turbo… pero con un consumo también muy superior. Incluso te ves en el i10, a 120 km/h y 3.500 rpm de marcador en 5ª, intentando meter una 6ª que no existe: tan sobrado lo sientes que la aceptaría sin concesión.

 Hyundai i10

Eso en autopista, porque ya entre curvas cerradas, el nuevo Hyundai i10 se sostiene también muy firme. Si te pasas en la entrada, subvira más que un Opel Adam o un Fiat 500, pero a poco que lo tengas ya apoyado, luego queda mucho más sujeto, siendo además claramente menos nervioso y mucho más seguro en reacciones… también de coche superior. Como lo son unos discos traseros (la norma en su clase son tambores) con los que obtiene también la mejor frenada de la categoría.

 

En definitiva, nunca contarás con un Hyundai i10 al que puedas cambiar de vestimenta o del que presumir por su esencia retro. Pero, a cambio, tendrás un ciudadano muy práctico y bien resuelto, que no deja nada en el aire.