Reconozco mi escepticismo inicial ante el Ford Mustang Mach-E. La clásica mirada apresurada al principio de la jornada leyendo el correo electrónico me llevó a pensar "¡cómo se les ocurre hacer algo así y utilizar tan sagrado nombre en un SUV y eléctrico!". Y, sin embargo, meses después, cuando me puse por primera vez delante de uno y pude recrearme en su carrocería empecé a ver no pocas similitudes estéticas, o mas bien reinterpretaciones de un estilo inconfundible, como el pilar C o la luneta posterior. Y la sensación no hizo sino crecer una vez que me senté tras el volante y empecé a recorrer los primeros kilómetros.
Este SUV es un coche que puede y merece llamarse Ford Mustang
Se mezclaron las sensaciones: brutalidad en el empuje por un lado, reacciones rápidas al acelerador, en el volante, en los cambios de apoyo... Y sin embargo todas estas parecen obedecer a una decisión deliberada que exterioriza un carácter indómito…aunque civilizado hasta extremos políticamente correctos por los controles de tracción y estabilidad. Es en mi opinión, un coche que puede y merece llamarse Ford Mustang y presumir de ser el primero permitir “legalmente” ser conducido de manera totalmente autónoma….en determinadas situaciones en carreteras de sentido único de circulación.
Así pues un SUV grande, eléctrico y con no pocas posibilidades de elección en cuanto a sistema de transmisión, potencia y número de motores, tamaños de batería y, por consiguiente, autonomía eléctrica sin recargar. Nos quedamos para esta prueba con el más sugestivo, con una batería de casi 100 kWh de capacidad y 358 kW de potencia máxima: una bestia que, nos parece, representa fielmente la esencia Mustang, con una excitante puesta a punto de chasis y entrega de potencia.
El Ford Mustang Mach-E es imponente
Sus números son imponentes, como también lo es esa puesta sobre el asfalto que prima las reacciones, con una dirección inmediata -casi tanto como el Alfa Romeo Stelvio pero un punto más blanda-, una entrega de potencia brutal, una suspensión blanda en extensión que acentúa las sensaciones de velocidad en rotondas, pasos de peatones elevados o cambios de carril a velocidades normales.
Pero esto no quiere decir que vaya a ser un coche exento de funcionalidad o de carácter familiar. El suelo en la segunda fila es plano, lo que facilita que el pasajero central pudiese colocar los pies y, los 75 cm medidos para las piernas de los pasajeros traseros son una cota magnífica, aumentable incluso hasta los 80 cuando subes el asiento del conductor. Y otro tanto podría decirse de la anchura interior (144 y 140 cm respectivamente) y una cota de altura solvente incluso cuando como fue nuestro caso estamos hablando de un coche con techo solar (desprovisto de toldilla que proteja de la incidencia de los rayos solares. También cumple, aunque sin enorme brillantez, el espacio de carga, complementado el maletero con un hueco delantero de 100 litros que puede aliviar transporte de pequeños objetos de uso cotidiano que hagan innecesario abrir el portón trasero.
La pantalla central llama la atención ¡y de qué manera! Es el auténtico centro de mando desde el que se regulan elementos de confort, entretenimiento, de información y, por supuesto, los modos de conducción, que en un caso como éste adquieren una importancia capital.
Un coche de conducir, de disfrutar al volante
Porque no hay que olvidar que se trata de un coche "de conducir", de disfrutar al volante, de pocos compromisos y gran sugestión. Sus tres modos de conducción "Whisper, Active y Untamed" ya te sugieren qué te puedes encontrar. Y esto no es otra cosa que un rendimiento, y una exigencia, creciente que llega a demandar no poca habilidad, a cambio de la cual puedes recuperar las sensaciones clásicas que te puede aportar un propulsión trasera, sonoros derrapajes incluidos ya que en el modo Untamed plus el ESP queda completamente desactivado.
Y es que con 487 CV de potencia máxima, este Mach E es rápido, muy rápido para ser un SUV. Ahí están los poco más de cinco segundos en acelerar de 0 a 100 km/h y 25 segundos en recorrer los mil metros. Son cifras que dicen mucho y de las que cada décima de segundo de mejora requiere de un buen puñado de caballos adicionales y la máxima eficacia en la transmisión de éstos al suelo.
En cualquier caso, será difícil la crítica por falta de aceleración o potencial para ganar velocidad en una circunstancia apurada, como tampoco lo será el potencial de parada y tacto firme del pedal de freno de un sistema firmado por Brembo que facilita saber tener la certeza de cuanto y cuando podemos frenar.
En cambio, si lo que queremos es una conducción relajada, el Mustang Mach-E nos lo va a poner fácil, más por un aislamiento de rodadura y aerodinámicos magnífico, que por la dulzura de la suspensión. De hecho, pudimos ver en el sonómetro un resultado sub 70 DBA rodando a 140 km/h que para sí quisieran muchas berlinas de pasajeros.
Con un poquito más...
Sobre el papel, los 91 kWh útiles de la batería dan para mucho, y lo cierto es que pueden cundir mucho...siempre y cuando circulemos a velocidad constante a ritmos dulces de marcha. Porque es más fácil ver registros por encima de los 20 kWh/100 km e incluso de los 25 más que en el entorno de los 18, lo que hace difícil distanciar las recargas más de 400 km: una cifra semejante a la de otros eléctricos que no necesitan de una batería tan grande y aunque esperaba más y aproximarme a los 500 -por algo le llaman long range- tampoco debe ser un factor que condicione la decisión de compra.
Conectado a un punto de recarga rápida, el comportamiento de la batería dependerá radicalmente del estado de la carga, con el entorno del 75% como frontera entre las potencias muy altas, sin bajar de los 70 kW, a poco más de 30 hasta el 90% y apenas 25 por encima de ahí, reduciendo tanto la potencia de carga final que será difícil que merezca la pena aumentar el tiempo de parada. En nuestro caso, pasamos del 14 al 80% en 42 minutos, cuando vimos una autonomía de 339 km actualizada en base al consumo energético de nuestros recorridos.
En cualquier caso, éstas deben ser consideradas un recurso más que un hábito y la mayor parte de las cargas se producirán de manera lenta, por corriente alterna, lo que nos permitiría iniciar el viaje siempre con el máximo de carga de batería. Así pues, un viaje por ejemplo de Valencia a Almería podría requerir una parada intermedia de seguridad de apenas veinte minutos.
Sin manos
Pero sin duda una de las características que hacen único a este Mustang Mach-E es el sistema BlueCruise de conducción semi autónoma. No en vano es el primer coche autorizado en la Unión Europea a poder ser conducido sin mantener las manos sobre el volante. Y lo cierto es que siendo un hito en sí mismo, personalmente no me parece otra cosa que un paso adelante en la automatización, pero no tanto un elemento tan confiable como para despreocuparte y empezar, por ejemplo echarse una siesta al volante. Porque el sistema necesita de unas condiciones especiales como son las vías de un único sentido de marcha y que todos los sensores determinen que el sistema está en disposición de tomar el control. En ese momento la instrumentación cambia su color de fondo y se convierte en azul, pero también, sin advertencia previa puede desconectarse dejando toda la responsablilidad al conductor y sin la posibilidad -ya presente e coches de la competencia- de cambiar de carril cuando con el control de crucero activo y el mantenimiento de carril conectados accionas el intermitente.
De hecho, en los momentos en que busqué provocar el funcionamiento automático del sistema me vi con las manos muy cerca del volante, en una posición de alerta consciente que había experimentado antes de la epidemia Covid19, cuando probé aquel Nissan Leaf con el que la marca japonesa habían conseguido unir sus centros neurálgicos británicos. Así pues, para mí, el sistema BlueCruise es un complemento que un elemento decisivo por sí mismo.
Es, por así decirlo, un elemento que dulcifica el carácter de ese potro salvaje capaz de proporcionar enorme disfrute en su conducción y no resulta especialmente selectivo incluso aprovechando su altísimo potencial. Un coche de carácter desenfadado, de enorme personalidad y que merece por derecho propio el nombre que porta. No es barato, por supuesto, para eso ya hay otras versiones menos excitantes, aunque no exentas de picante, pero el Mustang Mach-E GT es uno de esos automóviles tan ajenos al paso del tiempo como a los compromisos del mercado. Su precio, más de 81.000 euros lo posicionan como un automóvil de lo más selecto y hay otros eléctricos incluso más potentes, pero sin ese punto especial que tiene este Mustang.
Nuestra opinión: Un SUV que gusta conducir
Reconozco que ni la primera impresión al saber de él ni al conducirlo por primera vez fueron las correctas. Porque el Mustang llega a lucir destellos de coche indómito, de esos que exagera sus reacciones a baja velocidad para ir adquiriendo precisión y limpieza a medida que lo conduces deprisa; un coche para el que tienes que estar preparado si no quieres llevarte una opinión tan injusta como errónea y que te hace soñar en cómo la nueva automoción, la de la electricidad y de los SUV no está reñida con el placer de conducción ni con el disfrute. Enhorabuena Ford por lo que habéis hecho.
