Porsche 911 Turbo Coupé

El nacimiento de la quinta generación Turbo del Porsche 911 no sólo es una recreación de la más pura tradición de la marca de Sttutgart, representa un serio desafío a sus competidores en todos los frentes. Sus impresionantes prestaciones sitúan el listón en el lugar más alto entre sus rivales de similar precio.

Porsche 911 Turbo Coupé
Porsche 911 Turbo Coupé

En menos de 7 meses han pasado por estas páginas los deportivos más modernos avanzados y significativos de la industria automovilística europea. El enfrentamiento del Porsche GT3, con sus 360 CV, contra el Ferrari 360 Modena se nos antojó en su momento como el más extraordinario escaparate de los dos modelos más carismáticos, potentes y eficaces que podía verse circular sobre el asfalto. Las cualidades de aquellos situaban los límites del cronómetro en unos extremos difícilmente alcanzables. Es cierto que la versión Powerkit del anterior Porsche Turbo -carrocería 993-, con nada menos que 450 CV, imponía en aceleración pura su caballería, pero debía rendirse humildemente ante la capacidad de recuperación de estos dos auténticos colosos. No ha habido que esperar demasiado. El último nueveonce, con sus «modestos» 420 CV, se ha encargado de devolver a Porsche el cetro real y situar a la marca a la cabeza de la clasificación de prestaciones absolutas. Los 305 km/h del Porsche Turbo, su aceleración de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos y, sobre todo, los 3,28 segundos que tan sólo ha necesitado en el ejercicio de recuperación de 80 a 120 km/h en cuarta son tan sólo un leve exponente de su verdadero potencial. Pero, antes de desvelar por completo sus cifras, vamos a detallar cómo se ha llegado hasta ellas. Lo primero que llama la atención del nuevo Turbo es su carrocería, que cuenta con múltiples diferencias respecto de las versiones atmosféricas. Las generosas rejillas frontales practicadas en el paragolpes alojan tres grandes radiadores encargados de proporcionar la oportuna refrigeración al motor. La superficie refrigerante de dichos radiadores ha debido ser aumentada en un 50 por ciento para responder a las demandas del turbo, una toma de aire situada tras las puertas y dos grandes rejillas en el paragolpes traseros completan los “agujeros" practicados en la carrocería para sacar la temperatura al exterior. Las dos rejillas posteriores ocultan sendos intercoolers que enfrían el aire antes de hacerlo pasar por los turbos. La parte posterior es 65 mm más ancha que en el Carrera, lo que ha permitido ensanchar las vías mediante unos brazos de suspensión más largos y alojar los impresionantes neumáticos de 295 de sección y montados sobre llantas de 18 pulgadas. completan los cambios que pueden apreciarse a simple vista. A pesar de todo, un profundo trabajo en el túnel de viento ha permitido obtener un Cx de tan sólo 0,31. Un resultado brillante, si tenemos en cuenta las limitaciones que marca el motor posterior a la hora de trabajar sobre el fondo plano y el carenado de los bajos. Debido a esto, el doble alerón trasero, cuyo plano superior se eleva de manera hidráulica a partir de los 120 km/h, permite obtener una sustentación adicional, estimada en 10 kg de fuerza descendente a partir de los 200 km/h; en el modelo anterior, se producía una fuerza ascendente de 40 kg en esa zona.