Como los últimos Astra e Insignia -y también Meriva-, los Opel de última generación parecen haber subido su estatus frente a su competencia directa. De alguna manera, parecen más coches que sus antecesores y frente a sus rivales proyectan una impecable estampa. Es algo muy subjetivo, pero este nuevo Zafira Tourer tiene el don de mostrase muy atractivo (unanimidad en nuestra redacción) y no sé si condicionado por haberlo leído en el dossier de prensa, con cierto aroma "premium" a la vista y al tacto. Teniendo en cuenta, además, que hemos contado con una impecable unidad de pruebas vestida, entre otras cosas, con impactantes llantas de
La necesidad de un monovolumen de hasta siete plazas debería ser la demanda de ese número de asientos, pero hoy día este tipo de coches también pueden ser una propuesta simplemente de mejor ergonomía y funcionalidad. La razonable altura de caderas (ni te subes ni te bajas, simplemente entras o sales), la naturalidad de acomodo, la sensación de espacio y luminosidad; la modularidad de los asientos o la relación tamaño/maletero suponen una base de practicidad y confort inalcanzable por la berlina tradicional, sin una contraprestación clara, siquiera en un dinamismo/comportamiento penalizable, del que más adelante hablaremos.
Y en este sentido, el nuevo Zafira Tourer lo borda. De puertas hacia dentro, nos ha parecido fantástico, tanto como conductor (muy bien integrado en su tarea), como pasajero (todos disponen de butacas independientes). Para ellos, lo más destacable es el asiento central Lounge Seating (opcional -250 €- o serie, según acabados), que puede configurarse como dos plazas. El asiento central se convierte en reposabrazos y los laterales se centran
Las dos traseras de la tercera fila (también opcionales -350 euros- o de serie, según acabado) son como en este segmento, dos plazas enfocadas para niños o adultos menudos, pero en cualquier caso, de las mejores entre sus rivales. La posibilidad de poder improvisar su uso a golpe de tirador y esconderlos como falso piso del maletero resulta definitiva.
Dicen que los monovolúmenes no son coches pasionales, pero mis "pasionales" compañeros Raúl Roncero y Daniel Cuadrado me vinieron con las mismas impresiones cuando se lle
Menos refinado, y no es noticia, es el motor 2.0 CDTi 165 CV de esta versión. Se suma a la ambición prestacional del nuevo Zafira, por su enorme empuje, buenas prestaciones y contenidos consumos, pero le falta afinar acústica y vibraciones para los tiempos que vivimos. Es algo que, es cierto, sólo se hace evidente en la puesta e inicio de marcha, y aunque no por molesto, sí porque siempre parece la mecánica menos elaborada en este sentido; si no por la cantidad de decibelios, sí por la calidad de éstos. Es el Diesel que más a Diesel suena, como decíamos, cuando aceleramos o ponemos en marcha el motor, momento que ahora se repite asiduamente en nuestros recorridos urbanos con la adopción de un efectivo dispositivo Stop-Start.
En cualquier caso, el motor 2.0 CDTi impone otros atributos, los necesarios para desplazar con plena solvencia a un Zafira Tourer que nos ha recordado que los "majestuosos" Opel de nueva factura, se cobran sus kilos en la báscula. Pero sus más de 1,8 toneladas verificadas no suponen lastre para un motor que muestra una bajo régimen demoledor, de 42,5 mkg medidos a sólo 2.020 rpm, responsables de hacer operativa una 6ª marcha de 56,3 que nos autoriza a circular a