Opel Signum 2.2 Direct

Menos es más. Esta es la filosofía que destila el nuevo Signum de Opel. Un coche que apuesta por llevar, preferiblemente, a dos ocupantes en las plazas traseras, pero como si viajaran en primera clase. Esta no es, sin embargo, la única novedad que incorpora la berlina familiar alemana. La versión que probamos estrena una novedosa motorización de 2,2 litros de inyección directa de gasolina.

Opel Signum 2.2 Direct
Opel Signum 2.2 Direct

Una de las principales novedades de este Signum es que estrena una mecánica de inyección directa de gasolina de 2,2 litros que oficialmente rinde 155 CV (casi 158 en nuestro banco de rodillos). Este propulsor, denominado Ecotec Direct, es el primero que incorpora esta tecnología en la marca alemana e incluye un sistema de admisión variable, que controla los dos puertos de admisión de acuerdo con la carga del vehículo. Así, según Opel, cuando el motor funciona a media carga, el consumo de combustible es bajo, debido a los altos niveles de recirculación de los gases de escape, pero las prestaciones no se ven mermadas. En todas las cifras oficiales de aceleración, consumo o recuperaciones supera a los datos extrapolados de un Vectra (75 kilogramos menos) con el motor 2.2 de gasolina sin inyección directa. En la práctica, es un propulsor que tira muy bien desde abajo, lo que hace que el Signum se maneje muy bien en el ámbito urbano, y, una vez lanzado, alcance cruceros importantes en viajes largos. Su principal “problema" es el consumo, que se dispara cuando pisamos algo el acelerador y que, en el ordenador de a bordo, no bajó de los 12 litros de media en las diversas pruebas al que le sometimos. En definitiva, no nos ha parecido un motor memorable, ni por potencia ni por austeridad, aunque hemos de decir que se defiende bastante bien prestacionalmente hablando y, lo que es más importante para Opel, cumple la normativa anti-contaminación Euro IV. ¿Y cómo se comporta esta especie de Vectra familiar? El Signum cuenta con la suerte de beneficiarse de las mismas bondades del bastidor de la berlina media de Opel, lo que provoca que podamos ir muy rápido en curvas amplias sin perder la trayectoria ni ver como la carrocería oscila. Su carácter subvirador es patente, pero cuenta con una trasera que, con nobleza, sigue obediente al morro. Sin embargo, en las curvas más cerradas, su larga batalla le hace ser algo más “torpón". Acompañando a este conjunto tenemos unas suspensiones que priman la comodidad de los ocupantes sin que el comportamiento dinámico se vea afectado y una dirección precisa y que comunica fielmente lo que pasa bajo los neumáticos del Signum. Esto hace que viajar en el Signum, sobre todo en grandes vías, se convierta en un auténtico placer para conductor y ocupantes.

Al mismo tiempo, su gran batalla y su afinado chasis le dan una estabilidad destacable, incluso cuando nos encontramos ante suelo roto. Otro de los atractivos de este Signum es el completo equipamiento del que hace gala. Entre su dotación de serie encontramos cargador de CD’s (por cierto, no lee discos piratas o grabados), faros antiniebla, climatizador, guantera refrigerada, sensor de lluvia, llantas de aleación u ordenador de viaje. Pero eso no es todo, ya que la seguridad también está bien cubierta con elementos de serie como airbags de conductor, acompañante, laterales y de cortina, frenos ABS, control de tracción, de estabilidad (que no se puede desconectar) y de la presión de los neumáticos. También las opciones son amplias y, para terminar de redondear este Signum, podemos añadirle alarma antirrobo (283 euros), control de velocidad de crucero (427 euros), sensor de aparcamiento (427), faros de xenón (541) o techo solar (853). El precio de tarifa del Signum se sitúa en los 28.270 euros (unos 4,7 millones de las antiguas pesetas), un importe que por equipamiento, motor de última generación y habitabilidad se nos antoja bastante bueno. También es verdad que no existen modelos similares en el mercado por lo que si es caro o barato, depende unicamente de la percepción del propio usuario.