Opel Signum 1.9 CDTI 150 CV

El nuevo motor turbodiésel del grupo General Motors, el 1.9 CDTI de origen Fiat, llega ahora a la gama Signum. Probamos la variante de 150 CV, un propulsor vigoroso y noble que da a la berlina de Opel un carácter muy atractivo.

Opel implanta poco a poco este nuevo motor, llamado a sustituir a la anterior generación de propulsores de gasóleo de 2,2 litros de capacidad y 125 CV de potencia. En esta ocasión es el Signum el que recibe esta máquina turbodiésel que ya montan los Vectra, los Astra y también los Saab 9-3. Se trata de un motor de origen Fiat modificado para adaptarse a las necesidades de cada empresa del grupo GM. En el caso de Opel, se vende, con la denominación CDTI, en dos formatos, uno de 120 CV y otro, el que nos interesa ahora, de 150 CV. Pero esta cifra de potencia es sólo nominal, porque, sometido al bando de rodillos, el motor se coloca sin apuros en unos esplendorosos 158 CV. Lo mismo sucede con el par máximo, que pasa de los 31,5 mkg oficiales a los 35,5 reales que delata el banco de pruebas.
Estas cifras colocan a este CDTI entre los primeros de la clase para su cilindrada. Encajado sobre el bastidor del Signum, el nuevo motor muestra un carácter muy particular que combina el poderío con la suavidad y la nobleza. No tiene la furia de los motores TDI de Volkswagen, por ejemplo, pero sí una fortaleza intachable que se entrega por completo a la búsqueda del mayor agrado de conducción. Es una máquina muy progresiva, que ofrece su fuerza sin aspavientos, pero sin dudas, con una suavidad muy contundente, valga la paradoja.Las curvas de par y potencian dibujadas por nuestros ordenadores constatan lo que sentimos al volante: gran presencia de ánimo desde muy abajo del cuentavueltas: a 2.000 revoluciones ya borbotean más de 21 mkg de par, con lo que disfrutamos de gran capacidad de maniobra a regímenes bajos y muy buen empuje hasta el entorno de las 4.000 vueltas. Llama la atención lo alegre que es el motor subiendo de vueltas y también su elasticidad, pues se mueve con soltura entre las 4.000 y las 4.500 rpm, un tramo que no suele ser especialmente bueno en otros turbodiesel. También se nota lo mucho más silencioso que es ahora el motor, lejos del ruidoso 2.2 anterior. Como decimos, conduciendo lo que se aprecia es mucha musculatura y, por tanto, mucha fuerza, pero muy bien controlada y educada. El resultado son unas prestaciones muy interesantes. Nuestro Centro Técnico consigna una aceleración de 0 a 100 km/h de 9,6 segundos, lo que, amén de no estar nada mal para un coche de esta envergadura, viene a confirmar la impresión que obtuvimos rodando: el coche es rápido. En carretera se aguantan con facilidad cruceros muy elevados y, por si esto fuera poco, el consumo resulta bastante frugal. Nuestros datos hablan de una media de 7,2 litros a los 100 km/h, una cifra que, si bien no es impresionante para un turbodiesel, parece idónea para un motor que rebasa de largo los 150 CV. Y nos queda hablar de la transmisión. El propulsor, de serie, se gestiona con un cambio de seis relaciones bien escalonadas. Es magnífica la cuarta, una marcha en la que el Signum se mueve en plenitud de facultades, exhibiendo poderosas aceleraciones y lo mejor de su corazón. La quinta y la sexta son muy largas, especialmente esta última, que sirve para ahorrar combustible pero que quizá sea algo excesiva, pues ya la quinta parece suficiente. Lo peor del conjunto de transmisión es la palanca de cambios, de tacto un tanto áspero y lento, que entorpece su manejo.El motor 1.9 CDTI es una evolución del Mutijet de Fiat. Es, por tanto, lo mejor que ha podido sacar General Motors de su alianza con la firma italiana. El bloque de cuatro cilindros lleva 16 válvulas y aquí está la gran diferencia con su gemelo de 120 CV, que sólo lleva 8 válvulas. Además de esta culata, el motor destaca por la presencia de un common rail de segunda generación que responde al esquema de trabajo desarrollado para el sistema Multijet de los coches del grupo Fiat. Es decir, además de inyectar a 1.600 bares de presión, el gestor electrónico es capaz de realizar hasta cinco inyecciones por ciclo del pistón, de tal forma que se quema mejor el combustible, se reducen las emisiones contaminantes y, sobre todo, se atemperan el ruido y las vibraciones.
Junto con los HDI/TDCI que utilizan PSA y Ford, estos motores CDTI son de lo mejor que hay en tecnología turbodiesel. Su potencia está ya por encima de la que ofrece Volkswagen con sus nuevos dos litros y, además, son más suaves y agradables.El Signum, que emplea la misma plataforma que el Vectra, es algo más largo que éste. Concretamente, 13 centímetros más, con lo que se sitúa a caballo entre la berlina y el enorme familiar SW, con quien comparte batalla.Disfrutar de esta plataforma es una verdadera suerte para el Signum, pues es sabido que es uno de los mejores bastidores de la categoría. Con sus dimensiones y este chasis, el Signum se revela como una magnífico rodador, pensado para viajar con todas las comodidades de una berlina de lujo pero, eso sí, sin abandonar el segmento de las berlinas medias y, por tanto, a buen precio.

Asentado sobre este bastidor y calzado, en nuestro caso, con unos llamativos neumáticos 215/55 R 16 y llantas de aleación de 16 pulgadas, el Opel Signum se muestra terriblemente estable. Este comportamiento es también mérito de unas suspensiones muy bien equilibradas, más bien firmes pero capaces de absorber con solvencia cualquier irregularidad. Es una verdadera delicia observar cómo sujetan la voluminosa carrocería al atacar las curvas y cómo, al mismo tiempo, filtran todo aquello que suponga una amenaza para nuestras espaldas. Una dirección directa y precisa pone también su granito de arena en el buen rendimiento dinámico de este Signum. Frenos y ESP, la guinda por eficacia, resistencia y discreción. Así, conjugando todo lo anterior, este modelo resulta intachable en carreteras cómodas y seguro y ágil en las zonas viradas y retorcidas. De hecho, sorprende por el buen juego que es capaz de dar cuando se le exige un talante más deportivo del que ofrece por naturaleza. Forzando la máquina y haciendo un buen uso del cambio, podemos movernos con mucha agilidad y, lo que es mejor, sin que el coche muestre vicio alguno: todo nobleza, solidez y aplomo.