Nissan Primera 2.0 Sport

Si se combina un excelente bastidor con una mecánica relativamente potente y un cambio secuencial de seis velocidades, el disfrute de una conducción deportiva se antoja fácil. Si, además, se trata de una asequible berlina media, el éxito comercial no puede quedar muy lejos.

Nissan Primera 2.0 Sport
Nissan Primera 2.0 Sport

Una de las marcas orientales con mayor experiencia en el mercado europeo es, sin lugar a dudas, Nissan. Concebir, por lo tanto, un automóvil enfocado exclusivamente para los conductores del Viejo Continente no ha supuesto un reto irrealizable para la firma nipona. Y, si bien, el Primera es el primer vehículo salido de la cadena de producción tras la fusión con Renault, éste ha sido desarrollado en su totalidad antes del nacimiento del nuevo gigante mundial. Las mejoras introducidas se aprecian a simple vista en la nueva estética. En el diseño general se observa una línea menos angulosa, en la que destaca un frontal más agresivo que recuerda claramente a su nuevo «primo», el Renault Mégane. Las ópticas delanteras están carenadas con un cristal liso encargado de proteger las lámparas de descarga de Xenón. Tanto las manetas de las puertas como los espejos retrovisores han sido pintados en el mismo color que la carrocería, al igual que los paragolpes. Otro detalle innovador es el sistema de apertura eléctrica del portón trasero, que evita la posibilidad de ser abierto al parar en un semáforo con el vehículo en marcha por «amigos de lo ajeno». El interior de esta versión del último Nissan hace honor a la denominación Sport. Los asientos delanteros son suficientemente envolventes como para sujetar el cuerpo en conducción rápida. La calidad de los materiales empleados es óptima, presentando el salpicadero un acabado imitando al aluminio específico para esta variante. Los relojes del cuadro con el fondo blanco impregnan el interior con cierto aire deportivo. La habitabilidad es prácticamente la misma que la del anterior Primera, permitiendo viajar a cinco personas con suficiente comodidad. Sin lugar a dudas, lo mejor del coche se encuentra en su bastidor; perfectamente tarado y equilibrado, logra un compromiso ideal entre confort y eficacia dinámica. A ello contribuye notablemente la suspensión delantera independiente de paralelogramo deformable —todo un lujo para la categoría—, junto al eje torsional con guiaje multibrazo presente en el tren trasero. El comportamiento es magnífico, siendo posible rodar a velocidades muy elevadas por autopistas y carreteras de primer orden con total seguridad, negociando las curvas con gran precisión, ayudado en parte por los neumáticos de bajo perfil. No en vano, el chasis podría digerir muy probablemente un motor 30 ó 40 CV más potente sin ningún problema. De hecho, el punto de partida era ya muy bueno, ya que su antecesor destacaba brillantemente por la excelente puesta a punto de su bastidor. Quizá, lo único criticable en este sentido es el escaso ángulo de giro de la dirección, que obliga a un excesivo número de maniobras en ciudad. La mecánica alojada en el Nissan no destaca por una apabullante cifra de potencia, aunque, en combinación con el cambio secuencial, se puede aprovechar en su totalidad la caballería existente.Los 140 CV del motor de 2 litros han sido conseguidos tras aumentar en 10 CV la motorización de 1.998 cc y 130 CV que se encontraba por debajo del extinto GT de 150 CV. El incremento se ha logrado adoptando nuevos árboles de levas y rediseñando los colectores. Es posible elevar el régimen de giro del motor con gran facilidad y casi sin apreciarse hasta cerca de la zona roja, invitando a ello la transmisión por variador continuo denominada Hypertronic CVT M-6. Eso sí, el silencio de marcha se ve perturbado por una rumorosidad algo elevada.