Mazda Premacy 2.0 16V DVTD 16V Touring

Dentro del mundo del monovolumen compacto, el Mazda Premacy se quedaba atrás debido a un motor algo escaso en potencia. Ahora, ya puede competir casi en igualdad de condiciones con los líderes del segmento con esta nueva versión de 100 CV.

Mazda Premacy 2.01 16V DVTD 16V Touring
Mazda Premacy 2.01 16V DVTD 16V Touring

Si en la conducción este propulsor potenciado hasta los 100 CV se deja notar más de lo que debería, su conducta no puede decirse que sea comparable a los propulsores de gasóleo de última generación. Cuando hay ya motores como el HDI de Peugeot -un prodigio de suavidad y progresividad- o el mismo dCi de Renault, aparecer con un propulsor como éste, cuya aportación sonora a la vida interior del habitáculo es exagerada, así como su fuerte carácter turbo, es mostrar al público el apreciable retraso que la marca lleva en este campo. Retraso que, luego, no queda compensado a la hora de depositar las pesetas sobre la mesa del vendedor. El motor presenta una sensible falta de respuesta hasta las 2.000 rpm para, a partir de ahí, mostrar una respuesta de cierta contundencia. Esta conducta llega a hacer aparecer problemas de motricidad en situaciones forzadas, con tendencia al patinaje de las ruedas delanteras en fuertes aceleraciones a baja velocidad y marchas cortas en asfaltos de baja adherencia. Esto, que en otros coches podría ser apreciado -sobre todo si tienen un buen puñado de dinero en tuning, cuanto más exagerado, mejor- no tiene mucho sentido en un monovolumen familiar. Un control de tracción o de estabilidad sería la solución más de acuerdo a los tiempos que corren. Una vez en carretera, este 100 CV mueve bastante bien al Premacy, siempre que no dejemos caer la aguja del cuentarrevoluciones por debajo de las 2.000 rpm, naturalmente, a base de manejar el cambio de forma casi similar a si dispusiéramos de un motor de gasolina. Las relaciones de cambio, bien elegidas, no tienen responsabilidad en esta circunstancia, pues la velocidad máxima se obtiene a casi 3.900 rpm, esto es, muy cerca del régimen de potencia máxima. Esta iniciativa no afecta negativamente al consumo, que se revela ajustado para un coche que ya se sitúa en 1,4 toneladas sin el conductor a bordo. Su conducta sobre el asfalto puede calificarse de notable, pese a un constante subviraje que el tren trasero no ha sido responsabilizado de minimizar. La dirección responde mejor que en un Scénic y su conducta puede asimilarse casi a la de un Opel Zafira, uno de los mejores representantes en este segmento. Casi al mismo nivel de su comportamiento se encuentra la capacidad de frenada que, aunque un poquitín inestable en situaciones límite, muestra un excelente vigor y apreciable capacidad de resistencia al trato duro.Con esta entrega, el Premacy plantea una opción más actualizada para que los compradores de un monovolumen compacto se partan aún más la cabeza a la hora de elegir su próxima adquisición. Lástima que un precio demasiado emparejado con sus rivales le deje con menos bazas, dada su tecnología no de última hornada y una comodidad sonora claramente mejorable.