Mazda MX-5

Rápido, eficaz, atractivo y, sobre todo, endiabladamente divertido. La tercera generación del mítico modelo japonés, que mantiene la filosofía del producto original, ha crecido en dimensiones y se ofrece con nuevas mecánicas más potentes, mejores acabados y equipamientos más completos a precios interesantes.

Mazda MX-5
Mazda MX-5
Mantiene el ADN característico del modelo original en su diseño, con las formas voluptuosas de la carrocería y pasos de rueda muy marcados, pero en este caso, las dimensiones son mayores. La distancia entre ejes ha crecido 65 mm, la longitud total, 20 mm; la anchura 40 mm y la altura, otros 20 mm. No son unas dimensiones escandalosas, pero sí han permitido ganar unos milímetros en el interior, que se agradecen, especialmente, si los usuarios son de talla superior a la media. También el maletero ha aumentado su volumen, aunque sólo en seis litros. Esta capacidad es fija y no depende de la situación de la capota, ya que el maletero no se encuentra comunicado con el compartimiento donde queda guardado el techo al plegarse. Pero el secreto de esta ganancia de espacio para la carga no reside en las formas de la nueva carrocería, sino en la supresión de la rueda de repuesto, que ha sido sustituida por el engorroso kit de de reparación de emergencia.Para reducir la entrada de aire cuando se circula con la capota desplegada, se han instalado unas pequeñas ventanillas triangulares de mayores dimensiones que en las ediciones al pie de los montantes del parabrisas delantero.Las nuevas medidas del MX-5 y el aumento de equipamiento en materia de seguridad y confort no viene aparejado a un elevado peso del conjunto. De hecho, sólo se incrementa en 10 kg respecto a la versión precedente, ya que se han empleado nuevos materiales ligeros para el diseño de capó y maletero, suspensiones, etc.Tan importante o más que el peso del conjunto es la rigidez torsional y, según los responsables de la marca, el nuevo MX-5 dispone de un 47 por ciento más de rigidez torsional y un 22 por ciento superior en cuanto a flexión.Como en las generaciones anteriores, está disponible un hard top o techo rígido metálico, por 2.088 euros, que dispone de una gran luna posterior y permite circular como si se tratara de un coupé convencional.Aunque el volante no es regulable en profundidad (sólo en altura y de mayor diámetro que los anteriores), el asiento sí permite un mayor reglaje en distancia y, dada la particular forma de conducción de un modelo de estas características –muy cerca del suelo, con las piernas y brazos muy estirados- esa mayor holgura viene muy bien para entrar y salir del coche cuando se encuentra con la capota puesta.También en este dispositivo se han mejorado los mecanismos de accionamiento para facilitar la operación. Así, aunque sigue siendo su accionamiento manual, sólo es necesario liberar un trinquete central para plegarla, operación que se realiza con facilidad en menos de seis segundos. Para cerrarla, aún menos, aunque esta operación requiere salir del coche para poder efectuarla con facilidad, ya que, desde el interior, la postura resulta muy forzada.Dispone de luna de vidrio con sistema de desempañamiento eléctrico y se pliega en forma de Z a ras del maletero, de forma que no es necesaria una lona adicional para taparla.La terminación interior de la nueva edición ha ganado bastantes enteros respecto al de la anterior generación del modelo. Su diseño es más limpio, dispone de materiales de mayor calidad y ofrece un aspecto muy simple y ordenado. Está inspirado en el del Mazda RX-8 y cuenta con un completo tablero de instrumentos con cinco relojes que informan de la velocidad, régimen del motor, temperatura del mismo, presión del aceite e indicador del nivel de combustible. Su diseño permite una fácil lectura, pues la grafía es muy clara, con la posición de 5.000 rpm del tacómetro en las “doce en punto". Se han colocado diferentes guanteras para depositar objetos, tras los asientos, en la consola central y en el salpicadero, así como un nuevo deflector plegable por detrás de los asientos, que reduce las turbulencias de aire cuando se circula con la capota plegada.Aunque hay mayor sensación de espacio que en la generación anterior, la configuración de motor longitudinal y caja de cambios adosada tras el propulsor “comen" bastante espacio al habitáculo en la zona de las piernas. De hecho, el acompañante no dispone de mucho sitio para los pies y que tiene que desplazarlos ligeramente hacia la derecha para viajar con comodidad.Uno de los aspectos que menos nos ha gustado del interior del MX-5 es el panel de las puertas, al menos en el lado del conductor, pues se ha diseñado un hueco especial para depositar una pequeña botella a la altura de la pierna y resulta incómodo para sujetarse en las curvas a derechas.
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Hace más de dieciséis años que conocimos la primera edición del Mazda MX-5 –denominada con el sobrenombre Miata en el mercado norteamericano-, modelo que abanderó el resurgimiento de los roadsters ligeros (tras la desaparición del MGB, el Triumph Spitfire o el Fiat 124 Spider), del que se han producido unas 725.000 unidades entre las dos ediciones anteriores. Ahora, la tercera generación del emblemático modelo, llega con un planteamiento similar en cuanto a configuración y con los requerimientos propios de un biplaza del Siglo XXI, es decir, más seguridad, comodidad y facilidad de conducción.Mantiene el ADN característico del modelo original en su diseño, con las formas voluptuosas de la carrocería y pasos de rueda muy marcados, pero en este caso, las dimensiones son mayores. La distancia entre ejes ha crecido 65 mm, la longitud total, 20 mm; la anchura 40 mm y la altura, otros 20 mm. No son unas dimensiones escandalosas, pero sí han permitido ganar unos milímetros en el interior, que se agradecen, especialmente, si los usuarios son de talla superior a la media. También el maletero ha aumentado su volumen, aunque sólo en seis litros. Esta capacidad es fija y no depende de la situación de la capota, ya que el maletero no se encuentra comunicado con el compartimiento donde queda guardado el techo al plegarse. Pero el secreto de esta ganancia de espacio para la carga no reside en las formas de la nueva carrocería, sino en la supresión de la rueda de repuesto, que ha sido sustituida por el engorroso kit de de reparación de emergencia.Para reducir la entrada de aire cuando se circula con la capota desplegada, se han instalado unas pequeñas ventanillas triangulares de mayores dimensiones que en las ediciones al pie de los montantes del parabrisas delantero.Las nuevas medidas del MX-5 y el aumento de equipamiento en materia de seguridad y confort no viene aparejado a un elevado peso del conjunto. De hecho, sólo se incrementa en 10 kg respecto a la versión precedente, ya que se han empleado nuevos materiales ligeros para el diseño de capó y maletero, suspensiones, etc.Tan importante o más que el peso del conjunto es la rigidez torsional y, según los responsables de la marca, el nuevo MX-5 dispone de un 47 por ciento más de rigidez torsional y un 22 por ciento superior en cuanto a flexión.Como en las generaciones anteriores, está disponible un hard top o techo rígido metálico, por 2.088 euros, que dispone de una gran luna posterior y permite circular como si se tratara de un coupé convencional.Aunque el volante no es regulable en profundidad (sólo en altura y de mayor diámetro que los anteriores), el asiento sí permite un mayor reglaje en distancia y, dada la particular forma de conducción de un modelo de estas características –muy cerca del suelo, con las piernas y brazos muy estirados- esa mayor holgura viene muy bien para entrar y salir del coche cuando se encuentra con la capota puesta.También en este dispositivo se han mejorado los mecanismos de accionamiento para facilitar la operación. Así, aunque sigue siendo su accionamiento manual, sólo es necesario liberar un trinquete central para plegarla, operación que se realiza con facilidad en menos de seis segundos. Para cerrarla, aún menos, aunque esta operación requiere salir del coche para poder efectuarla con facilidad, ya que, desde el interior, la postura resulta muy forzada.Dispone de luna de vidrio con sistema de desempañamiento eléctrico y se pliega en forma de Z a ras del maletero, de forma que no es necesaria una lona adicional para taparla.La terminación interior de la nueva edición ha ganado bastantes enteros respecto al de la anterior generación del modelo. Su diseño es más limpio, dispone de materiales de mayor calidad y ofrece un aspecto muy simple y ordenado. Está inspirado en el del Mazda RX-8 y cuenta con un completo tablero de instrumentos con cinco relojes que informan de la velocidad, régimen del motor, temperatura del mismo, presión del aceite e indicador del nivel de combustible. Su diseño permite una fácil lectura, pues la grafía es muy clara, con la posición de 5.000 rpm del tacómetro en las “doce en punto". Se han colocado diferentes guanteras para depositar objetos, tras los asientos, en la consola central y en el salpicadero, así como un nuevo deflector plegable por detrás de los asientos, que reduce las turbulencias de aire cuando se circula con la capota plegada.Aunque hay mayor sensación de espacio que en la generación anterior, la configuración de motor longitudinal y caja de cambios adosada tras el propulsor “comen" bastante espacio al habitáculo en la zona de las piernas. De hecho, el acompañante no dispone de mucho sitio para los pies y que tiene que desplazarlos ligeramente hacia la derecha para viajar con comodidad.Uno de los aspectos que menos nos ha gustado del interior del MX-5 es el panel de las puertas, al menos en el lado del conductor, pues se ha diseñado un hueco especial para depositar una pequeña botella a la altura de la pierna y resulta incómodo para sujetarse en las curvas a derechas.
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Hace más de dieciséis años que conocimos la primera edición del Mazda MX-5 –denominada con el sobrenombre Miata en el mercado norteamericano-, modelo que abanderó el resurgimiento de los roadsters ligeros (tras la desaparición del MGB, el Triumph Spitfire o el Fiat 124 Spider), del que se han producido unas 725.000 unidades entre las dos ediciones anteriores. Ahora, la tercera generación del emblemático modelo, llega con un planteamiento similar en cuanto a configuración y con los requerimientos propios de un biplaza del Siglo XXI, es decir, más seguridad, comodidad y facilidad de conducción.Mantiene el ADN característico del modelo original en su diseño, con las formas voluptuosas de la carrocería y pasos de rueda muy marcados, pero en este caso, las dimensiones son mayores. La distancia entre ejes ha crecido 65 mm, la longitud total, 20 mm; la anchura 40 mm y la altura, otros 20 mm. No son unas dimensiones escandalosas, pero sí han permitido ganar unos milímetros en el interior, que se agradecen, especialmente, si los usuarios son de talla superior a la media. También el maletero ha aumentado su volumen, aunque sólo en seis litros. Esta capacidad es fija y no depende de la situación de la capota, ya que el maletero no se encuentra comunicado con el compartimiento donde queda guardado el techo al plegarse. Pero el secreto de esta ganancia de espacio para la carga no reside en las formas de la nueva carrocería, sino en la supresión de la rueda de repuesto, que ha sido sustituida por el engorroso kit de de reparación de emergencia.Para reducir la entrada de aire cuando se circula con la capota desplegada, se han instalado unas pequeñas ventanillas triangulares de mayores dimensiones que en las ediciones al pie de los montantes del parabrisas delantero.Las nuevas medidas del MX-5 y el aumento de equipamiento en materia de seguridad y confort no viene aparejado a un elevado peso del conjunto. De hecho, sólo se incrementa en 10 kg respecto a la versión precedente, ya que se han empleado nuevos materiales ligeros para el diseño de capó y maletero, suspensiones, etc.Tan importante o más que el peso del conjunto es la rigidez torsional y, según los responsables de la marca, el nuevo MX-5 dispone de un 47 por ciento más de rigidez torsional y un 22 por ciento superior en cuanto a flexión.Como en las generaciones anteriores, está disponible un hard top o techo rígido metálico, por 2.088 euros, que dispone de una gran luna posterior y permite circular como si se tratara de un coupé convencional.Aunque el volante no es regulable en profundidad (sólo en altura y de mayor diámetro que los anteriores), el asiento sí permite un mayor reglaje en distancia y, dada la particular forma de conducción de un modelo de estas características –muy cerca del suelo, con las piernas y brazos muy estirados- esa mayor holgura viene muy bien para entrar y salir del coche cuando se encuentra con la capota puesta.También en este dispositivo se han mejorado los mecanismos de accionamiento para facilitar la operación. Así, aunque sigue siendo su accionamiento manual, sólo es necesario liberar un trinquete central para plegarla, operación que se realiza con facilidad en menos de seis segundos. Para cerrarla, aún menos, aunque esta operación requiere salir del coche para poder efectuarla con facilidad, ya que, desde el interior, la postura resulta muy forzada.Dispone de luna de vidrio con sistema de desempañamiento eléctrico y se pliega en forma de Z a ras del maletero, de forma que no es necesaria una lona adicional para taparla.La terminación interior de la nueva edición ha ganado bastantes enteros respecto al de la anterior generación del modelo. Su diseño es más limpio, dispone de materiales de mayor calidad y ofrece un aspecto muy simple y ordenado. Está inspirado en el del Mazda RX-8 y cuenta con un completo tablero de instrumentos con cinco relojes que informan de la velocidad, régimen del motor, temperatura del mismo, presión del aceite e indicador del nivel de combustible. Su diseño permite una fácil lectura, pues la grafía es muy clara, con la posición de 5.000 rpm del tacómetro en las “doce en punto". Se han colocado diferentes guanteras para depositar objetos, tras los asientos, en la consola central y en el salpicadero, así como un nuevo deflector plegable por detrás de los asientos, que reduce las turbulencias de aire cuando se circula con la capota plegada.Aunque hay mayor sensación de espacio que en la generación anterior, la configuración de motor longitudinal y caja de cambios adosada tras el propulsor “comen" bastante espacio al habitáculo en la zona de las piernas. De hecho, el acompañante no dispone de mucho sitio para los pies y que tiene que desplazarlos ligeramente hacia la derecha para viajar con comodidad.Uno de los aspectos que menos nos ha gustado del interior del MX-5 es el panel de las puertas, al menos en el lado del conductor, pues se ha diseñado un hueco especial para depositar una pequeña botella a la altura de la pierna y resulta incómodo para sujetarse en las curvas a derechas.
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Hace más de dieciséis años que conocimos la primera edición del Mazda MX-5 –denominada con el sobrenombre Miata en el mercado norteamericano-, modelo que abanderó el resurgimiento de los roadsters ligeros (tras la desaparición del MGB, el Triumph Spitfire o el Fiat 124 Spider), del que se han producido unas 725.000 unidades entre las dos ediciones anteriores. Ahora, la tercera generación del emblemático modelo, llega con un planteamiento similar en cuanto a configuración y con los requerimientos propios de un biplaza del Siglo XXI, es decir, más seguridad, comodidad y facilidad de conducción.