Lancia promete a los potenciales compradores del Thesis una gran exclusividad y se esfuerza por cumplirlo: pocos conductores pueden presumir de poseer un vehículo con unos acabados más que notables, un habitáculo acogedor y funcional y un comportamiento noble que no está reñido con un nivel de prestaciones aceptable. Sin embargo, ser el dueño de tan prestigiosa “máquina" no es barato; hay que tener en cuenta que nos movemos en el segmento de las berlinas de lujo y cada detalle, por pequeño que sea, se pagará a un precio no asequible para cualquier bolsillo. La versión que nos ocupa (3.0 V6 CAE Emblema, la más alta de la gama) tiene un precio base de 49.100 euros. Cierto es que está más que completamente equipada -pocas cosas pueden añadirse a un coche con cambio automático, regulaciones eléctricas en los asientos, un completo sistema de airbags e, incluso, navegador de serie-, pero, en las esferas en las que va a moverse este automóvil, también será necesario un teléfono, un equipo de sonido firmado por Bose y realizado exclusivamente para este modelo... lo que encarecerá su coste.Poco se preocupará el conductor al que va dirigido este vehículo por el importe de estos “extras", pues el cliente potencial dibujado por la compañía italiana es un alto directivo de empresa que, además de emplear el coche para desplazarse con su familia, también lo utilizará para ser llevado mientras termina algún informe desde las plazas traseras. Este retrato-robot coincide perfectamente con el que surge en nuestra imaginación en cuanto se echa una ojeada al Thesis. No puede negarse que sus medidas impresionan (4,88 m de longitud y 1,83 m de anchura no pueden pasar desapercibidos), mientras que su diseño llama poderosamente la atención gracias a su calandra vertical o a los faros con forma de rombo. Estos elementos dotan al Thesis de un aire “retro" –presente también en un cuadro de mandos completamente analógico-, que contrasta con las formas elegidas para la parte posterior: la tapa del maletero acoge dos finísimos grupos ópticos, formados por una serie de diodos LED, que suponen uno de los elementos más característicos del vehículo.Guste o no, su sobriedad y distinción queda fuera de toda duda y, en cualquier caso, las formas exteriores se nos olvidarán en cuanto pasemos al habitáculo. Éste es amplio, luminoso, cómodo y bien acabado. Según la marca, se ha querido crear un espacio en el que el conductor y sus acompañantes se sintieran como en su propia casa y, tras ponerme al volante, confirmo que la intención se ha conseguido. Cualquier conductor, incluso los de tallas más grandes, estaría a sus anchas en unos asientos que, en mi caso (1,60 m de estatura, menos de 50 kg de peso), parecen butacas de salón. Para aumentar la comodidad -el interior ha sido estudiado por fisiólogos-, el Thesis ofrece la posibilidad de añadir a las regulaciones eléctricas de las banquetas las funciones de ventilación, calefacción, adaptabilidad y masaje. Tras situarnos correctamente, podremos variar (también eléctricamente) la altura y la profundidad del volante y seleccionar una emisora, un CD, un itinerario -o una película, en el caso de haber instalado la televisión- a través de los botones que rodean la pantalla de 7 pulgadas situada en la consola central. Ya estamos listos para emprender el viaje.
Lancia Thesis 3.0 V6 CAE Emblema
No se ven muchos vehículos como el Lancia Thesis, una “rara avis" con la que pocas veces nos encontraremos en la carretera. Precisamente, esta exclusividad es uno de los valores que potencia la marca, capaz de configurar un coche “a la carta" para cada cliente. Si, además, el conductor elige equiparlo con el motor 3.0 V6, se encontrará con un espécimen –casi- único.
